El meandro del r¨ªo que rescataba muertos de la guerra
Buscaban huesos de un edil socialista y han hallado ya cuatro cr¨¢neos m¨¢s con signos violentos. El regreso a las fosas en Galicia apuntala la historia de una orilla que devolv¨ªa en Pontevedra cuerpos de represaliados arrojados al Mi?o en Ourense
A C¨¦sar Alberte Dom¨ªnguez, carpintero y concejal socialista de 52 a?os, lo fueron a sacar a la fuerza de su casa de Oliveira (Arnoia, Ourense) los falangistas en 1936. La familia ya no supo m¨¢s de su paradero. Fue asesinado en el puente del municipio pr¨®ximo de Castrelo de Mi?o y no existe un certificado de defunci¨®n. Simplemente, desapareci¨®, y se abri¨® un procedimiento judicial que no lleg¨® a ninguna parte tras la denuncia que present¨® un t¨ªo suyo.
Pero el enigma sobre el destino de su cad¨¢ver dio se?as de querer despejarse hace 10 a?os, despu¨¦s de que en un encuentro fortuito en un e...
A C¨¦sar Alberte Dom¨ªnguez, carpintero y concejal socialista de 52 a?os, lo fueron a sacar a la fuerza de su casa de Oliveira (Arnoia, Ourense) los falangistas en 1936. La familia ya no supo m¨¢s de su paradero. Fue asesinado en el puente del municipio pr¨®ximo de Castrelo de Mi?o y no existe un certificado de defunci¨®n. Simplemente, desapareci¨®, y se abri¨® un procedimiento judicial que no lleg¨® a ninguna parte tras la denuncia que present¨® un t¨ªo suyo.
Pero el enigma sobre el destino de su cad¨¢ver dio se?as de querer despejarse hace 10 a?os, despu¨¦s de que en un encuentro fortuito en un entierro en la parroquia de Filgueira (Crecente, Pontevedra), el hijo de un antiguo cantero de la zona se acercase a la hija de C¨¦sar Alberte. ¡°Su padre est¨¢ enterrado debajo de estas escaleras¡±, le vino a decir aquel se?or. El hombre le explic¨® que el cantero hab¨ªa encontrado el cad¨¢ver, ya deteriorado, a la orilla del r¨ªo Mi?o, y que entre los varones de la familia lo hab¨ªan subido hasta el camposanto, a unos 400 metros ladera arriba, y le hab¨ªan dado sepultura aprovechando la noche.
El cura del pueblo no hab¨ªa querido saber nada del tema, pero les hab¨ªa dejado hacer. En 2011, un juzgado orden¨® la b¨²squeda en aquel lugar concreto. No obstante, bajo la escalera aparecieron dos enterramientos normales, sin signos de violencia, y las pruebas de ADN confirmaron que ninguno era el del edil represaliado. Con el regreso a las fosas de la guerra (golpe y represi¨®n en Galicia, que no contienda b¨¦lica, desde el primer instante) en el marco del Plan de Memoria Democr¨¢tica del Gobierno central, el equipo Histagra de la Universidad de Santiago empez¨® a buscar de nuevo al socialista las ¨²ltimas semanas. Esta vez junto a una de las fachadas de la iglesia. As¨ª fue como primero ¡ªa la vez que muchos huesos revueltos que pueden proceder de distintos contextos por obras que se llevaron a cabo en este sitio¡ª aparecieron varios cr¨¢neos sueltos. Al menos cuatro de ellos ten¨ªan aparentes se?ales de violencia. M¨¢s tarde, los arque¨®logos que dirige Jos¨¦ Carlos S¨¢nchez Pardo descubrieron un esqueleto entero que les llam¨® la atenci¨®n porque estaba sepultado ¡°en posicion at¨ªpica¡± y con descuido, boca abajo, como si hubiera sido deprisa y a oscuras.
Los estudios antropol¨®gicos que la Xunta de Galicia ha encomendado al forense Fernando Serrulla tratar¨¢n ahora de confirmar si son represaliados de tiempos de la Guerra Civil espa?ola y, al menos en el caso del cuerpo completo, el genetista ?ngel Carracedo cotejar¨¢ el ADN con descendientes de C¨¦sar Alberte. Las calaveras, pertenecientes a ¡°individuos m¨¢s j¨®venes¡± que el concejal asesinado, se hallan ¡°en muy mal estado¡±, explica Serrulla. As¨ª que mientras en una de ellas, durante el trabajo de campo, el antrop¨®logo forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia pudo ver ¡°un disparo claro¡±, el resto tienen que confirmarse en el laboratorio. Aunque al menos tres parecen presentar ¡°estallido craneal¡±, describe, que podr¨ªa deberse a un arma de fuego.
El hallazgo, de cualquier manera, ha dado alas a una vieja sospecha: la de que esta orilla del Mi?o, a su tortuoso paso por Filgueira, se empecinaba en devolver a tierra cad¨¢veres de v¨ªctimas arrojadas r¨ªo arriba. Estos cuerpos, que pod¨ªan llegar con la corriente desde localidades ribere?as de la provincia de Ourense cuando a¨²n no exist¨ªan los grandes pantanos, acababan varando al atravesar los pronunciados meandros (¡°con vueltas de 180 grados¡±, calcula Serrulla) que formaba el cauce casi a los pies de la iglesia y el cementerio parroquial de San Pedro de Filgueira.
Algunos, como en el caso de C¨¦sar Alberte, pudieron ser cargados cuesta arriba para recibir sepultura dentro del camposanto. Otros, sin embargo, se sabe que fueron enterrados en fosas individuales en la misma ribera a medida que fueron hallados. Pero hoy en este preciso lugar est¨¢ el embalse de Freir¨ªa y los difuntos sin nombre, sepultados tambi¨¦n por el agua, ya no pueden ser exhumados.
Calcetines a rayas moradas
En la zona reina el silencio acerca de aquellas pavorosas arribadas de cad¨¢veres en fase de descomposici¨®n. El miedo, primero, y el tiempo, despu¨¦s, parecen haber extirpado esas im¨¢genes de la memoria colectiva. Los datos con los que cuenta el proyecto Nomesevoces.net, por el que el equipo Histagra trata de salvar los recuerdos de los ¨²ltimos testigos de la represi¨®n en Galicia, confirman con papeles la existencia de dos enterramientos al borde del Mi?o. Son dos fosas individuales con sendos cuerpos aparecidos en el r¨ªo en 1936 y 1937.
¡°Seg¨²n el registro civil del Ayuntamiento¡±, recoge el equipo interdisciplinar con base en la Facultad de Historia, ambos difuntos aparecen registrados como ¡°desconocidos¡± pero con una detallada descripci¨®n. ¡°Hombre de unos 40 a?os¡±, dice una de las actas municipales: ¡°La muerte est¨¢ datada un mes antes de su aparici¨®n el 12 de octubre de 1936. Viste chaqueta azul con trabilla en la espalda, pantal¨®n casta?o con rayas de puntos blancos, camisa a rayas azules, calzoncillos blancos, calcetines a rayas moradas¡±. El documento de un a?o despu¨¦s habla de otro individuo m¨¢s joven, con un cad¨¢ver mucho m¨¢s deteriorado: ¡°Hombre de unos 30 a?os. Datada la muerte unos dos meses antes de ser encontrado el 30 de noviembre de 1937. Estado de descomposici¨®n muy avanzado, desaparecidas partes del cuerpo. Solo en el pie derecho ten¨ªa un zapato de cuero negro abrochado con cordones de cuero¡±.
Los investigadores tienen la esperanza de que tras la noticia del hallazgo surjan familias que siguen buscando a sus abuelos desaparecidos en la guerra. Solo as¨ª se podr¨¢ alg¨²n d¨ªa dar nombre a los huesos. ¡°Cuando se abre una fosa, se abren otras muchas cosas¡±, comenta el forense por su experiencia en incontables exhumaciones de represaliados. ¡°El contacto con los agentes sociales es imprescindible¡±, reivindica el catedr¨¢tico de Historia Lourenzo Fern¨¢ndez Prieto, coordinador del equipo que saca adelante en Galicia el Plan Cuatrienal de Memoria Democr¨¢tica: ¡°Hacemos un llamamiento a todas aquellas personas que deseen exhumar, aportar datos o investigar fosas relacionadas con la violencia franquista¡±.
La anterior fosa de la ¨¦poca de la guerra que buscaron este oto?o, sin demasiado ¨¦xito, la primera del plan cuatrienal en Galicia, en Rubi¨¢ns (Vilagarc¨ªa, Pontevedra), sirvi¨®, m¨¢s que para recuperar restos ¨®seos, para sacar a la luz descendientes de las v¨ªctimas. Despu¨¦s de agotadoras semanas de trabajo bald¨ªo en el cementerio en el que fueron enterradas dos mujeres y 16 hombres asesinados en 1936, solo se localizaron tres esqueletos incompletos y a¨²n no se sabe si ser¨¢n algunos de los que buscan. Es probable que los otros enterramientos hayan quedado perdidos bajo hileras de nichos construidos hace 40 a?os. Pero de las siete familias que quer¨ªan recobrar los huesos al principio han pasado a 12 en pocos d¨ªas. La memoria, entre todos, crece por el horizonte.