La vida en suspenso al otro lado de la valla de Ceuta y Melilla
Rabat impulsa nuevos contratos para compensar el cierre, pero miles de personas esperan con ansiedad la reapertura
Los marroqu¨ªes que viven al otro lado de Ceuta y Melilla siguen mirando a la frontera, que permanece cerrada desde marzo de 2020. Cada cierto tiempo corre el rumor de que se va a reabrir. Y a esa esperanza se agarran muchos afectados por el cierre.
Karima Said, empleada de hogar de 39 a?os, residente en Nador, comenz¨® a trabajar en Melilla a los 15 a?os. Ahora est¨¢ en su casa, con su madre anciana y sus dos hermanos, ambos ¡°enfermos de los nervios¡±. ¡°Mi padre est¨¢ muerto, soy yo la que trabajo en la casa. Si no trabajo yo no trabaja nadie¡±, explica. Dice que ya se van a cumplir casi dos a?os con la frontera cerrada y que no aguanta m¨¢s. ¡°Aqu¨ª en Marruecos puedes encontrar trabajo de camarera en una cafeter¨ªa. Pero te pagan unos 40 euros al mes. Y sin seguro ni paro ni nada¡±, se lamenta.
Los llamados trabajadores transfronterizos, como Karima Said, se manifestaron varias veces en octubre de 2020. Incluso viajaron a Rabat para solicitar la reapertura de las fronteras. Chakib Marwan, jefe en Tetu¨¢n de la Uni¨®n Marroqu¨ª de Trabajadores Fronterizos, calcula que hay unos 6.000 empleados transfronterizos marroqu¨ªes repartidos entre Nador y Castillejos, en las zonas aleda?as a Ceuta y Melilla, afectados por el cerrojazo.
Este ha afectado de lleno no solo a los que ten¨ªan contrato en las dos ciudades, sino a quienes viv¨ªan del contrabando, que en Ceuta se conoce como ¡°comercio at¨ªpico¡±. Sobre el n¨²mero de personas que depende directamente de ese negocio no hay ninguna cifra fiable. Pero tal vez sirva de referencia la eclosi¨®n demogr¨¢fica en Castillejos, el pueblo marroqu¨ª m¨¢s cercano a Ceuta, donde la poblaci¨®n ha pasado de 6.000 a 77.000 habitantes en solo dos d¨¦cadas.
El Gobierno marroqu¨ª se propuso acabar con el contrabando con Ceuta en octubre de 2019. Ese mes cerr¨® el paso del Tarajal 2, por donde entraban los productos desde Ceuta. Decenas de comercios en Fnideq, antiguo nombre del pueblo de Castillejos, echaron el cierre. Y miles de porteadores y porteadoras se quedaron en paro. El Gobierno marroqu¨ª tom¨® esa decisi¨®n soberana sin previo aviso a las autoridades espa?olas. Aleg¨® que pretend¨ªa combatir la evasi¨®n de impuestos. Al mismo tiempo, la econom¨ªa de los ¡°presidios ocupados de Ceuta y Melilla¡±, como las llama la prensa marroqu¨ª, se ve¨ªa notablemente perjudicada. Pero la asfixia econ¨®mica se hizo m¨¢s palpable en el lado marroqu¨ª, casi diez veces m¨¢s pobre por renta per c¨¢pita.
Cientos de personas en Fnideq se manifestaron en febrero de 2020 durante cuatro viernes consecutivos, reclamando alternativas al Gobierno. Las autoridades anunciaron la instalaci¨®n de f¨¢bricas, promovieron contratos de trabajo para limpiar las calles y comenzaron a levantar una zona de actividad econ¨®mica, en la entrada de Fnideq, donde se comerciar¨¢ con productos procedentes de la aduana de Tanger-Med. Las manifestaciones cesaron.
El periodista de Fnideq Ahmed Bizuyan asegura que, desde que se cerr¨® la frontera con Ceuta, las autoridades emplearon a 7.000 personas para limpiar las calles, instalaron tres f¨¢bricas de reciclaje de ropa usada, pusieron en marcha una f¨¢brica de procesamiento de gambas donde se prev¨¦ que trabajen 700 personas el primer a?o y mil personas el segundo. Y, adem¨¢s, est¨¢ previsto que dentro de unos meses se inaugure la zona de actividad comercial.
Bizuyan asume que la gente cobra mucho menos de lo que ganaba con el contrabando. ¡°Limpiando las calles ganan unos 180 euros al mes y los que trabajan en las f¨¢bricas ganan 350 euros mensuales. Con el contrabando ganaban entre 50 y 80 euros al mes. Pero al menos est¨¢n trabajando¡±, afirma.
Un porteador de Fnideq, que solicita el anonimato, se?ala: ¡°Es cierto que hay alguna gente trabajando, pero la mayor¨ªa seguimos en paro. Tambi¨¦n es verdad que Ikea va abrir una sucursal en la zona. Pero exigen personal cualificado. Y muchos no lo estamos. La mayor¨ªa deseamos que abran la frontera. Estamos ahogados, sin poder pagar los alquileres, con muchos divorcios¡±.
Una porteadora, que tambi¨¦n oculta su nombre, dice: ¡°Con lo que gan¨¦ porteando me pude comprar una casa de dos pisos. Ruego a dios todos los d¨ªas que abran la frontera. Aunque proh¨ªban el contrabando. Porque un d¨ªa alguien se traer¨¢ dos botes de zumo. Y, poco a poco, volver¨¢ el porteo¡±.
Una activista vaticina, igualmente con la condici¨®n del anonimato: ¡°El d¨ªa en que abran la frontera, todo el mundo va a querer pasar hacia Espa?a. La gente no piensa en ayudar al crecimiento de la regi¨®n en Marruecos, sino en que tienen dos hijos en paro o a la madre enferma y hay que comprar medicamentos¡±.
Varios de los consultados est¨¢n convencidos, en todo caso, de que las autoridades marroqu¨ªes no abrir¨¢n la frontera hasta que Espa?a no cambie su posici¨®n sobre el S¨¢hara.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.