Los 11 siglos del Monasterio de Leyre resisten al fuego
El abad y dos monjes han permanecido en la abad¨ªa navarra a pesar de la cercan¨ªa de un incendio
Ni siquiera el incendio que ha arrasado en las ¨²ltimas horas la sierra de Leyre ha logrado que los moradores del monasterio del mismo nombre abandonen el lugar. Tres de los 22 monjes benedictinos que lo habitan, entre ellos el abad, Juan Manuel Apestegu¨ªa, han permanecido en el lugar a pesar de la amenaza del fuego; el resto fueron trasladados al cercano Castillo de Javier. La abad¨ªa est¨¢ situada a apenas 50 kil¨®metros de la capital navarra, en la Sierra de Leyre, de la que tom...
Ni siquiera el incendio que ha arrasado en las ¨²ltimas horas la sierra de Leyre ha logrado que los moradores del monasterio del mismo nombre abandonen el lugar. Tres de los 22 monjes benedictinos que lo habitan, entre ellos el abad, Juan Manuel Apestegu¨ªa, han permanecido en el lugar a pesar de la amenaza del fuego; el resto fueron trasladados al cercano Castillo de Javier. La abad¨ªa est¨¢ situada a apenas 50 kil¨®metros de la capital navarra, en la Sierra de Leyre, de la que toma su nombre. Es uno de los monumentos m¨¢s importantes de Navarra, data del siglo IX y su historia est¨¢ ligada a la de la Comunidad foral. De hecho, en su interior est¨¢ el pante¨®n de los primeros Reyes de Navarra, donde reposan los restos de 19 personas. El monasterio, uno de los m¨¢s antiguos de Espa?a y de los pocos que sigue habitado casi de continuo, solo dej¨® de tener moradores tras la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal, pero desde su restauraci¨®n, en 1954, siempre ha alojado a monjes.
La situaci¨®n m¨¢s preocupante con el incendio se vivi¨® el mi¨¦rcoles a media tarde, cuando el incendi¨® lleg¨® a estar a solo dos kil¨®metros del conjunto prerrom¨¢nico. La inquietud, explica el abad, se deb¨ªa sobre todo a la presencia de humo y a la existencia de tres monjes delicados de salud y con problemas de movilidad. No tanto a la cercan¨ªa de las llamas y a su posible afecci¨®n a la infraestructura, puesto que detalla el pamplon¨¦s Apestegu¨ªa (59 a?os), ¡°a estos edificios de piedra es dif¨ªcil que les afecte el fuego. As¨ª que riesgo objetivo hab¨ªa poco¡±. M¨¢s si cabe porque se trata de un edificio reconstruido con hormig¨®n en su interior. No obstante, matiza, ¡°hab¨ªa preocupaci¨®n porque nunca sabes si el fuego te puede rodear. Lo poco probable es una cosa y lo imposible es otra¡±. En cualquier caso, cuando los monjes fueron evacuados, ¡°se fueron tranquilos porque el viento estaba cambiando de direcci¨®n. El viento soplaba hacia el otro lado y se notaba en el olfato y en la vista porque ya no hab¨ªa humo¡±.
En el monasterio tienen experiencia con el fuego. Hace algo m¨¢s de tres d¨¦cadas, otro gran incendio lleg¨® hasta el l¨ªmite de la finca en la que se ubica el monumento: ¡°?ramos todos 30 a?os m¨¢s j¨®venes y me acuerdo de que se hizo de noche y nos quedamos los monjes con los bomberos. Entre todos empalmamos las mangueras a los camiones. Uno de los veh¨ªculos se qued¨® a echar agua y los otros dos fueron al pantano a por m¨¢s. Entre veinte monjes, entonces m¨¢s j¨®venes, pod¨ªamos mover las mangueras. A m¨ª me toc¨® estar con la linterna justo con el bombero que echaba el agua a las llamas¡±. En aquella ocasi¨®n, como en esta, todo sali¨® bien: ¡°Gracias a Dios, a las tres de la ma?ana pudimos volver a casa. Estaba todo el frente de la sierra ardiendo, daba mucha pena, pero nos quedamos con la satisfacci¨®n de que pudimos defender el t¨¦rmino que nos hab¨ªan confiado los navarros¡±.
Es la historia de una abad¨ªa que, tambi¨¦n ahora, sigue haciendo historia: el fuego no ha podido con sus muros y tampoco con su tradici¨®n. El Monasterio de Leyre es, junto con el de Silos ¡ªde donde proced¨ªan los monjes que rehabitaron el recinto¡ª los dos ¨²nicos en los que se sigue estudiando y cantando gregoriano. El canto gregoriano es, de hecho, patrimonio cultural de la humanidad y, tal y como defiende Apestegu¨ªa, la base de la m¨²sica actual. De ah¨ª la importancia de mantenerlo.
La comunidad benedictina es m¨¢s joven que otras de alrededor. De los 22 monjes que la componen, cinco son veintea?eros ¡ªel m¨¢s joven tiene 22¡ª y su conocimiento de las nuevas tecnolog¨ªas les est¨¢ ayudando a preservar un trozo del pasado: est¨¢n transcribiendo los manuscritos a ordenador y adapt¨¢ndolos a la actualidad. Una labor ardua, pero que supone, dice el abad, un ¡°reto para ellos¡±. El proyecto es ¡°aut¨®ctono, para casa¡±, pero se sirven de la web para abrirlo al p¨²blico, a quien invitan a participar con ellos en las misas y actos que realizan a diario. Es algo vivo, reivindica, porque todav¨ªa se puede escuchar en directo, en una iglesia del siglo XI y cantado por monjes. Llevan ya cuatro a?os y el objetivo es que lo que terminen editando sea una ¡°expresi¨®n de nuestra cultura¡±. Saben lo que tienen, concluye, por eso ¡°tenemos que cuidarlo y amejorarlo, como decimos los navarros¡±.