S¨¢nchez al ataque, Feij¨®o al ¡®catenaccio¡¯
Tres claves que definir¨¢n el camino de aqu¨ª a las elecciones: el mantenimiento de la mayor¨ªa que sostiene al Gobierno, la reunificaci¨®n electoral de la derecha y un contexto de inflaci¨®n y crisis energ¨¦tica
Se inici¨® este curso pol¨ªtico dejando bastante despejadas las tres claves que definir¨¢n el camino de aqu¨ª al ciclo electoral de los pr¨®ximos meses, y que ya ven¨ªan siendo previsibles desde tiempo atr¨¢s: el mantenimiento de la mayor¨ªa parlamentaria que sostiene al Gobierno, tan precaria como pertinaz; la reunificaci¨®n electoral de la derecha apuntalada desde el centro; y el descenso irrefrenable hacia un contexto econ¨®mico de inflaci¨®n, crisis energ¨¦tica, y posible recesi¨®n.
No es un retrato de trazos fijos, porque presenta aristas volubles, cambiantes y conectadas entre s¨ª, que son las ...
Se inici¨® este curso pol¨ªtico dejando bastante despejadas las tres claves que definir¨¢n el camino de aqu¨ª al ciclo electoral de los pr¨®ximos meses, y que ya ven¨ªan siendo previsibles desde tiempo atr¨¢s: el mantenimiento de la mayor¨ªa parlamentaria que sostiene al Gobierno, tan precaria como pertinaz; la reunificaci¨®n electoral de la derecha apuntalada desde el centro; y el descenso irrefrenable hacia un contexto econ¨®mico de inflaci¨®n, crisis energ¨¦tica, y posible recesi¨®n.
No es un retrato de trazos fijos, porque presenta aristas volubles, cambiantes y conectadas entre s¨ª, que son las que dar¨¢n juego en los pr¨®ximos meses. Por ejemplo, el apoyo al PSOE no sufre un desgaste tan fuerte como sugieren muchos sondeos de urgencia y tertulias. Seg¨²n el CIS, mantiene la misma intenci¨®n de voto directa desde hace un a?o al menos (uno de cada cinco electores), aunque sus votantes menos predispuestos presentan cada vez m¨¢s dudas sobre la situaci¨®n general, y a d¨ªa de hoy muchos de ellos no tienen claro qu¨¦ har¨¢n de aqu¨ª un a?o y medio. Es sobre esa masa de votantes de izquierda indecisos o fatigados sobre la que algunos est¨¢n apostando a que se quedar¨¢n en casa cuando llegue el momento para erigir titulares de cambio de ciclo. Pero es demasiado pronto.
Por el contrario, el apoyo electoral al PP va viento en popa: dobla su intenci¨®n electoral respecto a septiembre de 2021, absorbe ya todo el centroderecha, achica el espacio de Vox, y recupera desmovilizados del centro que no fueron a votar en 2019. Todos ellos parecen buenos mimbres para darle muchas opciones de ser la primera fuerza electoral en unos futuros comicios, pero en absoluto resultan suficientes para deducir una mayor¨ªa parlamentaria que gobierne.
Las mismas cuentas de la lechera se pueden hacer del resto de fuerzas pol¨ªticas relevantes, lo que indica el grado de precauci¨®n que debemos mantener ante la incertidumbre pol¨ªtica en boga. Todas esas cuentas se sostienen, de un modo u otro, sobre c¨®mo se estime cu¨¢nto y c¨®mo va a alterar el empeoramiento de la vida de los ciudadanos en estos pr¨®ximos meses su orientaci¨®n pol¨ªtica. Algunos parecer¨ªan estar esperando un nuevo diciembre del 2011, en el que la crisis econ¨®mica dio el gobierno a Rajoy debido a la desmovilizaci¨®n general de la izquierda. Es el cl¨¢sico argumento de que la suma de paro e inflaci¨®n desangra electoralmente a la socialdemocracia.
Es razonable conjeturar que las malas perspectivas actuales convienen electoralmente a Feij¨®o. Pero no es menos cierto que las posibles soluciones para combatirlas abren un terreno m¨¢s favorable para S¨¢nchez y su Gobierno. Quiz¨¢ sea exagerado hablar de un ¡®momento socialdem¨®crata¡¯ en Europa. Pero, como sugiere Paolo Gerbaudo en Controlare e protegere. Il ritorno dello Stato, 2022, parece que esta nueva crisis va a priorizar en Europa la acci¨®n p¨²blica que preserve la seguridad y la protecci¨®n de los ciudadanos, en detrimento de la austeridad y el s¨¢lvese quien pueda que predominaron en la anterior recesi¨®n.
Por eso, este curso probablemente asistiremos al choque de dos estrategias pol¨ªticas opuestas, personalizadas por Feij¨®o y S¨¢nchez: mientras que el primero pondr¨¢ el ¨¦nfasis en la capacidad de gesti¨®n y reforma como oferta pol¨ªtica, el presidente ofrecer¨¢ a sus votantes inversi¨®n y redistribuci¨®n social de los costes para que nadie se quede atr¨¢s. En realidad, son ret¨®ricas tradicionales, pero que significan una cierta novedad tras m¨¢s de una d¨¦cada en la que nuestros l¨ªderes emergentes prometieron tecnocracia, ruptura antisist¨¦mica o un h¨ªbrido imposible.
Ya hay algunos efectos. En los ¨²ltimos meses, se ha doblado el n¨²mero de espa?oles que prefieren al l¨ªder del PP como presidente (uno de cada cinco). Y han aumentado tambi¨¦n quienes consideran que el Gobierno y sus partidos son el principal problema (uno de cada siete). Pero no es menos cierto que S¨¢nchez parece estar benefici¨¢ndose tambi¨¦n de esa recuperaci¨®n del adversario, ya que a medida que una victoria de Feij¨®o se hace m¨¢s cre¨ªble, tambi¨¦n se refuerza la confianza en el presidente entre la otra mitad que rechaza el retorno del PP. Le ser¨¢ dif¨ªcil al l¨ªder gallego desacreditar la agenda socioecon¨®mica del Gobierno, cuando los vientos europeos soplan en una l¨ªnea similar. Mejor antes que despu¨¦s, Feij¨®o deber¨¢ aportar sus propias respuestas o superar, por el centro, las del ejecutivo. M¨¢s all¨¢, entrar¨¢ en el terreno vedado de Ayuso.