La primavera de incendios que arrasa la no tan verde Asturias
El Principado sufre una oleada de fuegos intencionados y alimentados por calor, vientos y sequ¨ªa poco habituales
C¨®mo olvidar a qu¨¦ hora se desat¨® el infierno. Mi¨¦rcoles, 29 de marzo. Cuatro de la tarde. El incendio que se inici¨® el lunes en el monte cerca de Navelgas (Asturias, 400 habitantes), se reaviv¨® por unas fort¨ªsimas rachas de viento y se expandi¨® hacia Monterizo, con un pu?ado de casas y muchas m¨¢s vacas que personas. Manuel Gayo, de 69 a?os, ve¨ªa llamas por las laderas, arrasando prados y saltando entre ¨¢rboles. Las 72 horas que ¨¦l y su familia pasaron sin dormir y la labor de los bomberos permitieron que el frente no engullera el pueblo. El bosque sucumbi¨®, como miles de hect¨¢reas en la regi¨®...
C¨®mo olvidar a qu¨¦ hora se desat¨® el infierno. Mi¨¦rcoles, 29 de marzo. Cuatro de la tarde. El incendio que se inici¨® el lunes en el monte cerca de Navelgas (Asturias, 400 habitantes), se reaviv¨® por unas fort¨ªsimas rachas de viento y se expandi¨® hacia Monterizo, con un pu?ado de casas y muchas m¨¢s vacas que personas. Manuel Gayo, de 69 a?os, ve¨ªa llamas por las laderas, arrasando prados y saltando entre ¨¢rboles. Las 72 horas que ¨¦l y su familia pasaron sin dormir y la labor de los bomberos permitieron que el frente no engullera el pueblo. El bosque sucumbi¨®, como miles de hect¨¢reas en la regi¨®n a¨²n humeantes. El Principado lleva d¨ªas sufriendo una oleada de cientos de fuegos intencionados. Los pir¨®manos y los incendiarios act¨²an excitados por un calor, unos vientos y una escasez de lluvias absolutamente in¨¦ditos en la primavera asturiana.
Las llamas han castigado con especial sa?a al concejo de Vald¨¦s, cerca de la tur¨ªstica Luarca. El Sistema Europeo de Incendios Forestales estima que en esta comarca se han carbonizado unas 8.000 de las m¨¢s de 20.000 quemadas estos d¨ªas en la regi¨®n. La carretera AS-219 conecta la localidad costera con el interior, normalmente un vergel en esta ¨¦poca del a?o. Ahora es todo negro. Huele a quemado y las cenizas a ambos lados de la carretera se confunden con el asfalto. Los bomberos suspiran: nunca hab¨ªan sufrido tales vientos, que dificultan las labores y limitan el apoyo a¨¦reo. Tambi¨¦n reclaman dispositivos todo el a?o y no solo en verano ante el cambio clim¨¢tico. El trazado repta por la cordillera entre grandes masas negras moteadas por buc¨®licos prados de anuncio de leche. Las vacas pastan, ahora tranquilas, tras horas fren¨¦ticas. Los ganaderos pronto se vieron rodeados, pero se negaron a abandonar Monterizo. No dejar¨ªan atr¨¢s a sus reses, a las que sacaron del establo. Se libraron por suerte. ¡°Es lo que hay, ya pas¨® todo¡, era un fuego loco¡±, comenta Gayo, apenado. ¡°Alg¨²n desalmado¡±, creen, ha iniciado la inmensa mayor¨ªa de las llamas, ¡°terroristas ambientales¡± seg¨²n Adri¨¢n Barb¨®n, presidente de Asturias (PSOE). De momento hay cinco denunciados y 10 investigados.
La consejera de Presidencia, Rita Clambor, competente en materia forestal y de bomberos, explica que los incendiarios prendieron m¨²ltiples focos en apenas unas horas, con centenares de metros de distancia entre ellos. ¡°No son casualidad: demuestran inter¨¦s por encender el monte causando el mayor da?o¡±, sostiene. Varios ganaderos rechazan que otros compa?eros quemen el monte para ganar pastos. Un bombero, hiperactivo estos d¨ªas, recuerda que el fuego lleg¨® hasta Oviedo y pide ¡°no criminalizar a los ganaderos¡±. Ellos admiten ocasionales quemas controladas, pero nada ganan con semejantes desastres: saben cu¨¢ndo, o no, hacerlas. Tambi¨¦n lo saben los pir¨®manos, que aprovechan el calor, la sequedad y el fuerte viento para sembrar fuego, como tambi¨¦n pasa en Cantabria.
El humo brota de suelos y ra¨ªces carbonizados cual pira funeraria de la biodiversidad. Surcar Asturias revela manchones tiznados tanto en la sagrada Covadonga como en la costera Llanes o el urbano Naranco ovetense: nada se salva. La ge¨®grafa de la Universidad de Cantabria Virginia Carracedo, especializada en incendios del norte, evita acusaciones sin investigaciones profundas: ¡°No es posible simplificar lo que ocurre estos d¨ªas o buscar motivaciones o colectivos¡±. Precisa que las quemas se han empleado durante siglos como v¨ªa de ¡°gesti¨®n de pastos¡± en comunidades muy ligadas a la ganader¨ªa, pero la magnitud y caracter¨ªsticas de lo ocurrido invita a no acusar al sector. M¨¢s peso tienen los cambios vinculados a la despoblaci¨®n, especialmente el abandono de la actividad ganadera y el consecuente incremento de vegetaci¨®n no gestionada. ¡°Se han tomado muchas decisiones en despachos urbanos, sin contar con el territorio, que generan conflictos¡±, a?ade Carracedo, reivindicando ¡°mantener a la gente en el campo¡± para conservar un paisaje ¡°en mosaico¡± que ayude a contener incendios futuros.
El escenario lo presenta Jorge Berdasco, de 22 a?os, paseando por una senda cercana al min¨²sculo Coucell¨ªn. ¡°El monte sucio arde mucho, m¨¢s con una sequ¨ªa exagerada¡±, recita este t¨¦cnico en gesti¨®n forestal. La falta de reba?os hambrientos ha dejado al bosque bajo convertido en ¡°combustible¡±. Como dice Paco Fern¨¢ndez en Morterizo: ¡°Las cabras son la mejor desbrozadora¡±. Mismo discurso en Lavadoira, La Mortera, Pola de Allande, Navelgas o Arist¨¦bano: falta gente que atienda los f¨¢cilmente inflamables pinos o eucaliptos, ya no llueve ni nieva como antes, las temperaturas suben y las cat¨¢strofes ambientales agrietan el medio rural.
El bar de Arist¨¦bano, tambi¨¦n hogar de sus propietarios, qued¨® cercado por las llamas. Amador Berdasco, Ana Garc¨ªa y Elvira Berdasco, de 70, 68 y 46 a?os, ya a?oran su entorno: ¡°Antes era verde, verde y ahora es negro, negro¡±. ¡°?Qu¨¦ pasar¨¢ en verano si en abril estamos as¨ª?¡±, preguntan tras el ¡°miedo¡± de ser evacuados. ¡°He visto fuegos como nunca en mi vida¡±, asegura el patriarca. El ¡°buen tiempo¡± atractivo para turistas puede negar un futuro en Asturias a quienes viven del campo. Ellos imploran agua a la Divina Pastora, que tampoco anda para milagros. El fuego no profan¨® su ermita por tierra, rodeada por una tupida hierba, sino por aire: las vigas se quemaron y el tejado colaps¨®. El techo blanco sufre manchas de ceniza y la madera que resguarda la figura muestra los mordiscos del fuego. La virgen se libr¨®: un devoto se la llev¨® por si ni su aura la salvaba del infierno.