El Gobierno se afana en evitar que El Hierro se convierta en una nueva Lampedusa
Tras otra jornada cr¨ªtica, con m¨¢s de 700 llegadas a la isla canaria, las autoridades aceleran al m¨¢ximo los traslados a Tenerife para evitar el colapso. Senegal no acepta la solicitud de Espa?a de devolver a sus nacionales
El Gobierno de Pedro S¨¢nchez quiere evitar a toda costa que El Hierro pueda compararse a Lampedusa, la isla italiana que simboliza el caos y el rechazo (aunque tambi¨¦n la solidaridad) ante el desaf¨ªo de la inmigraci¨®n irregular. La intenci¨®n es doble en unos d¨ªas en los que Espa?a ha ejercido de anfitriona de m¨¢s de 40 mandatarios de toda Europa que ...
El Gobierno de Pedro S¨¢nchez quiere evitar a toda costa que El Hierro pueda compararse a Lampedusa, la isla italiana que simboliza el caos y el rechazo (aunque tambi¨¦n la solidaridad) ante el desaf¨ªo de la inmigraci¨®n irregular. La intenci¨®n es doble en unos d¨ªas en los que Espa?a ha ejercido de anfitriona de m¨¢s de 40 mandatarios de toda Europa que han asistido en Granada a la reuni¨®n de la Comunidad Pol¨ªtica Europea.
Mientras Polonia y Hungr¨ªa han puesto negro sobre blanco c¨®mo el acuerdo de una pol¨ªtica migratoria com¨²n est¨¢ al borde del fracaso, en las proximidades de la peque?a isla se rescataban a m¨¢s 700 personas a bordo de siete cayucos en menos de 24 horas; y m¨¢s de 1.000 en todas las islas. Son unos 1.900 rescates en lo que va de semana y m¨¢s de 4.000 en lo que va de a?o, pero el impacto de tantos desembarcos apenas se nota en la isla. Las autoridades est¨¢n sacando a los reci¨¦n llegados a una velocidad de v¨¦rtigo. Seg¨²n han puesto el pie en el muelle y han estirado las piernas despu¨¦s de un viaje de una semana entumecidos, decenas de ellos se han tenido que subir a un autob¨²s para tomar el ferri que les llevar¨ªa a la isla de Tenerife, mucho m¨¢s preparada para la recepci¨®n de migrantes. Solo este viernes, m¨¢s de 300, entre ellos 20 menores, se han marchado a Tenerife custodiados por dos guardias civiles. El jueves se fue otro grupo casi igual de numeroso en la patrullera de la Guardia Civil R¨ªo Segura. Y as¨ª casi todos los d¨ªas.
La estrategia de descongestionar la isla, de apenas 11.000 vecinos y con una superficie parecida a la del municipio de Vitoria, es evidente, aunque oficialmente no se da demasiada publicidad a la pol¨ªtica de traslados en las islas Canarias. En las circunstancias actuales no hay muchas alternativas a estos recolocamientos expr¨¦s. La intensa llegada de personas desborda, cualquier recurso de acogida, que en El Hierro son limitados y precarios. ¡°Es una cuesti¨®n de equilibrio. Esta isla tiene el tama?o y la infraestructura que tiene. La clave est¨¢ en la fluidez [de las salidas]¡±, explica el director de Emergencias de Cruz Roja, ??igo Vila. Ejemplifica bien estas limitaciones, el hecho de que los autobuses que se usan para transportar migrantes est¨¢n supeditados al horario escolar y solo est¨¢n disponibles cuando los ni?os ya est¨¢n en clase.
La permanencia de los migrantes en El Hierro tambi¨¦n dificulta el trabajo policial, dedicado a identificar a los reci¨¦n llegados y entrevistarlos. Los espacios improvisados (una carpa en un polideportivo y un viejo monasterio) no permiten separar a los supuestos patrones de las embarcaciones, a los que se intenta procesar penalmente, del resto de ocupantes, por lo que los interrogatorios policiales son casi inviables.
La directora de pol¨ªticas migratorias de la consultora Instrategies, Gemma Pinyol, defiende la importancia de la respuesta en situaciones de emergencia como estas. ¡°Convertir un territorio en un punto estanco, vulnerador de derechos, puede servir para intereses poco claros o falsarios que ayudan a reforzar la mirada negativa sobre la inmigraci¨®n¡±, explica. Respecto a El Hierro, Pinyol mantiene que otra manera de gestionar es posible. ¡°Agilizar traslados para evitar cronificar situaciones de vulnerabilidad puede evitar convertir las islas Canarias en Lampedusa y contribuir a desmontar esos discursos tremendistas que se nutren del miedo sin proporcionar soluciones¡±.
El Hierro, el ¨²ltimo pedazo de tierra al que pueden dirigirse las embarcaciones antes de perderse en el Atl¨¢ntico, es, desde el comienzo del verano, un destino prioritario para las decenas de cayucos que est¨¢n saliendo de Senegal. El pa¨ªs vive un grave retroceso democr¨¢tico que desemboc¨® en la ilegalizaci¨®n del principal partido opositor tras los intensos disturbios del mes de junio. Y aunque no es la primera vez que la isla herre?a es punto caliente en la ruta canaria, hay una particularidad en la din¨¢mica que ha marcado las 4.000 llegadas en lo que va de a?o, una cuarta parte de todos los desembarcos en el archipi¨¦lago. Antes los cayucos llegaban a El Hierro por error, por la influencia de vientos y corrientes, pero ahora los patrones de las embarcaciones registran en sus GPS las coordenadas de la isla, seg¨²n han confirmado fuentes policiales. Es una trayectoria que les aleja m¨¢s r¨¢pidamente de la costa y dificulta que patrulleras senegalesas o mauritanas, bastante activas, les intercepten.
Resistencias al retorno forzoso
Las autoridades senegalesas mantienen la colaboraci¨®n con Espa?a en materia de inmigraci¨®n irregular, especialmente en el uso de la informaci¨®n para desmantelar las redes que promueven y se enriquecen las salidas, pero no est¨¢n frenando todas las embarcaciones que parten de sus costas. Hay, adem¨¢s, un elemento clave que est¨¢ afectando uno de los pilares de la pol¨ªtica migratoria del Gobierno y que inquieta a las autoridades espa?olas en un momento en el que el repunte de llegadas a las islas Canarias ya alcanza el 20%: Dakar no est¨¢ aceptando la devoluci¨®n de sus nacionales que no cumplen los requisitos para recibir asilo.
Seg¨²n fuentes conocedoras de las relaciones bilaterales en esta materia, Madrid ha pedido Dakar fletar vuelos para llevar de vuelta a decenas de senegaleses que entraron en territorio espa?ol de forma irregular, pero la petici¨®n se rechaz¨®. No es la primera vez que ocurre. En los ¨²ltimos a?os, Espa?a est¨¢ teniendo muchas dificultades para expulsar a los senegaleses a su pa¨ªs, pero, esta vez, las autoridades del pa¨ªs justificaron su rechazo por las tensiones sociales provocadas por la emigraci¨®n y el aumento de salidas. Es el argumento con el que la Uni¨®n Europea choca constantemente en su intento de aumentar las devoluciones de personas que entran en su territorio de forma irregular.
Senegal, como la mayor¨ªa de los pa¨ªses emisores de emigrantes, suele tener muchas resistencias para aceptar el retorno forzoso de sus ciudadanos. Hay varios motivos. Por un lado, no est¨¢ bien visto por la ciudadan¨ªa que invierte en enviar a sus hijos a la prosperidad de Europa y, por otro, afecta a la propia econom¨ªa nacional, alimentada por las remesas que env¨ªa la di¨¢spora que se asienta en el Viejo Continente. En el caso de Senegal, adem¨¢s, la salida del pa¨ªs de los j¨®venes m¨¢s contestatarios con el Gobierno puede, a ojos de las autoridades, rebajar el estallido social actual. Fuentes gubernamentales, sin embargo, conf¨ªan en que Dakar finalmente acepte no solo uno, sino varios vuelos de retorno.
Tras la llegada de cuatro cayucos a El Hierro (y otros siete a otras islas) la Salvamar Adhara hizo sonar su sirena de niebla pocos minutos despu¨¦s de las seis de la tarde (una hora m¨¢s en la Pen¨ªnsula). ¡°?Calienta que sales!¡±, gritaba un vecino de La Restinga al capit¨¢n de la embarcaci¨®n. En el horizonte, otras 180 personas a bordo de otras dos embarcaciones necesitaban su rescate.