Las varas de medir del comisario Reynders
La carta del alto cargo europeo al Gobierno pidiendo explicaciones sobre la ley de amnist¨ªa en ciernes resulta ins¨®lita
La carta del comisario Didier Reynders al Ejecutivo pidiendo explicaciones sobre la ley de amnist¨ªa en ciernes resulta ins¨®lita. Primero, porque empieza refiri¨¦ndose a la falta de renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial, pidiendo cuentas de ese fallo al Go...
La carta del comisario Didier Reynders al Ejecutivo pidiendo explicaciones sobre la ley de amnist¨ªa en ciernes resulta ins¨®lita. Primero, porque empieza refiri¨¦ndose a la falta de renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial, pidiendo cuentas de ese fallo al Gobierno. Puede hacerlo, claro. Pero no sabemos si se ha dirigido a esa entidad, cuya mayor¨ªa es la que se empecina en bloquear la renovaci¨®n y ceder sus puestos, prolongando su cargo sin base moral (ni seguramente legal) ninguna. Ni tampoco al partido que, seg¨²n le consta al comisario belga, condiciona o determina ese bloqueo institucional.
Segundo, porque alude a unos est¨¢ndares europeos para este tipo de instituciones que no est¨¢n codificados, pues distintos pa¨ªses de la UE las eligen mediante diferentes procedimientos.
Tercero, porque desde acabada la II Guerra Mundial, los hoy Estados miembros de la UE han puesto en marcha, en conjunto, m¨¢s de 50 amnist¨ªas. La ¨²ltima, en Portugal, con motivo de la visita del papa Francisco: ?Es que esa protecci¨®n dispensa lo que en otros casos se percibe como ¡°culpa¡±, la de derramar la gracia sobre delincuentes? Nadie desde la Comisi¨®n ha mostrado ¡°graves preocupaciones¡± por ellas. Tampoco Reynders, quien seguro no desea incurrir en resoluciones asim¨¦tricas o sectarias.
Cuarto, porque en su carta pide informaci¨®n sobre una norma que no ha visto la luz: la Comisi¨®n lo hace, en asuntos presupuestarios, mucho m¨¢s reglados y en los que su competencia es mucho m¨¢s s¨®lida, cuando existen ya proyectos formales, no cuando los Gobiernos todav¨ªa no los han acordado ni mucho menos culminado. Esta intromisi¨®n, reclamando lo que no existe, es pedir la luna. O intentar juzgar intenciones, ese m¨¦todo propio de la Inquisici¨®n, instituci¨®n bastante ajena al Estado de derecho. La impecable cortes¨ªa de Reynders (¡°le agradecer¨ªa si me pudiera proporcionar informaci¨®n detallada¡±, inquiere) ampara, sin embargo, un requerimiento ultra vires, ese tipo de actos que se ejecutan careciendo de la autoridad precisa para realizarlo, pues no se dicta respondiendo a ning¨²n acto jur¨ªdico.
Quinto, porque es cierto que la Comisi¨®n, como el Parlamento o el Consejo, pueden y deben velar por el cumplimiento del Estado de derecho en los Estados miembros. Este es uno de los principios democr¨¢ticos de la Uni¨®n gloriosamente consagrado en el art¨ªculo 2 del Tratado, y su competencia la recoge el art¨ªculo 7. Pero solo cuando haya un ¡°riesgo claro¡± de ¡°violaci¨®n grave¡± del mismo. ?Acaso lo ha habido en alguna de las otras 50 normas de amnist¨ªa? ?Hay precedente alguno de reclamar explicaciones sin siquiera un borrador sobre la mesa? Ser¨ªa deseable que el comisario no se guiase a la hora de detectar esos peligros por el criterio del caduco y corrupto CGPJ, algunos de cuyos miembros cooptan jueces que luego dictaminan en litigios donde intervienen sus antiguos despachos. Ni por el PP de Esteban Gonz¨¢lez Pons, que tanto trata de influirle, pues es alto cargo de un partido que no conden¨® con presteza el acoso a un partido rival, sino d¨ªas despu¨¦s. ?Qu¨¦ transparencia est¨¢ dispuesto a ofrecer ante el Parlamento Europeo sobre quienes difunden insidias contra el Reino de Espa?a?
Y sexto, porque como se dice en espa?ol, en casa de herrero, cuchara de palo. Los comisarios solo deben tener una patria: Europa. Pero Reynders nunca se olvida de proteger las violaciones jur¨ªdicas del Pacto de Estabilidad, del tope al d¨¦ficit y la deuda del Reino de los belgas, por ejemplo, cuando era su ministro de Finanzas y su viceprimer ministro. O sus conculcaciones del Estado de derecho. Un pa¨ªs condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, hasta 2018, por violaci¨®n de los mismos en 615 ocasiones; contra solo 112 veces Espa?a. O cuyos presuntos incumplimientos de la legislaci¨®n comunitaria (elevados al Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea en el quinquenio 2013-2017) que cuadriplican los registrados en Espa?a: 0,05% por mill¨®n de habitantes, contra 0,23% de B¨¦lgica. Y cuyo comportamiento en el asunto de las euro¨®rdenes dictadas por la Justicia espa?ola a quienes ahora se pretende amnistiar, orill¨® la normativa europea y paraliz¨® su aplicaci¨®n. Expedientes todos ellos de los que el hoy comisario tampoco ha destacado proporcionando ¡°informaci¨®n detallada¡±. Quiz¨¢ porque ese conflicto de inter¨¦s no le conviene a su trayectoria pol¨ªtica nacional.