Asturias despide ¡°la pol¨ªtica honesta¡± de su alcalde minero con un homenaje masivo
Miles de asturianos de la cuenca minera despiden al carism¨¢tico sindicalista An¨ªbal V¨¢zquez, fallecido el domingo tras doce a?os al frente de Mieres, un municipio que siempre gobern¨® con mayor¨ªa absoluta
De repente se hizo el silencio. El estruendo de la pol¨ªtica, el ruido de los insultos, los rencores y los agravios dio paso al silencio para despedir a su alcalde. Acaba de morir un hombre bueno y los vecinos de Mieres salieron a recordar con gaitas y aplausos a An¨ªbal V¨¢zquez. Desde el domingo y dura...
De repente se hizo el silencio. El estruendo de la pol¨ªtica, el ruido de los insultos, los rencores y los agravios dio paso al silencio para despedir a su alcalde. Acaba de morir un hombre bueno y los vecinos de Mieres salieron a recordar con gaitas y aplausos a An¨ªbal V¨¢zquez. Desde el domingo y durante tres d¨ªas- ma?ana, tarde y noche- cientos de personas llegadas de toda la cuenca minera pasaron frente al ata¨²d para despedir al viejo sindicalista fallecido de un c¨¢ncer a los 68 a?os. Frente a un ata¨²d cubierto con la bandera republicana, sus amigos y familiares lo desped¨ªan como se hace en los sitios en los que todos se conocen: compartiendo abrazos, an¨¦cdotas y l¨¢grimas durante muchas horas con todos los vecinos que hab¨ªan esperado a la intemperie. Y as¨ª, poco a poco, como resumi¨® su amigo, el periodista Juan Ram¨®n Lucas, la plaza central de Mieres se convirti¨® durante tres d¨ªas en un homenaje a la ¡°pol¨ªtica honesta¡±.
Primero fueron los aplausos. Un homenaje cerrado y sobrio de sus vecinos acompa?aba el ata¨²d en direcci¨®n al coche f¨²nebre. Hab¨ªa gente en la calle, en los balcones, en las escaleras y en el puente. Luego fueron las gaitas que congelaron el ambiente mientras interpretaban Asturias Patria Querida. Y por ¨²ltimo el turullu minero, la sirena que marca cada relevo en el tajo. Dicen que le gustaba este sonido que le recordaba su etapa como picador.
Hijo y padre de minero, An¨ªbal V¨¢zquez naci¨® en 1954 en Ujo, una peque?a aldea cercana a Mieres, y entr¨® en un pozo de carb¨®n por primera vez a los 18 a?os en Abla?a. Era el a?o 1972 y en aquellos a?os el turullu solo significaba dos cosas: hora de entrar a trabajar o el accidente de alg¨²n compa?ero. Se convirti¨® en dirigente sindical de Comisiones Obreras en el Pozo Nicolasa y lleg¨® a ser responsable de seguridad laboral a nivel nacional. En 1986 se uni¨® a Izquierda Unida como militante de un partido que acababa de nacer y tras su prejubilaci¨®n se vincul¨® a Mieres a trav¨¦s de distintas asociaciones culturales. En 2011 gan¨® las elecciones a la alcald¨ªa apartando del poder a un PSOE que hab¨ªa gobernado hasta entonces y ya no se fue jam¨¢s. Hab¨ªa llegado a un consistorio quebrado y de aquella ¨¦poca es su famosa frase ¡°No tenemos un putu duru¡±. La primera decisi¨®n que tom¨® como alcalde fue quitarse el sueldo. Fue el primer gesto de una forma directa, cercana y distinta de hacer pol¨ªtica aprendida en los pozos de carb¨®n. Hablaba de frente y con un tono cercano y cari?oso que sus vecinos le reconocieron una y otra vez en las urnas. Elecci¨®n tras elecci¨®n era revalidado en el cargo con mayor¨ªa absoluta.
Doce a?os despu¨¦s de su llegada al cargo, falleci¨® dejando cuentas saneadas en el consistorio y una inquietud sin resolver: frenar el ¨¦xodo de vecinos. ¡°En el a?o 1972 ten¨ªamos 75.000 habitantes y hoy solo 37.000¡å se lamentaba recientemente. El martes, varias horas antes de su ¨²ltimo adi¨®s, las calles estaban abarrotadas de gente. Unos lloraban, otros hab¨ªan colgado crespones en las ventanas y otros acud¨ªan con sus hijos a despedir a un l¨ªder forjado en la vieja escuela.
Al d¨ªa siguiente de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Mieres redact¨® un texto que todos los partidos, incluido Vox, firmaron por unanimidad: ¡°Perdemos a un gran alcalde, una persona ejemplar, un ciudadano comprometido, tan coherente con sus ideas como respetuoso con quien pensaba diferente. Sab¨ªa que avanzar juntos es la mejor forma de abrir camino¡±, dec¨ªa el texto. La declaraci¨®n conjunta se?alaba que en los ¨²ltimos 12 a?os, V¨¢zquez defendi¨® con orgullo por Espa?a y por Europa ¡°la necesidad de una transici¨®n energ¨¦tica justa y un futuro para las Cuencas Mineras¡¡±.
La vicepresidenta en funciones del Gobierno, Yolanda D¨ªaz, lo describi¨® como un ¡°comunista honesto¡± y el exministro de Consumo, Alberto Garz¨®n, la alcaldesa de Gij¨®n, Carmen Moriy¨®n, Gaspar Llamazares, Enrique Santiago o el portavoz parlamentario del PP, ?lvaro Queipo, se unieron al p¨¦same. Su ¡°amigo¡±, el Presidente del Principado, Adri¨¢n Barb¨®n, despidi¨® a su compa?ero de batallas, al que conoci¨® cuando era alcalde de Llaviana, recordando los muchos viajes juntos como miembros de la Asociaci¨®n de Comarcas Mineras (ACOM) para exigir una reconversi¨®n justa para las regiones sometidas a la descarbonizaci¨®n y, por tanto, al desempleo y la depresi¨®n para los municipios de la cuenca minera. De aquella ¨¦poca, que inclu¨ªa viajar a Bruselas, Barb¨®n record¨®: ¡°Los traductores no pod¨ªan seguirle porque hablaba muy r¨¢pido, pero el mensaje quedaba claro por la vehemencia con la que hablaba¡±.
Cuando el martes por la tarde el ata¨²d avanz¨® escoltado por una guardia de honor, ah¨ª estaban sus familiares, los vecinos, los pol¨ªticos de oposici¨®n, su equipo de gobierno y en la primera fila los hombres rudos curtidos en la mina. Camisas de cuadros, manos anchas, dedos gruesos y l¨¢grimas entre quienes lloraban al camarada que se va. Algunos levantaban el pu?o y otros miraban al cielo. Entre todos ellos, un corpulento jubilado dio un paso adelante cuando pasaba el ata¨²d. ¡°Hasta siempre, compa?eru¡±, dijo, y acarici¨® la caja de madera.