El ej¨¦rcito de los invisibles pide paso
El Congreso va a debatir una propuesta de regularizaci¨®n masiva de los inmigrantes que viven y trabajan sin papeles en Espa?a desde 2021. Un hombre de Mali que lleg¨® en 2004 y una colombiana que lo hizo hace tres a?os relatan su vida de ciudadanos de segunda clase
La tarde del martes 9 de abril, el Congreso debat¨ªa si admit¨ªa o no a tr¨¢mite una Iniciativa legislativa Popular (IPL) encaminada a regularizar masivamente a extranjeros residentes en Espa?a. Esa misma tarde, Amadou, de 40 a?os, nacido en Mal¨ª, llegado en patera a Canarias hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, con m¨¢s tumbos que un feriante y cansado de pelear con la mala suerte, trabajaba en una mudanza en Madrid a tant...
La tarde del martes 9 de abril, el Congreso debat¨ªa si admit¨ªa o no a tr¨¢mite una Iniciativa legislativa Popular (IPL) encaminada a regularizar masivamente a extranjeros residentes en Espa?a. Esa misma tarde, Amadou, de 40 a?os, nacido en Mal¨ª, llegado en patera a Canarias hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, con m¨¢s tumbos que un feriante y cansado de pelear con la mala suerte, trabajaba en una mudanza en Madrid a tanto la hora sin contrato. Amadou no es su verdadero nombre. Teme que salir en este reportaje sin disimulo perjudique a¨²n m¨¢s su condici¨®n, ya de por s¨ª precaria. Tampoco quiere fotos.
Finalmente, el Congreso aprob¨®, con todos los votos a favor, excepto los de Vox, la iniciativa, que as¨ª proseguir¨¢ su viaje parlamentario. Esto no quiere decir que se vaya a producir una regularizaci¨®n autom¨¢tica y masiva de extranjeros, como la que, en 2005, gobernando el socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, sac¨® a la luz a m¨¢s de 580.000 extranjeros que trabajaban en la sombra. Solo implica que la solicitud se va a discutir. Varios partidos pol¨ªticos, entre los que se cuentan el PP y el PSOE, ya han avisado de que incluir¨¢n enmiendas que, muy probablemente, rebajar¨¢n o acotar¨¢n el texto de la propuesta, que, en principio, pretende otorgar documentos a todos aquellos extranjeros que vivan y trabajen en Espa?a desde noviembre de 2021. Con todo, pase lo que pase, la iniciativa ha servido, al menos, para recordar a las m¨¢s de 390.000 personas que, seg¨²n los impulsores de la medida, re¨²nen estas condiciones.
Amadou, hecho a que las cosas no salgan, no conf¨ªa demasiado. Pero dice que qui¨¦n sabe, porque se agarra a lo que sea. Su vida en Espa?a es un m¨¢ster sobre c¨®mo subsistir a salto de mata. Y una sucesi¨®n de malas decisiones, necesidad y delitos burocr¨¢ticos que acaban en callejones sin salida. Trabaj¨® vendiendo ced¨¦s al principio, en 2004, pero pronto se centr¨® en la construcci¨®n. En los tiempos de la burbuja econ¨®mica se sirvi¨® de la documentaci¨®n de un amigo (¡°por la foto no nos reconocen, los negros somos todos parecidos para vosotros¡±) a fin de trabajar ilegalmente en Burgos en una obra. Lo pillaron. Le denunciaron. Le multaron.
Lleg¨® la crisis, volvi¨® a los ced¨¦s, al reparto de publicidad, a vender bolsos, a las mudanzas, a las chapuzas, a la carga y descarga en Mercamadrid, trabaj¨® de cocinero en un restaurante, de limpiador en otro, le denegaron una solicitud de permiso temporal de trabajo debido a que hab¨ªa falsificado su identidad¡ En 2018 volvi¨® a utilizar el carn¨¦ de otro conocido para trabajar en otra obra en Barcelona. ?Con esa identidad vicaria lleg¨® a sacarse el t¨ªtulo de oficial de primera! Pero le volvieron a pillar. Y a denegarle nuevamente el permiso de residencia por arraigo cuando lo solicit¨® por segunda vez.
Se siente atrapado en un bucle absurdo: falsifica papeles porque no tiene papeles y le deniegan los papeles porque ha falsificado los papeles. Asegura que muchos patrones le contratar¨ªan ma?ana si tuviera permiso porque es un buen ferralla (especialista en colocar el necesario armaz¨®n de hierro de las estructuras de hormig¨®n de los edificios) y que con la documentaci¨®n en regla en el bolsillo ganar¨ªa cerca de 2.000 euros al mes y dejar¨ªa las malditas mudanzas y las habitaciones compartidas. Cuenta que su caso est¨¢ en manos de un abogado y que conf¨ªa en que en se resuelva en unos meses y lograr por fin la documentaci¨®n. A la pregunta de d¨®nde ha vivido, encadena como respuesta una retah¨ªla de lugares que es una forma de trazar una biograf¨ªa disparatada: ¡°Delicias, Vallecas Villa, Vallecas Puente, Arcentales, Valdebernardo, Atocha, Entrev¨ªas, Pavones, Villa de Vallecas otra vez, Burgos, Puente de Vallecas otra vez, Barcelona, Moratalaz, Rivas, Rivas Futura¡¡±
Nunca ha alquilado una casa a su nombre. Nunca ha vuelto a Mal¨ª desde que se march¨®. No tiene nada porque no le gusta comprar cosas que luego no sabe d¨®nde dejar. ¡°Solo poseo una bicicleta y una nevera que guardo en el trastero de un amigo¡±, cuenta. Y a?ade que se siente estafado por la vida que eligi¨®, y que si pudiera hablar con el Amadou de los 20 a?os le aconsejar¨ªa que se quedara en Mal¨ª. Fantasea con tener papeles y sacarse otra vez el t¨ªtulo de oficial de primera, en esta ocasi¨®n con su verdadero nombre. ¡°Si tuviera los papeles, eso ser¨ªa f¨¢cil¡±, asegura.
Un informe de marzo de 2022 de la asociaci¨®n Por Causa, especializada en inmigraci¨®n, sosten¨ªa que a finales de 2020 viv¨ªan en Espa?a cerca de 500.000 extranjeros sin papeles. Ese n¨²mero ha ido en aumento desde entonces, seg¨²n el estudio. Que crezca o decrezca esta bolsa laboral se relaciona directamente con el mercado de trabajo. De hecho, en 2013, coincidiendo con la crisis econ¨®mica, era casi inexistente, seg¨²n el citado informe. El estudio arroja los siguientes datos: seis de cada 10 inmigrantes irregulares en la actualidad son mujeres; siete de cada 10 son latinoamericanos; de ?frica procede solo el 11%; el 27% de todo este medio mill¨®n de personas trabaja en el servicio dom¨¦stico, y el 24%, en la hosteler¨ªa.
La vida de Zoraida
Tampoco Zoraida Gaviria, de 49 a?os, colombiana, sigui¨® el debate del Congreso esa tarde de abril en la que, en teor¨ªa, se jugaba parte de su futuro en Espa?a. Zoraida se encontraba trabajando de interna en una casa de Madrid, y se enter¨® de la iniciativa horas m¨¢s tarde, por el telediario. La propuesta le parece bien, pero piensa m¨¢s en los otros (sobre todo en las otras, las mujeres que conoce) que en ella misma. Zoraida, afortunadamente, conf¨ªa en otra soluci¨®n ya encarrilada.
Due?a de un restaurante en Cali, se ahog¨® en deudas y pr¨¦stamos impagados cuando la pandemia vaci¨® las calles de clientes. Amenazaron con desahuciarla. ¡°Y me toc¨® cerrar. Y se puso muy duro en Colombia, con los precios por los aires. No hab¨ªa plata que alcanzase para pagar el arriendo¡±, recuerda. Sus hijos, ya mayores, de 24 y 29 a?os, le aconsejaron que emigrara. En Espa?a conoc¨ªa solo a una persona: la suegra de uno de sus hijos. A las tres de la tarde del 8 de noviembre de 2021 aterriz¨® en Madrid con 1.300 euros prestados que devolvi¨® en cuanto pas¨® el control fronterizo. Se qued¨® con 50.
La ciudad le aterrorizaba por lo grande y por lo desconocida. Se aloj¨® durante un par de meses en la casa de su consuegra. Busc¨® trabajo sin ¨¦xito. Los 50 euros le duraron esos dos meses en los que no gastaba nada que no fuera el precio de los billetes de metro o de autob¨²s. ¡°Ni una botellita de agua. Al final mi consuegra me tuvo que dejar otros 10 euros¡±. Alguien le habl¨® de una monja, la madre Pilar, en una iglesia por Chamart¨ªn, que ayudaba a las inmigrantes latinas. ¡°Hab¨ªa que ir los martes y fui. Hab¨ªa un sorteo y, si te tocaba tu boleta, pues te asignaban un trabajo de interna. Tuve suerte. Me toc¨®. El 26 de enero de 2022 empec¨¦ a trabajar en una casa. Hasta hoy¡±.
La parroquia Nuestra Se?ora del Sagrado Coraz¨®n, supervisada por la incansable madre Pilar, pone en contacto a familias que buscan una trabajadora interna y mujeres latinoamericanas sin papeles residentes en Espa?a. La iglesia vigila las condiciones laborales y exige que, a los tres a?os, como marca la ley, las inmigrantes puedan acogerse a los permisos por arraigo con un contrato hecho por la familia. A Zoraida le quedan unos meses. Describe en una frase expresiva en qu¨¦ consiste no tener papeles: ¡°Somos invisibles¡±. Y lo explica: ¡°No puedes tener una cuenta en el banco, no puedes alquilar una casa, no puedes volver a tu pa¨ªs por miedo a que no te dejen regresar luego. Yo, por ejemplo, no pude hacerlo cuando murieron mis padres¡±. Tampoco pueden andar por la calle sin mirar para atr¨¢s o a los lados: ¡°Yo voy siempre con miedo de que alguien me pare, no voy a muchos sitios por miedo a que est¨¦ la polic¨ªa, no vas a las discotecas a divertirte por miedo a que pase algo y est¨¦s sin papeles. El miedo te impide hacer muchas cosas.¡± Por eso vive doblemente encerrada en la casa donde trabaja: sin posibilidad de buscar otro empleo ¡ªaunque ella asegura que la tratan muy bien¡ª y sin poder salir mucho a la calle por si se topa con un l¨ªo o con la polic¨ªa. ¡°Te tienes que aguantar¡±.
Amadou y Zoraida, cada uno por su lado, aspiran a lo que consigui¨® Daouda Sarr, un senegal¨¦s que lleg¨® a Francia en 2002 con 32 a?os. Pas¨® a Espa?a, recal¨® en Almer¨ªa, se puso a trabajar en los invernaderos de El Ejido y en 2005 se acogi¨® a la regularizaci¨®n masiva del Gobierno de Zapatero. Cuenta que aquello le convirti¨® en otra persona, que su vida fue otra desde aquel d¨ªa. Lo primero que hizo con los papeles en la mano fue, precisamente, dejar de aguantar y pedir una subida de sueldo. En vez de 20 euros al d¨ªa exigi¨® 35. Y se los pagaron. Fue la primera de una sucesi¨®n de peque?as victorias personales que terminar¨¢n, seg¨²n cuenta Darr, el d¨ªa en el que pueda volver a Senegal para trabajar sus propias tierras.