Lea aqu¨ª el discurso ¨ªntegro de Pedro S¨¢nchez
Pedro S¨¢nchez ha anunciado este lunes en una declaraci¨®n institucional que se queda como presidente del Gobierno, tras un periodo de cinco d¨ªas de reflexi¨®n sobre su continuidad en el puesto a ra¨ªz de la ¡°campa?a de acoso¡± contra su esposa, Bego?a G¨®mez, que denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles
Pedro S¨¢nchez ha anunciado este lunes en una declaraci¨®n institucional que se queda como presidente del Gobierno, tras un periodo de cinco d¨ªas de reflexi¨®n sobre su continuidad en el puesto a ra¨ªz de la ¡°campa?a de acoso¡± contra su esposa, Bego?a G¨®mez, que denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles. Este es el discurso ¨ªntegro que ha realizado en la Moncloa este lunes:
¡°Buenas tardes. Como saben, el pasado mi¨¦rcoles escrib¨ª una carta dirigida a toda la ciudadan¨ªa. En ella les plantea...
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Pedro S¨¢nchez ha anunciado este lunes en una declaraci¨®n institucional que se queda como presidente del Gobierno, tras un periodo de cinco d¨ªas de reflexi¨®n sobre su continuidad en el puesto a ra¨ªz de la ¡°campa?a de acoso¡± contra su esposa, Bego?a G¨®mez, que denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles. Este es el discurso ¨ªntegro que ha realizado en la Moncloa este lunes:
¡°Buenas tardes. Como saben, el pasado mi¨¦rcoles escrib¨ª una carta dirigida a toda la ciudadan¨ªa. En ella les planteaba si merec¨ªa la pena soportar el acoso que desde hace diez a?os sufre mi familia a cambio de presidir el Gobierno de Espa?a. Hoy, tras estos d¨ªas de reflexi¨®n, tengo la respuesta clara. Si aceptamos todos como sociedad que la acci¨®n pol¨ªtica permite el ataque indiscriminado a personas inocentes, entonces no merece la pena. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena. Si permitimos que las mentiras m¨¢s groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena. Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno m¨¢s quiere y respeta, y ver c¨®mo se intenta destruir su dignidad sin el m¨¢s m¨ªnimo fundamento.
Tal y como les anunci¨¦, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y s¨¦ que la carta que les envi¨¦ pudo desconcertar, porque no obedece a ning¨²n c¨¢lculo pol¨ªtico. Y es cierto. Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en pol¨ªtica no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quien soy, sino por lo que represento; que duele vivir esta situaci¨®n, que no deseo a nadie. Tambi¨¦n porque sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde solo se nos ense?a y se nos exige mantener la marcha a toda costa. Pero hay veces en que la ¨²nica forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por d¨®nde queremos caminar.
He actuado desde una convicci¨®n clara. O decimos basta o esta degradaci¨®n de la vida p¨²blica determinar¨¢ nuestro futuro conden¨¢ndonos como pa¨ªs. Es cierto que he dado este paso por motivos personales, pero son motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios, porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria y familiar como es la espa?ola. Porque esto no es una cuesti¨®n ideol¨®gica. Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho m¨¢s all¨¢ de las opiniones pol¨ªticas y que nos definen como sociedad. Esto nada tiene que ver con el leg¨ªtimo debate entre opciones pol¨ªticas. Tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate pol¨ªtico, si obligamos a las v¨ªctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla m¨¢s elemental de nuestro Estado de derecho. Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ¨¢mbito dom¨¦stico, teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido. Si, en definitiva, permitimos que la sinraz¨®n se convierta en rutina, la consecuencia ser¨¢ que habremos hecho un da?o irreparable a nuestra democracia.
Exigir resistencia incondicional a los l¨ªderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las v¨ªctimas y no en los agresores. Y confundir libertad de expresi¨®n con libertad de difamaci¨®n es una perversi¨®n democr¨¢tica de desastrosas consecuencias. Por tanto, la pregunta es sencilla: ?queremos esto para Espa?a? Mi mujer y yo sabemos que esta campa?a de descr¨¦dito no parar¨¢. Llevamos diez a?os sufri¨¦ndola. Es grave, pero no es lo m¨¢s relevante. Podemos con ella.
Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es que queremos agradecer de coraz¨®n las muestras de solidaridad y de empat¨ªa que hemos recibido, de todos los ¨¢mbitos sociales. L¨®gicamente, me van a permitir un agradecimiento especial a mi querido Partido Socialista. En todo caso, gracias a esa movilizaci¨®n social que ha influido decisivamente en mi reflexi¨®n y que vuelvo a agradecer, quiero compartir con todos ustedes lo que finalmente he decidido. De ello he informado previamente al jefe del Estado esta misma ma?ana. He decidido seguir y seguir con m¨¢s fuerza, si cabe, al frente de la Presidencia del Gobierno de Espa?a.
Esta decisi¨®n no supone un punto y seguido, es un punto y aparte. Se lo garantizo. Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad, por la regeneraci¨®n pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidaci¨®n de derechos y de libertades. Asumo la decisi¨®n de continuar con m¨¢s fuerza, si cabe, al frente de la Presidencia del Gobierno de Espa?a. Solo hay una manera de revertir esta situaci¨®n: que la mayor¨ªa social, como ha hecho estos cinco d¨ªas, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido com¨²n, poniendo freno a la pol¨ªtica de la verg¨¹enza que llevamos demasiado tiempo sufriendo, porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qu¨¦ tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro pa¨ªs necesita hacer esta reflexi¨®n colectiva. De hecho, durante estos cinco d¨ªas ya hemos comenzado a hacerla.
Una reflexi¨®n colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneraci¨®n, al juego limpio. Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango coloniza impunemente la vida pol¨ªtica, la vida p¨²blica, contaminados de pr¨¢cticas t¨®xicas inimaginables hace apenas unos a?os. Apelo, en consecuencia, a la conciencia colectiva de la sociedad espa?ola. Una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados.
Una sociedad que consigui¨® vencer de manera ejemplar todos los desaf¨ªos democr¨¢ticos que sufri¨®, que super¨® con ¨¦xito una pandemia, que pese al dif¨ªcil contexto geopol¨ªtico que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania, vive un muy buen momento econ¨®mico y respira paz social. Una sociedad que asombr¨® al mundo por su aceptaci¨®n entusiasta de los derechos y las libertades, pasando de ser un pa¨ªs oscuro a un referente internacional de libertades y de democracia, de progreso y de convivencia. Hoy pido a la sociedad espa?ola que volvamos a ser ejemplo, inspiraci¨®n para un mundo convulso y herido. Porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de Espa?a. Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamaci¨®n y la falsedad, el odio y la apelaci¨®n a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad. Mostremos al mundo c¨®mo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la ¨²nica manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democr¨¢tico, m¨¢s all¨¢ de las siglas y de las ideolog¨ªas, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de Espa?a. Gracias¡±.