Salir del influjo del l¨ªder de Mahasandhi: ¡°Nos dec¨ªan, ¡®no pienses que estorba¡±
Dos personas que pertenecieron a la comunidad espiritual investigada en Murcia denuncian a quien fue su maestro en los tribunales por estafa, coacciones psicol¨®gicas y explotaci¨®n laboral
¡°Al principio era amable, un buen t¨ªo, incluso sal¨ªamos a cenar con ¨¦l, pero se fue volviendo m¨¢s exigente cuando nos ten¨ªa dominados¡±. Ana, de 55 a?os, cuenta como pas¨® de consagrarse a la construcci¨®n de una comunidad espiritual en un paraje des¨¦rtico de Abanilla (Murcia, 6.000 habitantes), en la que practicar yoga y ayudar a personas necesitadas, a vivir dominada por el miedo a ser aislada o expulsada. Durante esa etapa, que dur¨® diez a?os y termin¨® hace siete, siente que perdi¨® el juicio. ¡°Viv¨ªas 24-7 para que ¨¦l pudiera t...
¡°Al principio era amable, un buen t¨ªo, incluso sal¨ªamos a cenar con ¨¦l, pero se fue volviendo m¨¢s exigente cuando nos ten¨ªa dominados¡±. Ana, de 55 a?os, cuenta como pas¨® de consagrarse a la construcci¨®n de una comunidad espiritual en un paraje des¨¦rtico de Abanilla (Murcia, 6.000 habitantes), en la que practicar yoga y ayudar a personas necesitadas, a vivir dominada por el miedo a ser aislada o expulsada. Durante esa etapa, que dur¨® diez a?os y termin¨® hace siete, siente que perdi¨® el juicio. ¡°Viv¨ªas 24-7 para que ¨¦l pudiera tener dinero. No s¨¦ c¨®mo lo hizo. Si alguien hablaba de otras cosas, no te interesaba, apagabas la cabeza. Solamente era hablar de ¨¦l, vivir para ¨¦l, qu¨¦ pod¨ªamos mejorar, c¨®mo pod¨ªamos conseguir las cosas¡±, relata. ¡°Si hab¨ªa cosas que no te gustaban, te hac¨ªan ver que estaba en tu mente. Nos dec¨ªan ¡®no pienses que estorba¡¯ o ¡®cuando t¨² piensas, se est¨¢ interrumpiendo la actividad del lama¡±.
Ana (nombre ficticio, como el del resto de afectados que aparecen en este reportaje) perteneci¨® al n¨²cleo m¨¢s rocoso de adeptos de la asociaci¨®n Mahasandhi, una comunidad espiritual liderada por Jos¨¦ Manuel C., de 50 a?os, y congregada en una finca aislada de 10 hect¨¢reas. El gur¨² fue detenido en noviembre tras una investigaci¨®n coordinada por el grupo de sectas destructivas de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional y una jueza de Cieza. El l¨ªder, autodenominado Trascendencia Total y que la prensa ha bautizado como el lama de Murcia, se subi¨® al coche policial con una t¨²nica naranja y una chaqueta azul. En la mano llevaba una pizarra para comunicarse, pues hab¨ªa hecho voto de silencio. Atr¨¢s qued¨® su peque?a comunidad, formada por una decena de seguidores. Esta operaci¨®n ha sido una de las m¨¢s llamativas de los ¨²ltimos tiempos sobre una secta en Espa?a, donde, seg¨²n las estimaciones de Luis Santamar¨ªa, te¨®logo y experto de la red iberoamericana que estudia el avance de estos fen¨®menos, hay 400.000 adeptos a diversos tipos de comunidades espirituales.
En la finca, la Polic¨ªa encontr¨® 180 kilos de mercurio, un metal pesado altamente neurot¨®xico; y cinabrio, un mineral compuesto por mercurio. Seg¨²n los denunciantes, el gur¨² presid¨ªa ceremonias con drogas como peyote y ayahuasca y quer¨ªa elaborar ¡°mercurio purificado¡±, al que atribu¨ªa efectos energizantes y vitalizadores. ¡°En las ceremonias nos pon¨ªan una corona de mercurio en la cabeza, nos colgaba mercurio y ah¨ª se te iba la cabeza del todo¡±, asegura Ana. El mercurio puede da?ar la capacidad de o¨ªr, hablar, ver, caminar, sentir y pensar. Seg¨²n su relato, durante nueve meses particip¨® en trabajos para ¡°purificar¡± ese metal l¨ªquido ¡°filtr¨¢ndolo con mucha agua¡±, con la idea de fabricar una especie de ¡°huevo gigante¡±. ¡°?l quer¨ªa uno muy grande para que la gente quedara atra¨ªda como abejas a la miel o como a zombis. As¨ª lo dec¨ªa ¨¦l¡±. Finalmente, tras enfermar muchos de los participantes, abandonaron el plan. En los registros, la polic¨ªa encontr¨®, adem¨¢s, 19 kilos de marihuana, un rev¨®lver y 90.000 euros.
El l¨ªder de la comunidad qued¨® en libertad provisional en enero. La investigaci¨®n ha encontrado ¡°indicios fundados y claros¡± sobre el delito de medio ambiente y de la fabricaci¨®n sin licencia de productos sanitarios, como elixires. Otros cargos, como el de asociaci¨®n il¨ªcita, dependen de los pr¨®ximos informes. Quedan pendientes pesquisas forenses a las personas que viv¨ªan en la comunidad, toma de declaraciones, o analizar las sustancias intervenidas. El examen de las fosas s¨¦pticas de la zona no ha detectado residuos peligrosos.
Ana y ?scar, otra persona que form¨® parte del n¨²cleo de Jos¨¦ Manuel C., denunciaron lo que ocurr¨ªa dentro de aquel complejo formado por una casa principal y un reguero de casas cueva, adem¨¢s de templos, un albergue, almacenes, b¨²nkeres y un laboratorio. Declarar¨¢n como testigos en los juzgados de Cieza. Pero ellos se sienten v¨ªctimas y no solo testigos. Quieren que se estudie el uso del mercurio y de otras drogas, porque rebajan la capacidad volitiva y cognitiva, explica su letrado, Carlos Bardav¨ªo. ¡°Es un grupo de dominaci¨®n con cierta sutileza y cierto maltrato, donde si no pasabas por las ¨®rdenes te pod¨ªan expulsar de tu propia casa¡±, explica el abogado.
En las ¨²ltimas semanas han presentado una querella contra el l¨ªder del grupo y su persona de confianza por estafa, lesiones f¨ªsicas y ps¨ªquicas, coacciones, amenazas y explotaci¨®n laboral. La jueza no ha querido sumarla a la primera causa y ha pedido que la repartan al juzgado que le corresponda. El penalista Pablo Mart¨ªnez, defensor del l¨ªder de Mahasandhi, cree que hay un ¡°trasfondo empresarial¡± en estas denuncias y lo relaciona con disputas por los negocios del centro, entre ellos una empresa de fabricaci¨®n y venta de elixires.
¡°Es una especie de cortijo andaluz y luego est¨¢ el enjambre de abejitas¡±, describe otra persona que vivi¨® en el centro hace cuatro a?os, y que pide que no se le identifique ni con su g¨¦nero. En esa casa principal resid¨ªa el maestro, su consorte y las dakinis, las mujeres elegidas para atender al maestro. Los miembros de la comunidad trabajaban, asist¨ªan a las ceremonias que les marcaban y exist¨ªa la figura del ¡°renunciante¡±, que se somete a los caprichos del l¨ªder. Asegura que no presenci¨® los supuestos rituales a los que ¡°solo acud¨ªa el n¨²cleo m¨¢s cercano¡± del gur¨², pero que s¨ª le contaron durante su estancia sobre el consumo de drogas. ¡°Todo es cambiante, un d¨ªa la instrucci¨®n puede ser vestir de blanco, otro d¨ªa puede ser raparse¡±, explica esta persona. Destaca la mezcla de ritos de diferentes religiones, ¡°ni budista, ni hinduista¡±, y la ¡°sensaci¨®n de miedo¡± que se respiraba. En otros centros budistas, explica, no hay l¨ªmites para hablar con el maestro o para entrar en su casa. ¡°Aqu¨ª hab¨ªa todos los l¨ªmites¡±, incide.
Ana conoci¨® al l¨ªder espiritual hace unos 17 a?os. Con un grupo de personas, muchos de ellos parejas, form¨® parte del germen de la asociaci¨®n Mahasandhi. Despu¨¦s de un tiempo, comenzaron los retiros, ¡°cada vez m¨¢s intensos¡±, en los que ¡°se dorm¨ªa muy poco¡± y se volvieron m¨¢s exigentes. ¡°Nos propone hacer ceremonias de ayuahuasca y peyote para ver las cosas que no somos capaces de ver por nosotros. Ya empezaba a hacernos sentir inferiores¡±. De ser un amigo cercano, pasaron a no poder tocarlo y a no poder mirarle. ¡°Se fue creando una leyenda, una idea de deidad en torno a s¨ª mismo¡±, explican en la querella. Se cambi¨® el nombre a Trascendencia Total y se les ped¨ªa que se dirigieran a ¨¦l como ¡°maestro¡± o gur¨²¡±. ¡°Cuando aparec¨ªa para dar las ense?anzas, todo el mundo se postraba tres veces, como en el budismo, se le daba trato de lama, si no lo hac¨ªas era mal visto¡±, a?ade el texto.
En la querella aseguran que ambos se sometieron a rituales, como el corte del frenillo de la lengua con un bistur¨ª, o ceremonias en las que beb¨ªan un ¡°n¨¦ctar¡± que les hac¨ªa entrar en trance. ¡°De repente la energ¨ªa la ten¨ªamos exaltada, nos daba taquicardia. Sent¨ªamos mucho amor, mucho gozo y pens¨¢bamos que era por el efecto de su energ¨ªa, de su trabajo, y que, eso lo produce ciertas sustancias como el LSD. Eso lo he entendido hace muy poquito tiempo, investigando¡±, relata Ana.
El maestro les plante¨® que construyeran casas cueva en un terreno de su propiedad y que se las ceder¨ªa durante 25 a?os, aunque se comprometieron a vivir seg¨²n las directrices que les marcara. Ana asegura que lleg¨® a invertir entre 40.000 y 50.000 euros entre una casa cueva y otros gastos, y ?scar, que tambi¨¦n particip¨® en los negocios de la venta de elixires, compr¨® un terreno propio aleda?o, donde hizo su vivienda, y desembols¨® unos 200.000 euros para diferentes fines. Describen una vida en la que las peticiones de dinero eran frecuentes, hasta que lleg¨® el momento en el que ?scar se neg¨® a seguir pagando. ¡°Cuando se plant¨®, lo echaron de su casa porque previamente lo hab¨ªan forzado a poner la escritura a su nombre en una ceremonia extra?a, bajo presi¨®n¡±. El patrimonio del gu¨ªa espiritual aument¨® ¡°en relativamente poco tiempo¡±, seg¨²n los investigadores.
En la actualidad no hay un tipo delictivo definido en el C¨®digo Penal que se pueda aplicar a la sumisi¨®n a la que pueden verse sometidos miembros de sectas. La Asociaci¨®n Red de Prevenci¨®n del Sectarismo y del Abuso de Debilidad (RedUNE) intenta que ¡°la persuasi¨®n coercitiva¡±, una circunstancia que alegan los denunciantes, sea considerada un delito. Los grupos coercitivos, entre ellos las sectas destructivas, se caracterizan por recurrir a estas t¨¦cnicas. El perfil de las v¨ªctimas suele ser el de personas con incertidumbre, que buscan un bienestar personal, una salida profesional inmediata o padecen alguna enfermedad. ¡°La gente piensa que se denuncia f¨¢cilmente, pero hay un miedo importante, como si estuvieran en una mafia¡±, subraya Juantxo Dom¨ªnguez, presidente de RedUNE.
¡°Creo que viendo el v¨ªdeo de c¨®mo ha ido la Polic¨ªa all¨ª a recoger esa cantidad de drogas, de dinero, deber¨ªa haber sido suficiente para que la gente diga ¡®ostras, me han enga?ado¡¯. Pero estamos hablando de un nivel de absorci¨®n mental grande¡±, considera la persona que vivi¨® en el centro. ¡°No se puede banalizar con esto¡±, pide.
¡°Lo abandonamos todo por apoyar el proyecto de este se?or. Esto es una llamada de atenci¨®n para que la gente sepa que a cualquiera nos puede pasar¡±, avisa Ana. En el centro, ha dejado a una de sus hijas. ¡°No puedo echar para atr¨¢s el tiempo, pero s¨ª denunciar para que no le pase a nadie m¨¢s¡±, a?ade.