Un equ¨ªvoco alto el fuego en la arena pol¨ªtica
La tragedia obliga a poner sordina a la confrontaci¨®n, pero el combate subterr¨¢neo no se detiene
Una inusitada calma se respiraba este jueves en el Congreso. Se hab¨ªa reunido la Junta de Portavoces para planificar la pr¨®xima semana, ante la alteraci¨®n que ha producido la tragedia de las inundaciones, y el ambiente era de alto el fuego. No hab¨ªa m¨¢s que escuchar a la gente del Gobierno relatando la actitud constructiva del portavoz popular, Miguel Tellado, cuyo verbo tormentoso ...
Una inusitada calma se respiraba este jueves en el Congreso. Se hab¨ªa reunido la Junta de Portavoces para planificar la pr¨®xima semana, ante la alteraci¨®n que ha producido la tragedia de las inundaciones, y el ambiente era de alto el fuego. No hab¨ªa m¨¢s que escuchar a la gente del Gobierno relatando la actitud constructiva del portavoz popular, Miguel Tellado, cuyo verbo tormentoso no suele aquietarse ni en esas reuniones sin c¨¢maras delante y con un contenido m¨¢s burocr¨¢tico que pol¨ªtico.
Tellado no elev¨® la voz ante la nueva ausencia de Pedro S¨¢nchez en el pleno de la pr¨®xima semana. El presidente se va esta vez a Bak¨² (Azerbay¨¢n) a la cumbre del clima. Ser¨¢ el ministro de Pol¨ªtica Territorial, ?ngel V¨ªctor Torres, quien rinda cuentas ante la C¨¢mara sobre la actuaci¨®n gubernamental. El PP renunci¨® adem¨¢s a llevar a la sesi¨®n de control al Gobierno del pr¨®ximo mi¨¦rcoles siete de sus nueve preguntas previstas. Mientras la situaci¨®n en Valencia no se vaya normalizando, las estridencias sobre el caso ?balos o ??igo Errej¨®n sonar¨ªan fuera de lugar.
Tellado pas¨® luego por la sala de prensa del Congreso ¨Dlos socialistas y sus aliados prefirieron el voto de silencio¨D y por all¨ª asom¨® tambi¨¦n un hombre ins¨®litamente comedido. No tanto como para dejar de acusar al Gobierno de comportarse de ¡°mala fe¡± o de denunciar que la vicepresidenta de Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, est¨¢ ¡°desaparecida¡± porque ¡°le importan m¨¢s sus ambiciones pol¨ªticas en Europa¡± que las v¨ªctimas de las inundaciones. O para renunciar a esas peque?as y cotidianas tergiversaciones, como repetir varias veces que S¨¢nchez dijo ¡°si quieren ayuda, que la pidan¡± -frase que no pronunci¨® el presidente- o hablar del ¡°chantaje¡± del Gobierno por exigir apoyo a los Presupuestos a cambio del plan de auxilio a los damnificados -Junts tambi¨¦n se ha sumado a la teor¨ªa, aunque las ayudas est¨¢n ya en vigor desde el mi¨¦rcoles-. Pese a todo, y a la vista de c¨®mo suelen ser los discursos del portavoz popular, la de este jueves result¨® la jornada m¨¢s apacible que se recuerda desde el inicio de la legislatura.
Pero, por mucho que se haya impuesto el alto el fuego, el olor de la p¨®lvora no se ha evaporado. Y se adivina claramente que las ganas de combate permanecen intactas y que, en cuanto surja la ocasi¨®n, esa apariencia de concordia se esfumar¨¢ y los clarines llamar¨¢n de nuevo a la trinchera. Ya con los micr¨®fonos apagados, en las conversaciones con la prensa en los pasillos, se puede ver a la dirigencia popular intentado convencer de notorias falsedades como que la Aemet retir¨® sus alertas o que anunci¨® que dejar¨ªa de llover a las 6 de la tarde (el que lo hizo no fue otro que el presidente valenciano, Carlos Maz¨®n).
Quien no disimula que su guerra jam¨¢s conoce descanso es Vox. El secretario de su grupo parlamentario, Jos¨¦ Mar¨ªa Figaredo, sosten¨ªa el pasado martes que el Gobierno estaba ocultando ¡°cientos de muertos¡±, siguiendo el bulo de los montones de cad¨¢veres supuestamente alojados en el aparcamiento del centro comercial de Bonaire. Una vez que qued¨® al descubierto la patra?a -Iker Jim¨¦nez ya ha mostrado su satisfacci¨®n porque se equivocasen las fuentes que le hab¨ªan suministrado la macabra primicia-, Figaredo volvi¨® a comparecer en el Congreso. Y en una demostraci¨®n de que la firmeza de Vox es tan rocosa que ni la realidad puede con ella, sigui¨® denunciando que el Gobierno oculta las verdaderas cifras de v¨ªctimas. Para Vox no hay otro culpable que la ¡°gesti¨®n criminal¡± de S¨¢nchez. Sobre Maz¨®n, sin embargo, ni una mala palabra. No vaya a ser que alguien recuerde que fueron sus votos los que lo auparon a la presidencia.