Orrio, el pueblo navarro que lleva 244 a?os dando cuerda al reloj de la iglesia: ¡°Lo hacemos entre 10 familias¡±
Los vecinos de esta peque?a localidad se turnan todos los meses para poner a punto un mecanismo que data del siglo XVIII
¡°Digo yo Miguel Lazaro de Garriz Maestro Relojero Becino de la Ciudad de Pamplona que el dia Beinte y cinco de Nobiembre del a?o Mil Setecientos y Ochenta Puse un Relox Arriba en la torre de la Iglesia Parroquial del lugar de Orrio ayustado con los se?ores Regidores y vecinos de otro lugar por la cantidad de ciento y Diez Ducados¡±. As¨ª comienza el contrato de compraventa del reloj de torre de Orrio, un peque?o pueblo navarro de medio centenar de habitantes que mantiene vivo el sonido de las campanas gracias a la colaboraci¨®n de la...
¡°Digo yo Miguel Lazaro de Garriz Maestro Relojero Becino de la Ciudad de Pamplona que el dia Beinte y cinco de Nobiembre del a?o Mil Setecientos y Ochenta Puse un Relox Arriba en la torre de la Iglesia Parroquial del lugar de Orrio ayustado con los se?ores Regidores y vecinos de otro lugar por la cantidad de ciento y Diez Ducados¡±. As¨ª comienza el contrato de compraventa del reloj de torre de Orrio, un peque?o pueblo navarro de medio centenar de habitantes que mantiene vivo el sonido de las campanas gracias a la colaboraci¨®n de la mayor¨ªa de las familias que, durante el a?o, se turnan para darle cuerda. ¡°Lo hacemos entre 10 familias, 10 casas de las 17 que hay en Orrio¡±, cuenta Maite Mara?¨®n (de Pamplona, 50 a?os), vecina y miembro del Concejo. ¡°En algunas hay gente mayor y no participan, pero pr¨¢cticamente se ha vinculado una persona de cada familia¡±, a?ade.
Mara?¨®n lleg¨® al pueblo hace una d¨¦cada y descubri¨® entonces que sus vecinos daban cuerda regularmente al reloj. Se lo cont¨® a un amigo suyo relojero, que acudi¨® a visitar el mecanismo y constat¨® su antig¨¹edad: ¡°Por una serie de cosas, como el que tuviera una rueda catalina en horizontal, nos dijo que se hab¨ªa construido antes de 1800¡å. En concreto, data de 1780 y ¡°ha estado en funcionamiento sus 244 a?os de existencia¡±. Es el pueblo el que ha logrado que sea ¡°el reloj en funcionamiento m¨¢s antiguo de Navarra¡± y, probablemente, de Espa?a. No tienen documentos que lo prueben, pero, por ahora, nadie ha podido decirles lo contrario.
Para Mara?¨®n, lo m¨¢s importante es que ¡°la gente, durante 244 a?os, haya seguido d¨¢ndole cuerda cuando desde hace d¨¦cadas ya tienen sus propios relojes¡±. Resalta que el proceso es complicado: ¡°Subir a la torre ya es un esfuerzo. Tambi¨¦n hay que levantar unas pesas. Es un coste f¨ªsico importante¡±. Cuando encontraron el contrato de compraventa en una casa del municipio estaban a punto de abandonar la tarea centenaria.
¡°Era una labor m¨¢s ligada a la sacristan¨ªa¡±, cuenta Mara?¨®n. Las familias, por turnos de un a?o, daban cuerda al reloj, limpiaban un poco la iglesia, pon¨ªan flores, y la preparaban para los oficios religiosos. ¡°El cambio de familia se hac¨ªa siempre a finales de noviembre y nadie te sab¨ªa decir por qu¨¦. Cuando estuve transcribiendo los contratos de compraventa, me di cuenta de que la compra del reloj fue un 25 de noviembre de 1780¡å, a?ade.
Con el paso del tiempo, el que los turnos fueran de un a?o empez¨® a hacerse largo y se plantearon otras medidas. La primera es automatizar el mecanismo de alg¨²n modo, pero hace falta una inversi¨®n de unos 8.000 euros, la mitad del presupuesto anual del consistorio. Han pedido ayuda al Gobierno de Navarra, pero no les ha respondido por el momento.
Mientras tanto, las familias se turnan mensualmente para darle cuerda. Para restaurarlo conf¨ªan en Yeregi Elkartea, una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que trabaja recuperando relojes de torre. Su secretario es Xabier Yeregi, descendiente de una larga saga de relojeros. Defiende que es fundamental tener a punto su maquinaria porque el sonido de las campanas ¨Dligadas al mecanismo de los relojes¨D mantiene vivos a los pueblos.
Esta reflexi¨®n es compartida por Mara?¨®n, que narra que el esfuerzo por salvar el mecanismo ha hecho aflorar recuerdos antiguos en la memoria de los m¨¢s mayores. Recuerdos como los de Bernito, de 89 a?os, al que cuando era peque?o un relojero que acudi¨® a repararlo le cont¨® que el reloj ¡°era un ser humano, que ten¨ªa ¨®rganos y que le fallaba el coraz¨®n y el h¨ªgado¡±. Tambi¨¦n han descubierto que hace d¨¦cadas ¡°eran los cr¨ªos de cada familia los que daban cuerda al reloj y, luego, a final de a?o, pasaban por las casas y recib¨ªan un peque?o aguinaldo como premio¡±.
No solo han avivado la memoria en Orrio, tambi¨¦n en el cercano pueblo de Aldaba (55 habitantes). De aqu¨ª son algunos de los fundadores de la Asociaci¨®n Amigos de los Relojes de Torre de Navarra. Aspiran a ¡°proteger, conservar y estudiar el patrimonio relojero¡± de la comunidad foral, indica su portavoz, Josetxo Musquiz. Han comenzado ya a realizar un inventario de los relojes de torre que existen en el territorio y calculan que hay entre 400 y 600: ¡°Muchos de ellos se est¨¢n perdiendo o se han perdido ya y queremos que se conserven¡±. La labor no es sencilla porque se necesita financiaci¨®n, pero tambi¨¦n personal experto, subraya Yeregi. ¡°El riesgo es grande porque estamos jugando con una m¨¢quina patrimonial¡±.
Hasta ahora, en Yeregi Elkartea han recuperado entre 70 y 80 relojes originarios de 1800 a 1850, m¨¢s modernos que el de Orrio. Sus intervenciones tienen una particularidad: est¨¢n lideradas por un experto en restauraci¨®n no invasiva y realizadas ¡°en auzolan¡± (concepto en euskera que se refiere al trabajo vecinal, en grupo). ¡°El concepto de auzolan es importante, pero el de la no invasividad lo es todav¨ªa m¨¢s porque quiere decir que vamos a respetar mec¨¢nicamente la m¨¢quina original¡±, apunta.
Otro Yeregi, Francisco, ¡°el primer constructor de la saga¡±, fue quien mont¨® el reloj que hay en la torre de Aldaba y que data de 1816-17, cuenta Musquiz. Entre varios vecinos decidieron limpiarlo y ponerlo en marcha: ¡°Empez¨® a funcionar muy bien. Daba las horas con asombrosa puntualidad gracias, sobre todo, al esfuerzo de mi hermano que le daba cuerda todos los d¨ªas¡±.
Hac¨ªa un siglo que no se escuchaban las campanas, apunta M¨®nica Prado, vecina y secretaria del Concejo. Ahora tampoco suenan. Uno de los vecinos elev¨® una queja al Arzobispado de Pamplona y Tudela, propietario de la iglesia en cuya torre est¨¢ alojado el reloj, y la instituci¨®n eclesi¨¢stica decidi¨® parar su funcionamiento. El pasado abril, el vecindario escribi¨® a la entidad para tratar de que vuelva a funcionar y ¡°el pueblo se mantenga vivo¡±, narra Prado.
Musquiz a?ade que el caso de Aldaba es ¨²nico. ¡°En siete a?os, los 55 habitantes de derecho de Aldaba hemos puesto m¨¢s de 130.000 euros [casi 2.400 por persona] para restaurar la iglesia. Es un proyecto en el que de momento se han invertido 210.885 euros, entre lo aportado por los vecinos y el Arzobispado, que tambi¨¦n ha puesto una cantidad muy importante [m¨¢s de 80.000 euros]¡±. No se cierran a incorporar elementos para reducir el volumen de las campanas, pero insisten en que tienen que escucharse.