La CUP y los dicasterios vaticanos
Hay partidos que parecen empe?ados en copiar actitudes de opacidad. Sorprende que los anticapitalistas, que se declaran feministas, se gu¨ªen por pautas m¨¢s propias del Vaticano en casos como el de Argentona
Hay organizaciones que se autoproclaman sociedades perfectas. El cardenal Roberto Belarmino fue quien introdujo este concepto en la eclesiolog¨ªa. Santo, jesuita, inquisidor de Giordano Bruno y martillo de la reforma protestante, Belarmino era un aut¨¦ntico aparatchik de la Iglesia cat¨®lica. Con los a?os, la jerarqu¨ªa eclesial contrapuso la expresi¨®n sociedad perfecta a la de sociedad civil o secular. Era su manera de querer evidenciar la superioridad moral de lo sagrado a la laical y pecadora sociedad humana. Cuanto m¨¢s incomprensibles resultaban los derroteros que adoptaba la Iglesia ca...
Hay organizaciones que se autoproclaman sociedades perfectas. El cardenal Roberto Belarmino fue quien introdujo este concepto en la eclesiolog¨ªa. Santo, jesuita, inquisidor de Giordano Bruno y martillo de la reforma protestante, Belarmino era un aut¨¦ntico aparatchik de la Iglesia cat¨®lica. Con los a?os, la jerarqu¨ªa eclesial contrapuso la expresi¨®n sociedad perfecta a la de sociedad civil o secular. Era su manera de querer evidenciar la superioridad moral de lo sagrado a la laical y pecadora sociedad humana. Cuanto m¨¢s incomprensibles resultaban los derroteros que adoptaba la Iglesia cat¨®lica, m¨¢s se apelaba al car¨¢cter de sociedad perfecta que a efectos pr¨¢cticos se revel¨® como una tapadera para amparar todo tipo de delitos y atropellos punibles desde cualquier c¨®digo penal democr¨¢tico.
Aunque el concilio Vaticano II quiso enterrar el concepto, el neoconservadurismo eclesial siempre le insufl¨® vida. En la historia reciente, Juan Pablo II fue uno de los papas que m¨¢s apost¨® por la idea sociedad perfecta. Era la coartada perfecta para no dar explicaciones de actuaciones autoritarias: relegar a un papel secundario y subsidiario a la mujer, castigar a te¨®logos innovadores, condenar la homosexualidad y el divorcio y encubrir a agresores sexuales. En aquellos tiempos gloriosos, congregaciones como los Legionarios de Cristo figuraban en el cuadro de honor de los patrocinadores de esa lucha sin cuartel contra el virus del laicismo. Su fundador, Marcial Maciel, era declarado por Juan Pablo II ¡°gu¨ªa predilecto de la juventud¡± cuando ya se conoc¨ªan perfectamente sus andanzas delictivas. Pero era un gran aportador neto a las arcas del Vaticano. Cosas de las sociedades perfectas, muy parecidas a las autoritarias.
Pues bien, en pleno siglo XXI hay partidos que parecen empe?ados en copiar actitudes de opacidad. Resulta francamente sorprendente que una formaci¨®n que se declara feminista, como la CUP, se gu¨ªe por pautas m¨¢s propias de un ajado dicasterio vaticano, que es como se denominan los departamentos en que se organiza la curia romana. No hay otra manera de explicarse el caso del alcalde de Argentona y ex militante del partido anticapitalista, Eudald Calvo, acusado por una mujer de abuso sexual y por otras dos de ataques machistas. Han tenido que pasar tres meses desde que la CUP suspendiera de militancia a Calvo por uno de estos dos ¨²ltimos casos para que presentara esta misma semana su dimisi¨®n como primer edil de la localidad del Maresme.
La excusa dada por la CUP para esta tardanza es rocambolesca o muy vaticana, seg¨²n preferencias. Al parecer estas ¡°cosas¡± se sustancian en el interior del partido sin llegar a la justicia secular. La primera reacci¨®n oficial del aparato fue decir que el protocolo no contempla la difusi¨®n de estos hechos y que para ello lo deben pactar con la v¨ªctima. Pero tambi¨¦n es verdad que el protocolo asegura que en determinados casos, con el consentimiento de ella, y por impacto medi¨¢tico se puede explicitar. La comisi¨®n nacional feminista de la formaci¨®n investigaba al ya exalcalde desde el verano del a?o pasado. Al no dimitir tras el veredicto por hechos desconocidos, en diciembre fue expulsado del partido, aunque ha continuado tres meses m¨¢s al frente del municipio de Argentona.
Hace un a?o la ex diputada de la formaci¨®n anticapitalista Mireia Boya denunci¨® acoso ps¨ªquico por parte de un compa?ero exasesor del grupo parlamentario. El caso se zanj¨® con los mismos criterios vaticanos: sin conocer la identidad del acusado, que no fue suspendido de militancia, pero s¨ª acept¨® las desconocidas medidas disciplinarias. El caso Boya llev¨® a la dimisi¨®n a tres miembros de la direcci¨®n del partido.
Salvando todas las distancias ¡ªla Iglesia tiene mucha experiencia acumulada en 2.000 a?os de historia¡ª, hay m¨¦todos con sabor a rancio, con tufo a incienso que son impropios del siglo XXI y m¨¢s cuando para un partido que se define feminista. La Iglesia, con una historia milenaria, puede atreverse a encubrir a personajes como el jefe de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, de quien se conoc¨ªa su trayectoria delictiva desde 1943. El pedigr¨ª vaticano hace soportable la fotograf¨ªa felliniana de un Juan Pablo II y un Angelo Sodano, secretario de Estado de la Santa Sede, asistiendo a la fiesta de los sesenta a?os de sacerdocio de Maciel, en 2004. Muchas dignidades eclesi¨¢sticas acompa?ando a un pederasta adicto a la morfina, como si de un personaje can¨®nico de Dashiell Hammett se tratara.
Grandes depredadores sexuales han escapado a la justicia secular gracias a la misericordia de una sociedad perfecta como la Iglesia. Hay que tomar nota y aprender de las derrotas de la humanidad, aunque el agresor sea un aprendiz de los grandes maestros de la delincuencia, sobre todo si pertenece a un partido que afirma ser feminista y que lucha contra el patriarcado. A veces, cuando los objetivos son muy ambiciosos, se pierde de vista que las sociedades democr¨¢ticas, por imperfectas que sean, disponen de mecanismos m¨¢s eficaces y transparentes que un comit¨¦ disciplinario de partido. O un dicasterio vaticano.