La comunidad china se?ala el camino a seguir
Los vecinos de origen chino de Barcelona han sido la avanzadilla: han cerrado negocios y se han recluido
Wei Chen y sus hijas saludan desde la ventana del piso en el que viven en Fort Pienc, el barrio de Barcelona con mayor poblaci¨®n de origen chino. Chen acaba de subir a casa despu¨¦s de bajar a por comida. Con mascarilla, como el 99% de la comunidad en la ciudad. Buena parte de ellos vivieron con tanta angustia la crisis del coronavirus en China y el caos en Italia que se autoimpusieron una cuarentena voluntaria. No entienden c¨®mo ...
Wei Chen y sus hijas saludan desde la ventana del piso en el que viven en Fort Pienc, el barrio de Barcelona con mayor poblaci¨®n de origen chino. Chen acaba de subir a casa despu¨¦s de bajar a por comida. Con mascarilla, como el 99% de la comunidad en la ciudad. Buena parte de ellos vivieron con tanta angustia la crisis del coronavirus en China y el caos en Italia que se autoimpusieron una cuarentena voluntaria. No entienden c¨®mo las autoridades espa?olas han tardado tanto en actuar. O c¨®mo no se ha controlado que las personas confinadas no salieran de casa.
Aseguran que su actitud ha sido espont¨¢nea, que no han recibido ninguna orden del Gobierno chino ni el consulado, aunque algunas familias comunicaron hace d¨ªas que dejaban de llevar a los ni?os a la escuela con una carta id¨¦ntica, pero sin membrete. Preguntada la embajada de Madrid sobre si ha habido alguna consigna, este diario no ha obtenido respuesta.
¡°Nuestras familias lo han pasado muy mal en China, el coronavirus es muy peligroso, porque deja secuelas¡±, explica Chen, cargada con dos bolsas de comida. Lleva confinada desde la semana pasada. El restaurante donde trabaja est¨¢ en el centro y esta semana segu¨ªa abierto, explica. Pero ella le dijo al jefe que se marchaba a casa. Las horas se hacen largas, reconoce: ¡°Estudiamos, miramos la tele y hacemos gimnasia¡±. Otros compatriotas han optado por enviar a los ni?os a China. Ella ve ¡°peligroso estar encerrado en un avi¨®n¡±.
El cierre de negocios regentados por la comunidad china ha sido tan extenso que incluso proveedores como la cervecera Damm lo han notado. Y el departamento de Educaci¨®n ha constatado que familias del colectivo han dejado de llevar a los ni?os a la escuela antes de que la Generalitat cerrara las escuelas. Pero ning¨²n ¨®rgano cuantifica el fen¨®meno.
S¨ª habla de n¨²meros Luis Jiang, desde la caja del supermercado Oh Food de la calle de Al¨ª Bei. ¡°Las ventas han subido m¨¢s de un 50%. Las familias que est¨¢n en casa se llevan arroz, pasta y condimentos¡±, explica. A dos metros tiene un mont¨®n de ejemplares del diario Kan Zhong Guo, que titula: ¡°Italia, el pa¨ªs europeo m¨¢s afectado por el Covid-19¡±.
Despu¨¦s de la experiencia de sus familiares en China, la comunidad barcelonesa ha vivido con atenci¨®n y angustia el caso de Italia, donde viven 300.000 chinos. Lo recuerda el presidente de la Uni¨®n de Asociaciones Chinas de Catalu?a, Lam Chuen Ping. En Barcelona hay 50.000 chinos, 100.000 en Catalu?a y 250.000 en Espa?a, recuenta, y se muestra indignado con las autoridades espa?olas: ¡°El gobierno no ha actuado. Solo dice cu¨¢ntos contagios hay y nada m¨¢s, no explica d¨®nde est¨¢n los enfermos en cuarentena ni controla que la cumplan. No hay control del confinamiento. A nadie le gusta cerrar el negocio, pero es que no hay control¡±, insiste y no entiende que no se prohibieran manifestaciones el 8M. Tambi¨¦n lamenta la reacci¨®n de algunos clientes que en el pico de la crisis de Wuhan dejaron de acudir a los negocios chinos.
Pero igual que entre el colectivo hay voces cr¨ªticas con las autoridades espa?olas, tambi¨¦n hay vecinos de origen chino que cuestionan la actitud de sus compatriotas y su ¡°falta de integraci¨®n¡±. Las hermanas Zhao ¡ªel nombre es falso, no quieren dar el suyo¡ª llegaron de beb¨¦s a Barcelona, est¨¢n en la treintena, han estudiado en universidades catalanas y se consideran ¡°muy integradas¡±. ¡°La reacci¨®n nos ha sorprendido, en China el virus se vivi¨® con mucho p¨¢nico y piensan que en Espa?a no se est¨¢ actuando correctamente. Se informan por redes sociales como WeChat [el Whatsapp chino], est¨¢n en grupos de centenares de personas y ven la tele china. No tienen cultura de contrastar la informaci¨®n, solo hablan de esto y la bola se ha hecho enorme¡±, aseguran. ¡°El sentimiento nacionalista y de pertenencia a la comunidad es enorme, solo conocen un modelo de gesti¨®n p¨²blica y no entienden la de aqu¨ª. La cuarentena es voluntaria, lo han decidido por lo que consideraban inacci¨®n del gobierno¡±, aseguran. Ellas han seguido haciendo vida normal y llevando a los ni?os al colegio.
Y mientras hay una cifra indeterminada de bares y comercios cerrados, otras familias han seguido levantando la persiana. Pero por poco tiempo, coinciden. Como Xufen Ye y su marido, al frente del Bar Roca, en la Sagrada Familia. ¡°Cerraremos la semana que viene, la familia est¨¢ muy preocupada, el coronavirus es grave y deja secuelas en los pulmones¡±. No han cerrado porque tienen tres hijas a las que sacar adelante. El padre echa de menos medidas dr¨¢sticas como las de las autoridades de Wuhan: ¡°La gente tiene un c¨®digo en el m¨®vil en funci¨®n de su estado de salud: verde, amarillo o rojo. Y la polic¨ªa lo utiliza para permitir o no viajar en el transporte p¨²blico¡±.
Joan Liu, propietario de Can Liu, en el barrio del Bes¨°s, lanza reproches: ¡°Os lo tom¨¢is poco en serio, en China se cerr¨® absolutamente todo y solo una persona de cada familia sal¨ªa a la calle para comprar comida¡±. ?l cerr¨® el restaurante cinco semanas en enero (tres viaj¨® por A?o Nuevo y dos se encerr¨® en casa por si acaso hab¨ªa enfermado). Ahora volver¨¢ a cerrar.
¡°Si por china te dicen cosas, imag¨ªnate con mascarilla¡±
Ylei tiene 14 a?os y lleva unos meses pas¨¢ndolo regular en el instituto. No se queja. Se la ve resignada, esperando que pase el chaparr¨®n. Desde la crisis de Wuhan aguanta que algunos de sus compa?eros le llamen ¡°coronavirus¡± y le pongan canciones alusivas a la enfermedad. El tema no ha pasado de aqu¨ª. Pero algunos d¨ªas, si se ponen muy pesados, a la hora del recreo evita bajar al patio y opta por la biblioteca.
Actitudes como las que relata llevaron hace unas semanas al colectivo Catarsia, de j¨®venes de origen asi¨¢tico, a denunciarlo con una performance en Arc de Triomf, en el centro de Barcelona, al grito de ¡°no soy un virus¡±.
Ylei explica que, tras la experiencia vivida en la distancia, a trav¨¦s de sus familiares de China, acudir¨ªa al instituto con mascarilla. Pero se le quitaron las ganas el ¨²nico d¨ªa que lo hizo. Por las burlas que la protecci¨®n levant¨® por parte de algunos. ¡°Si por ser china ya te dicen cosas, imag¨ªnate con mascarilla¡±, suspira.