Epidemia y soberan¨ªa
Quim Torra y su gobierno secesionista se han orientado desde el primer d¨ªa a la cr¨ªtica del ejecutivo espa?ol y a una celosa disputa de todas y cada una de sus decisiones
Cuando se declara la epidemia se necesitan medidas excepcionales. La cuesti¨®n de la soberan¨ªa, aunque no sea objeto de discusi¨®n p¨²blica, se plantea abiertamente. Carl Schmitt, el jurista del decisionismo y de la polarizaci¨®n pol¨ªtica ¨Chay que designar un enemigo para marcar n¨ªtidamente la separaci¨®n entre el nosotros y los vosotros¨C, lo formul¨® con precisi¨®n: es soberano quien decreta el estado de excepci¨®n.
Corresponde pues a la l¨®gica soberanista la cr¨ªtica de los gobiernos vasco y catal¨¢n en la aplicaci¨®n del art¨ªculo...
Cuando se declara la epidemia se necesitan medidas excepcionales. La cuesti¨®n de la soberan¨ªa, aunque no sea objeto de discusi¨®n p¨²blica, se plantea abiertamente. Carl Schmitt, el jurista del decisionismo y de la polarizaci¨®n pol¨ªtica ¨Chay que designar un enemigo para marcar n¨ªtidamente la separaci¨®n entre el nosotros y los vosotros¨C, lo formul¨® con precisi¨®n: es soberano quien decreta el estado de excepci¨®n.
Corresponde pues a la l¨®gica soberanista la cr¨ªtica de los gobiernos vasco y catal¨¢n en la aplicaci¨®n del art¨ªculo 116 de la Constituci¨®n. La suspensi¨®n de competencias, la creaci¨®n de un mando ¨²nico y la centralizaci¨®n de las decisiones no s¨®lo constituyen acciones leg¨ªtimas y constitucionales sino que son la ¨²nica forma con un m¨ªnimo de garant¨ªas de eficacia de luchar contra el virus. No hay otra forma. Oponerse en circunstancias tan graves y excepcionales es una actitud irresponsable y obstaculizadora de la lucha de toda la sociedad contra la epidemia.
El nacionalismo m¨¢s responsable, como es el caso del gobierno vasco, se ha limitado a dejar constancia de su oposici¨®n formal, pero a continuaci¨®n ha apoyado las medidas del Gobierno. No es el caso de Quim Torra y de su gobierno secesionista, orientado desde el primer d¨ªa a la cr¨ªtica del ejecutivo espa?ol y a una celosa disputa de todas y cada una de sus decisiones.
Hay en esta actitud una disposici¨®n t¨¢ctica, de cara a endosar los fracasos al Gobierno central y reservarse como logros propios los buenos resultados que se puedan conseguir. Pero hay tambi¨¦n una estrategia de plantear el combate contra el virus como un ejercicio de disputa de la autoridad, de la competencia e incluso de la soberan¨ªa entre los dos ejecutivos. El de Pedro S¨¢nchez, presentado despectivamente como 'el Gobierno de Espa?a', en castellano siempre, y el gobierno en catal¨¢n, catal¨¢n por antonomasia y por lo tanto el ¨²nico al que deben obedecer los catalanes.
Todo el aparato de comunicaci¨®n p¨²blica, que en el caso del gobierno nacionalista incluye la programaci¨®n entera de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, se ha puesto a disposici¨®n de esta pol¨ªtica de explotaci¨®n del estado de alarma. Cualquier decisi¨®n ajena, espa?ola, permite y obliga a una respuesta secesionista, que comienza con las intervenciones y conferencias de prensa del presidente y de los consejeros y acaba con el batall¨®n de los tertulianos y columnistas desplegados en los medios.
Este guion permite cuantas tergiversaciones convengan, por delirantes que puedan parecer. La primera, sobre la aplicaci¨®n del art¨ªculo 116 del estado de alarma, presentado como un nuevo 155, sin utilidad para combatir la epidemia y con el ¨²nico prop¨®sito de recortar el autogobierno y contribuir a la recentralizaci¨®n. Despu¨¦s, la cr¨ªtica al uso del color amarillo en la publicidad oficial, denunciado como una expl¨ªcita identificaci¨®n entre la epidemia y la independencia. Y el esc¨¢ndalo ante las llamadas a la unidad civil de los ciudadanos confinados contra el virus, identificadas seg¨²n esta mentalidad como apolog¨ªas de la unidad de Espa?a.
Torra sabe que en situaciones de emergencia la gran mayor¨ªa de ciudadanos tiene tendencia a cobijarse bajo la autoridad del Gobierno. Es una reacci¨®n patri¨®tica, propia de las situaciones de guerra, cuando hay que dejar de lado las diferencias para concentrarse en eliminar la enfermedad. La hora de la cr¨ªtica deber¨¢ llegar m¨¢s tarde, despu¨¦s de haberla vencido. Tambi¨¦n la hora de pasar cuentas en las urnas. As¨ª lo han visto Urkullu y Arrimadas, pero no Torra, ni Casado y Abascal. Cada uno de ellos quiere que se produzca lo que en Estados Unidos llaman ¡®rally round the flag¡¯ (reunirse en torno a la bandera), pero quieren ser ellos quienes la levanten y quieren tambi¨¦n que sea exclusivamente la suya, Torra s¨®lo la catalana, Casado y Abascal s¨®lo la espa?ola.
El aglutinante sem¨¢ntico que ha encontrado Torra para su disputa soberanista es la consigna del 'confinamiento total', eufemismo del control del territorio catal¨¢n por parte de la Generalitat, una vez aislado totalmente del resto del mundo. No tiene mucho que ver con el confinamiento de la poblaci¨®n, que ya se ha producido en un grado muy elevado, sino con el cierre de los aeropuertos, puertos y fronteras. Tampoco tiene que ver, aunque Torra lo disimule, con la paralizaci¨®n de los sectores productivos sin vinculaci¨®n directa con la lucha contra el virus, como ha quedado probado con la continuaci¨®n de todas las obras de construcci¨®n que ten¨ªa contratadas el gobierno de la Generalitat.
Acompa?an estas medidas el prurito de apariencia antimilitarista exhibido por el gobierno secesionista. No s¨®lo quiere el aislamiento de Catalu?a, sino que no quiere la presencia ni del ej¨¦rcito ni de las fuerzas de orden p¨²blico espa?olas. Todos los pa¨ªses europeos cuentan con las fuerzas armadas para las tareas excepcionales que exigen la epidemia, pero el secesionismo lo quiere aprovechar para expulsar las fuerzas armadas y de orden p¨²blico espa?olas de Catalu?a. El 'confinamiento total' es la independencia de hecho, obtenida gracias al virus.
El ¨²ltimo escal¨®n en el delirio irresponsable del secesionismo orienta todas estas cr¨ªticas en una direcci¨®n siniestra e indigna, s¨®lo compartida por fuerzas pol¨ªticas xen¨®fobas y racistas del nacional populismo de todo el mundo. Se trata de atribuir el balance de muerte y de pobreza que nos espera a la acci¨®n y la responsabilidad directa de Pedro S¨¢nchez y del Gobierno, y meton¨ªmicamente de Espa?a. La cantilena infame que nos preparan, y que los m¨¢s osados ya han empezado a difundir, es que si Espa?a hasta ahora nos robaba, ahora nos mata.
M¨¢s delirante todav¨ªa es que hagan el juego a Torra quienes m¨¢s se oponen al secesionismo, al menos aparentemente, como son Pablo Casado y Abascal. Argumento adicional para que el catalanismo responsable, incluido el independentismo todav¨ªa capaz de mantener la cordura, tome todas las distancias con esta deriva irresponsable y excluyente de Torra, Buch y Bud¨®.