Asistir a misa por la puerta de atr¨¢s
Una decena de personas acude a diario a los cultos de una bas¨ªlica que sigue abierta en Barcelona
La gente llega en cuentagotas. Un ayudante del vicario Joan Blad¨¦ va encendiendo los cirios, recubriendo con film transparente los micr¨®fonos, dej¨¢ndole preparada la mascarilla y los guantes que no utilizar¨¢¡ Son las 11 de la ma?ana en la bas¨ªlica de la Pur¨ªssima Concepci¨® de Barcelona, en la calle de Arag¨®, en el coraz¨®n de Barcelona. Una decena de personas, muy separadas entre s¨ª, se preparan para seguir la misa del vicario, que oficialmente da para s¨ª mismo, pero a la que pueden asistir feligreses. El Gobierno ...
La gente llega en cuentagotas. Un ayudante del vicario Joan Blad¨¦ va encendiendo los cirios, recubriendo con film transparente los micr¨®fonos, dej¨¢ndole preparada la mascarilla y los guantes que no utilizar¨¢¡ Son las 11 de la ma?ana en la bas¨ªlica de la Pur¨ªssima Concepci¨® de Barcelona, en la calle de Arag¨®, en el coraz¨®n de Barcelona. Una decena de personas, muy separadas entre s¨ª, se preparan para seguir la misa del vicario, que oficialmente da para s¨ª mismo, pero a la que pueden asistir feligreses. El Gobierno permite ¡ªsin aglomeraciones y a un metro de distancia¡ª, las ceremonias religiosas, a excepci¨®n de las f¨²nebres, durante la pandemia del coronavirus, pero el arzobispado ha ordenado su suspensi¨®n.
Un folio colgado en la puerta principal de la iglesia reza: ¡°La bas¨ªlica de la Concepci¨® est¨¢ cerrada durante el estado de alarma del coronavirus¡±. Pero un hombre que mora en la zona avisa al curioso: ¡°Por detr¨¢s¡±, en referencia a la calle de Roger de Ll¨²ria. All¨ª la puerta al claustro est¨¢ abierta. Dentro, otro cartel explica que la iglesia sigue abierta en su horario habitual, que quien quiera rezar puede hacerlo ¡°respetando las normas de la autoridad sanitaria¡± y advierte de que no se oficia misa, pero que los ¡°sacerdotes al servicio de la bas¨ªlica celebrar¨¢n para ellos mismos¡±: a las 8, a las 11, y a las 20.05.
La misa del vicario Bald¨¦ es la de las 11. A las 11.40 ya ha terminado. ¡°La hago con m¨¢s calma porque la gente no tiene prisa¡±, explica el sacerdote, sobre un culto que acostumbra a durar media hora. Tampoco se reparte la eucarist¨ªa, no hay agua en la pila baptismal y solo entrar, un cartel donde se lee ¡°gel higienizante¡± anima a limpiarse al entrar templo.
Lourdes, de 19 a?os, es una de las asistentes. Sigue la misa sentada en uno de los bancos de la derecha, a varios bancos de distancia de la persona m¨¢s cercana. ¡°Me ayuda mucho m¨¢s venir a misa que seguirla desde casa¡±, explica la joven al finalizar el culto, caminando a paso r¨¢pido hacia su domicilio. ¡°No hay riesgos. Normalmente, vengo a la de ocho y no hay casi nadie en la iglesia, tampoco por la calle¡±, dice.
Jos¨¦ Ram¨®n, de 70 a?os, tambi¨¦n ha seguido la misa, sentado en la segunda fila, a mucho m¨¢s de un metro del feligr¨¦s m¨¢s cercano A pesar de la pandemia, intenta asistir a diario: ¡°Me llena poder venir¡±. M¨¢s de uno aprovecha el viaje a la compra, y acude con el carrito y la barra de pan. ¡°Somos de media siete u ocho¡±, dice Jos¨¦ Ram¨®n. El vicario Blad¨¦ confirma que no han superado nunca la docena de feligreses desde que se decret¨® el estado de alarma. Pero tampoco se ha visto nunca solo diciendo la misa. Antes del coronavirus, Jos¨¦ Ram¨®n calcula que se reun¨ªa una veintena de personas.
¡°Soy consciente de que no se debe salir a la calle¡±, afirma el hombre, sobre la necesidad del confinamiento. El decreto promulgado por el Gobierno permite los cultos religiosos, sin aglomeraciones y respetando la distancia m¨ªnima de un metro entre asistentes. Tras el endurecimiento de las medidas, solo est¨¢n prohibidas las ceremonias f¨²nebres, ya sean civiles o religiosas. Todos los creyentes que asisten a la iglesia de la Concepci¨® respetan la distancia, y varios llevan mascarilla, seg¨²n comprob¨® este diario los dos d¨ªas que acudi¨® a misa de 11.
Tampoco se reparte la eucarist¨ªa ni se estrechan las manos en un gesto de paz habitual en misa. ¡°Es la situaci¨®n que hay. Haces una comuni¨®n espiritual y le pides al se?or la gracia¡±, se conforma Lourdes, que agradece tener un lugar donde poder ir a rezar. ¡°En casa es complicado¡±. Tanto ella como Jos¨¦ Ram¨®n son habituales de la parroquia, y por eso saben a qu¨¦ horas los sacerdotes celebran las misas, sin que nadie impida el paso o pregunte nada a quien se suma al culto.
¡°No son servicios p¨²blicos¡±, insiste el rector de la bas¨ªlica, Ramon Corts. ¡°Ni lo publicitamos ni animamos a la gente a venir¡±, a?ade. Defiende que mantienen abierta la iglesia para ofrecer ayuda a quienes lo necesitan, y para que quien lo desee acuda a rezar. Si alguien llega cuando los sacerdotes celebran la misa ¡°para ellos mismos¡±, no impiden que se sumen al culto. ¡°No queremos desobedecer a la autoridad civil y eclesi¨¢stica¡±, subraya, pero considera que la ¡°legislaci¨®n es confusa¡±.
El arzobispado de Barcelona asegura que hay un mandato expl¨ªcito de la Santa Sede, de la Conferencia Episcopal y de las di¨®cesis de suspender las misas p¨²blicas. Diversas parroquias retransmiten online sus celebraciones. ¡°No tenemos fibra ¨®ptica¡±, alega el rector Corts. Y defiende la importancia tambi¨¦n de tener abierto para quien desee confesarse: ¡°En estas circunstancias hay que estar cerca de la gente¡±.
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A moss¨¨n Nino Rodr¨ªguez le apena haber tenido que aparcar las misas presenciales. Sobre todo ahora que arranca la Semana Santa. ¡°El domingo de Ramos hac¨ªamos una procesi¨®n de parroquia en parroquia, con mucha gente. Era incre¨ªble. Todo el mundo me pide los v¨ªdeos del a?o pasado¡±, dice Rodr¨ªguez, que ¡°llena¡± todos los domingos la iglesia de San Eugenio I, en el Eixample de Barcelona.
¡°Ahora, los domingos retransmito por Youtube la misa a la gente de la comunidad¡±. Asegura que unos reenv¨ªan el v¨ªdeo a otros y as¨ª ha llegado a una audiencia nueva y desconocida. ¡°A veces lo ven 2.000 y pico personas¡±, se felicita. Pero el ¨¦xito telem¨¢tico no compensa. ¡°Se echa de menos celebrar la fe conjuntamente, esta es una comunidad viva¡±.
El coronavirus no solo ha alterado las misas, sino tambi¨¦n otros servicios. Como el ¡°supermercado¡± para pobres, que atiende a un millar de personas. O el comedor para alcoh¨®licos y drogodependientes. ¡°Lo hemos cerrado, pero tenemos voluntarios que llevan la comida a casa¡±. Rodr¨ªguez sufre, sobre todo, por los ancianos. ¡°Esta semana muri¨® por el virus un matrimonio de gente mayor. Su hijo tambi¨¦n lo ha pillado. No puedes estar f¨ªsicamente con ellos, pero has de dar ¨¢nimo aunque sea por tel¨¦fono. Se han de sentir apoyados¡±.
Hasta hace poco, la capilla permanec¨ªa abierta, pero as¨ª con la intensificaci¨®n del confinamiento ha optado por cerrarla. ¡°Es que la gente puede venir¡ Se puede rezar desde casa¡±. Rodr¨ªguez afirma que s¨ª est¨¢ dando la comuni¨®n a ¡°personas que se encuentran solas¡± y a ¡°alg¨²n enfermo¡± que se acerca, pero siempre tomando las m¨¢ximas precauciones. ¡°Tengo ganas de que acabe todo para darles un abrazo¡±.
Rodr¨ªguez conf¨ªa en que lo vivido inaugure una etapa de mayor solidaridad. Jordi Salvany, de la parroquia de Sant Raimon de Penyafort, no lo ve tan claro porque ha vivido otras crisis (como la de 2008) y ha comprobado con tristeza que pocas cosas cambian en realidad. ¡°Lo podemos perder todo de un d¨ªa para otro. No debemos vivirlo como un trauma, pero s¨ª como una forma de valorar lo que tenemos¡±.
Lo de las misas por internet no va mucho con ¨¦l. ¡°Es que no domino la tecnolog¨ªa, y adem¨¢s eso ya est¨¢ muy cubierto. S¨ª que env¨ªo cada d¨ªa, a primera hora, una meditaci¨®n del Evangelio por WhatsApp. Y a los m¨¢s mayores les llamo por tel¨¦fono¡±. Salvany explica que ha vivido con ¡°extra?eza e impotencia¡± c¨®mo han ido cerrando las parroquias. Moss¨¨n Rodr¨ªguez es un poco m¨¢s optimista: ¡°S¨ª, es cierto, impresiona ver los templos cerrados. Pero la iglesia sigue viva¡±. / JES?S GARC?A