Paradigmas que se caen
El mundo de ma?ana ha de ser el de una paciente recogida de datos y de recopilaci¨®n de ¡°lecciones aprendidas¡±, por parte de instituciones y de l¨ªderes de diverso perfil
Hace unos d¨ªas el intelectual franc¨¦s Jacques Attali public¨® un breve art¨ªculo en el que apuntaba algunas ideas de las que deber¨ªamos sacar alguna inspiraci¨®n, en estos tiempos de desconcierto. En s¨ªntesis dec¨ªa que nada hay m¨¢s urgente que intentar controlar dos grandes tsunamis consecutivos, muy vinculados entre s¨ª. El primero, la pandemia, el famoso Covid, ya lo tenemos aqu¨ª, y el segundo es la suma de las consecuencias econ¨®micas y sociales que se derivan de aquella.
El primer tsunami lo estamos navegando como podemos, y la medida exacta de lo que est¨¢ significando no la podremos co...
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Hace unos d¨ªas el intelectual franc¨¦s Jacques Attali public¨® un breve art¨ªculo en el que apuntaba algunas ideas de las que deber¨ªamos sacar alguna inspiraci¨®n, en estos tiempos de desconcierto. En s¨ªntesis dec¨ªa que nada hay m¨¢s urgente que intentar controlar dos grandes tsunamis consecutivos, muy vinculados entre s¨ª. El primero, la pandemia, el famoso Covid, ya lo tenemos aqu¨ª, y el segundo es la suma de las consecuencias econ¨®micas y sociales que se derivan de aquella.
El primer tsunami lo estamos navegando como podemos, y la medida exacta de lo que est¨¢ significando no la podremos concebir hasta que haya pasado un tiempo. C¨®mo empez¨®, cu¨¢les fueron sus pautas de extensi¨®n, porqu¨¦ est¨¢ siendo tan dif¨ªcil medir los pros y los contras de su gesti¨®n diaria. En otras palabras, las epidemias solo se han podido evaluar con cierta exactitud a posteriori. Del capital de conocimiento acumulado, si no lo dilapidamos, se derivar¨¢n nuevos conocimientos que, para simplificar, podremos agrupar en dos niveles distintos pero entrelazados. En primer lugar, c¨®mo prevenir y gestionar mejor las crisis futuras. Es el plano de la investigaci¨®n m¨¦dica y epidemiol¨®gica. En segundo lugar, y es igual de esencial, c¨®mo leer lo que est¨¢ pasando y pasar¨¢ en el futuro inmediato en t¨¦rminos de pol¨ªticas ¡°de respuesta¡±, esto es, de las pol¨ªticas p¨²blicas tan inevitables como imprescindibles. Esta segunda parte ata?e a una compleja trampa de distintos niveles de gobierno, OMS (Organizaci¨®n Mundial de la Salud), Uni¨®n Europea, gobiernos y parlamentos estatales, regionales y municipales, partenariados publico-privados, y un largo etc¨¦tera.
Y ya puestos a pedir, unos y otros quiz¨¢ aprender¨¢n (o no) a no hacer surf sobre las olas de las redes, facebooks, twitters, y ci¨¦nagas similares en momentos tan tr¨¢gicos. Se puede constatar que, ciertamente, los gobiernos (central, auton¨®micos, municipales) han sido mucho m¨¢s reactivos que prospectivos, pero llama la atenci¨®n que la oposici¨®n vaya con mucho m¨¢s retraso, en d¨ªas y en semanas. Unos pidiendo lealtad a un gobierno que socavan, otros pidiendo unos nuevos pactos de la Moncloa, y el se?or Torra detr¨¢s de todos (bueno, sin contar con los Puigdemont, Com¨ªn, Ponsat¨ªs y otros pobladores de la isla de los Ausentes).
Pero esta crisis pone sobre la mesa que este pa¨ªs es percibido como un p¨¦simo ejemplo de lo que deber¨ªan ser los consensos en momentos como el presente, aunque es verdad que los malos pol¨ªticos vuelan m¨¢s bajo que de costumbre en los momentos m¨¢s tr¨¢gicos para la gente.
Dice tambi¨¦n Attali que en Europa, en el principio del Estado Absoluto, la autoridad pol¨ªtica (el Estado) aparece como respuesta a grandes problemas de supervivencia colectiva (guerras y desde luego pandemias), el polic¨ªa sustituye al cura, se pone en cuesti¨®n una fuente de autoridad caduca (la Iglesia) y se da entrada a que el poder p¨²blico tome el relevo. De una ¨¦poca fundamentada en el temor de Dios, seg¨²n enunciado por la iglesia, se pas¨® a una ¨¦poca basada en el temor del Estado, y de esta, a una ¨¦poca en la que el Estado pasa a fundamentarse en el Estado de Derecho.
Entramos en un tiempo en el que, partiendo de que no volveremos ¡°a estar como antes¡±, habremos de navegar aguas muy inciertas, y la incertidumbre de cara al futuro tiende a sugerir la llegada de malas noticias. Hay que intentar separar el esfuerzo de pensar a la vez tres niveles de reflexi¨®n. El mundo de ahora, el mundo de ma?ana y el mundo de pasado ma?ana. El primero, el mundo de ahora, se navega a base de dar urgente prioridad al d¨ªa a d¨ªa, incluyendo los aplausos diarios a quien m¨¢s los merece, aparcar debates de una estupidez inimaginable (la UME ya vino hace unos a?os a Catalu?a cuando una gran nevada que colaps¨® la red el¨¦ctrica, por si nuestros antimilitaristas de sobremesa no lo recuerdan) y conservar la calma individual y colectiva.
El mundo de ma?ana ha de ser el de una paciente recogida de datos y de recopilaci¨®n de ¡°lecciones aprendidas¡±, por parte de instituciones y de l¨ªderes de diverso perfil. El de pasado ma?ana es el m¨¢s incierto, el que nos depara grandes cambios de modelo de crecimiento econ¨®mico, de brecha social tanto econ¨®mica como cultural, en un horizonte de cambio clim¨¢tico sombr¨ªo. Nos tocar¨ªa a nosotros pensar con urgencia si entraremos en estos ¡°mundos de despu¨¦s¡± en el modo hobbesiano (de Thomas Hobbes y su antropo-pesimismo de ¡°el hombre es un lobo para el hombre¡±) o en modo de supervivencia colectiva. Pinta mal.
Pere Vilanova es Catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universitat de Barcelona.