Al rescate de una residencia a la deriva

Marta Muntadas se encontr¨® el mi¨¦rcoles 1 de abril con una met¨¢fora marinera: una residencia de ancianos ¡°a la deriva¡± y ¡°sin rumbo¡±, despu¨¦s de que los trabajadores y la direcci¨®n hubiesen ¡°abandonado el barco¡±. Se impon¨ªa, reflexiona ahora, ¡°un rescate¡± que empez¨® a fraguarse esa misma tarde, cuando la concejal de Tona (Osona) y media docena de voluntarios abordaron la residencia Prat y confirmaron sus peores temores: 60 ancianos precariamente atendidos por apenas tres gerocultoras ¡ªla directora, con d¨¦cimas de fiebre, estaba en casa; el resto del personal, de baja, aislado o ausente¡ª y el ...

Marta Muntadas se encontr¨® el mi¨¦rcoles 1 de abril con una met¨¢fora marinera: una residencia de ancianos ¡°a la deriva¡± y ¡°sin rumbo¡±, despu¨¦s de que los trabajadores y la direcci¨®n hubiesen ¡°abandonado el barco¡±. Se impon¨ªa, reflexiona ahora, ¡°un rescate¡± que empez¨® a fraguarse esa misma tarde, cuando la concejal de Tona (Osona) y media docena de voluntarios abordaron la residencia Prat y confirmaron sus peores temores: 60 ancianos precariamente atendidos por apenas tres gerocultoras ¡ªla directora, con d¨¦cimas de fiebre, estaba en casa; el resto del personal, de baja, aislado o ausente¡ª y el cocinero.

Muntadas recuerda que, al entrar, una de las empleadas estaba a punto de saltar por la borda y marcharse tambi¨¦n. ¡°No pod¨ªa m¨¢s. Dec¨ªa que estaban todas exhaustas¡±. La concejal explica que la residencia estaba sumida en el caos. ¡°Sin atenci¨®n, organizaci¨®n ni direcci¨®n¡±. Y pese a todo, la actitud de los abuelos fue ejemplar. ¡°No pusieron ni una mala cara. Una se?ora me mir¨® y me dijo: ¡®Suerte que hab¨¦is venido, muchas gracias¡±.

Todo empez¨® el fin de semana anterior. Muntadas recibi¨® un correo electr¨®nico. La directora de la residencia alertaba de la falta de personal en el centro, que ocupa los terrenos de un antiguo hotel. ¡°Una parte estaba de baja por enfermedad; la otra, confinada¡±, rememora el alcalde de la localidad de 8.000 habitantes, Amadeu Lleopart. Aunque el Ayuntamiento no tiene competencias sobre las residencias, decidi¨® intervenir. ¡°En crisis as¨ª no puedes pensar qu¨¦ te compete, sino qu¨¦ te incumbe. Ten¨ªamos que pensar en el pueblo¡±.

El lunes, Muntadas comprob¨® que la situaci¨®n era ¡°mucho m¨¢s cr¨ªtica¡± de lo que hab¨ªa anunciado la direcci¨®n. ¡°Recib¨ª al menos 40 llamadas de familiares, preocupados porque no recib¨ªan ninguna informaci¨®n de los residentes. En el ambulatorio de referencia nos avisaron de que faltaba direcci¨®n y personal con conocimiento suficiente. En Tona se vivi¨® todo con mucha angustia¡±. Una t¨¦cnico voluntaria entr¨® ya entonces en la residencia y observ¨® que algunas empleadas se negaban a acceder a la tercera planta por temor al contagio. All¨ª es donde permanec¨ªan confinados los ancianos con coronavirus o con s¨ªntomas. Algunos ya hab¨ªan muerto en el hospital. Hasta ayer, un total de 15 ancianos residentes de la residencia Prat hab¨ªan fallecido por Covid-19. La directora segu¨ªa fuera de juego y, aunque prometi¨® a los familiares que les llamar¨ªa, no lo hizo. ¡°No estuvo a la altura¡±, concluye Muntadas.

El martes, Tona esper¨® en vilo la llegada de los inspectores del Departamento de Asuntos Sociales. Fue en vano. Un d¨ªa perdido que ¡°cre¨® m¨¢s tensi¨®n¡± y que ¡°se hizo eterno¡±, dice la concejal, porque la vida en la residencia segu¨ªa deterior¨¢ndose. El mi¨¦rcoles por la ma?ana, finalmente, lleg¨® la inspecci¨®n, que recogi¨® todas las irregularidades y corrobor¨® las sospechas. Se lleg¨® a la conclusi¨®n de que la Generalitat debe intervenir el centro para mantenerlo a flote. Pero, de momento, nadie intervino.

El pueblo batall¨® con la direcci¨®n y con la Generalitat para frenar la crisis

El pueblo batall¨® con la direcci¨®n y con la Generalitat para frenar la crisis

Nadie salvo Muntadas y los voluntarios que, espoleadas por los responsables sanitarios, entraron en la residencia el 1 de abril. ¡°En el CAP nos dicen que es b¨¢sico que las necesidades b¨¢sicas est¨¦n cubiertas. Que enviemos apoyo para que est¨¦n m¨ªnimamente atendidos¡±. Muntadas recuerda un detalle: no hab¨ªa esponjas para lavar a los ancianos. ¡°Ped¨ª que fueran a buscar a las farmacias¡±. A las puertas de la residencia permanec¨ªan la mujer y el hijo del administrador. ¡°No entraron en ning¨²n momento¡±, reprocha.

Aquella jornada fue ¡°emocionalmente muy dura¡± y dej¨® a la concejal con una sensaci¨®n entre la ¡°impotencia¡± y la ¡°tristeza¡±. Pero sirvi¨® para cambiar el rumbo de los acontecimientos. La empresa que administra la residencia, mientras tanto, hab¨ªa ganado tiempo ante la Generalitat: alegaron que iban a contratar de inmediato a una nueva directora. Pero no era cierto. ¡°Una de las chicas que entr¨® ese d¨ªa era especialmetne espabilada. Asumi¨® con muy buena fe la responsabilidad de coordinar. Pero era una voluntaria, no quer¨ªa ser contratada. Les vendieron la moto¡±.

¡°Las necesidades b¨¢sicas no estaban cubiertas y entramos¡±, dice Muntadas

¡°Las necesidades b¨¢sicas no estaban cubiertas y entramos¡±, dice Muntadas

La concejal lleg¨® a casa ¡°muy enfadada¡±. Y cont¨® todo lo visto y lo vivido a un responsable de Asuntos Sociales. La Generalitat intervino finalmente la residencia y la puso en manos de una nueva empresa gestora. Algunos voluntarios permanecieron en la residencia hasta el domingo para hacer la transici¨®n. Una semana despu¨¦s, Muntadas asegura que la situaci¨®n est¨¢ bajo control: los turnos se han restablecido casi al 100%, la direcci¨®n ha contratado a personal nuevo; algunos empleados que estaban de baja se han reincorporado a sus puestos; la mayor¨ªa de servicios (como el de fisioterapia) se han restablecido e incluso se han podido ya hacer videollamadas entre los internos y sus familiares. Muntadas a¨²n lamenta que, quiz¨¢s, se tard¨® demasiado. ¡°No pudimos hacer m¨¢s¡±.

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