El d¨ªa en que Barcelona reneg¨® de los balcones
Los costes, las normativas o la est¨¦tica han contribuido a la p¨¦rdida de las terrazas, cotizadas en el confinamiento
Son parte de las casas, pero tambi¨¦n de las calles. Fueron s¨ªmbolo de estatus y de apertura de la ciudad medieval, despliegue decorativo en el Modernismo, durante d¨¦cadas estuvieron habitados por bombonas de butano, han servido para tender, colgar palmones y pancartas, y ¨²ltimamente, si hab¨ªa mesitas y sillas, delataban un piso tur¨ªstico. Con la ciudad entera encerrada en casa para frenar al coronavirus, los balcones y terrazas han cotizado al alza y su valor podr¨ªa medirse con la diferencia que hay entre tenerlo o no. O en el tama?o, que en este caso importa. Pero ?por qu¨¦ hay edificios de Ba...
Son parte de las casas, pero tambi¨¦n de las calles. Fueron s¨ªmbolo de estatus y de apertura de la ciudad medieval, despliegue decorativo en el Modernismo, durante d¨¦cadas estuvieron habitados por bombonas de butano, han servido para tender, colgar palmones y pancartas, y ¨²ltimamente, si hab¨ªa mesitas y sillas, delataban un piso tur¨ªstico. Con la ciudad entera encerrada en casa para frenar al coronavirus, los balcones y terrazas han cotizado al alza y su valor podr¨ªa medirse con la diferencia que hay entre tenerlo o no. O en el tama?o, que en este caso importa. Pero ?por qu¨¦ hay edificios de Barcelona que tienen balcones (o terrazas) y otros no?
Los arquitectos apuntan a un c¨²mulo de factores. Es m¨¢s barato construir sin balcones. Para algunos es una cuesti¨®n est¨¦tica. En la ciudad moderna, con los vecinos todo el d¨ªa fuera de casa y un espacio p¨²blico cada d¨ªa m¨¢s hostil, perdieron valor. Muchas familias los convirtieron en trasteros y los taparon. Y perdieron valor comercial: los promotores dejaron de hacerlos, los arquitectos quiz¨¢s no supieron hacerlos valer, ni los clientes los exigieron.
El libro Balcons de Barcelona (2007, Instituto Municipal del Paisaje Urbano) explica c¨®mo los balcones proliferaron a caballo de los siglos XVI y XVII cuando ¡°las casas m¨¢s distinguidas¡± comenzaron a ampliar ventanales g¨®ticos. Recuerda c¨®mo Joan Amades relat¨® la pol¨¦mica por el intento de los consejeros de la ciudad de implantar un ¡°tributo al sol¡±; explica que en el Eixample se busc¨® un tono regular y harm¨®nico; subraya el despliegue ornamental del Modernismo¡ y cita la desaparici¨®n de los balcones durante el racionalismo. Pero tambi¨¦n da cuenta de la irrupci¨®n de las terrazas entre los 40 y los 60 del siglo XX, con ejemplos como el de Francesc Mitjans, uno de los arquitectos que traslad¨® las galer¨ªas interiores a las fachadas.
El director del archivo hist¨®rico del Colegio de Arquitectos, Fernando Marz¨¢, se?ala que aquellas terrazas tienen origen en el ¡°higienismo¡± de los a?os 20 en Francia, cuando la tuberculosis llev¨® a construir edificios con grandes terrazas y piscinas, para facilitar ba?os de sol y de agua. Tambi¨¦n les dio valor Le Corbusier o el GATPAC en la Casa Bloc. Estaban vinculados a la salud y orientados a los espacios m¨¢s agradables, insiste Marz¨¢. La decana del COAC, Assumpci¨® Puig, apunta que ¡°la presencia 24 horas en nuestros hogares¡± durante el confinamiento ¡°ha revelado carencias de algunas viviendas, como la falta de sol, una salida como un balc¨®n, ventilaci¨®n cruzada o azoteas accesibles¡±. Pero tambi¨¦n mira al pasado y apunta que ¡°al ser las viviendas un activo econ¨®mico y no de bienestar, el m¨¢ximo de espacio se dio a la vivienda interior, de manera que balcones y terrazas perdieron valor¡±.
Otra gran muestra de la p¨¦rdida de valor fue que los propios habitantes cerraran estos espacios, evoca. ¡°La Barcelona de ventanas coincide con el momento en el que el coche comenz¨® a adue?arse de la ciudad, se pas¨® a estar m¨¢s tiempo fuera de casa, las mujeres se incorporaron al mercado laboral, los ni?os a hacer extraescolares¡ ahora tenemos que volver a pensar en la salud, porque la vivienda es nuestro primer refugio¡±. Dice el arquitecto Llu¨ªs Clotet ¡ªuno de los autores del edificio de Diagonal Mar que est¨¢ literalmente rodeado de terrazas¡ª, que ¡°el balc¨®n es una ventana mejorad¨ªsima y que da mucho con poco coste a?adido¡±. ¡°Es una puerta abierta al exterior, con una barandilla para no caerse¡±, que puede tener o no voladizo, pero que deja entrar la luz y ba?ar los espacios y permite asomarse a la calle.
¡°La terraza es otra cosa, debe tener el espacio de una habitaci¨®n, de tres por cuatro metros, para poder comer en familia, protegido del viento, el sol y los vecinos, es un espacio intermedio, ni cerrado ni exterior y es econ¨®mico de construir¡±.Para explicar por qu¨¦ se hacen tan pocas terrazas, Clotet se?ala varias causas. Las ordenanzas, ¡°que las penalizan, reduci¨¦ndolas a un tama?o rid¨ªculo, convirti¨¦ndolo en un trastero que el usuario acaba cerrando¡±. Y la ¡°banca, que fija las condiciones de las hipotecas y por lo tanto la superficie de las viviendas¡±. Pero tambi¨¦n a promotores, constructores y arquitectos y usuarios. Los vecinos, dice, son ¡°el ¨²ltimo eslab¨®n: si no son exigentes y tienen un criterio de confort, quedan indefensos¡±. Desde el colectivo Arquitectes de Cap?alera, Josep Bohigas, vincula la p¨¦rdida de uso y valor que sufrieron los balcones a ¡°la agresividad del espacio p¨²blico¡±, sobre todo por el tr¨¢fico.
¡°Cuando esta agresividad ha ca¨ªdo en picado, han cambiado radicalmente las posibilidades de utilizarlos, los balcones de Barcelona son una maravilla de artilugio por conquistar¡±, defiende. ¡°Es una pena que hayan desaparecido¡± considera y se?ala su ausencia en muchos edificios de la Vila Ol¨ªmpica. En s¨ªntesis, cree que los balcones han sido v¨ªctimas de una tormenta perfecta: ¡°Un exterior agresivo al que no apetece asomarse y la falta de espacio interior¡±.
Rechazo a la calle
¡°Hubo una ¨¦poca en la que el rechazo a la calle de los arquitectos que marcaban tendencia fue espectacular¡±, dice y recuerda los edificios de Coderch ¡°con galer¨ªas para preservar la intimidad y defenderse de la hostilidad exterior¡±. O el edificio ideado por su padre, Oriol Bohigas, en la Meridiana en los 60: ¡°Aquel exterior era el infierno, el edificio protege a sus habitantes de vivir en una autopista con ventanas que se orientan para captar el m¨¢ximo de luz y visi¨®n¡±.
Tras la crisis del coronavirus, opina quien tambi¨¦n es director de Barcelona Regional, ¡°estamos obligados a revisar todas las carpetas y acelerar cosas que nos hemos llenado la boca diciendo que har¨ªamos¡±.El ex arquitecto jefe de Barcelona Oriol Clos tambi¨¦n apunta a los costes y a la est¨¦tica en la p¨¦rdida de aperturas: ¡°Por cuestiones econ¨®micas, no hacer balcones en cierto momento se dio mucho en vivienda modesta y en esta trampa tambi¨¦n cay¨® la vivienda p¨²blica¡±, lamenta y a?ade que tambi¨¦n ¡°no hacerlos puede tener razones formales que se imponen al confort¡±. ¡°Las normativas deber¨ªan tender a facilitar la construcci¨®n de balcones y a permitir a?adirlos a los edificios¡±, dice.
La culpa fue tambi¨¦n del aire acondicionado
Entre los culpables de la p¨¦rdida de protagonismo de los balcones y las terrazas en Barcelona, el arquitecto Llu¨ªs Clotet cita tambi¨¦n ¡°la aparici¨®n del aire acondicionado¡± en las casas. ¡°Ha hecho perder, por in¨²til, la capacidad de saber ver el levante, el poniente, las corrientes de aires¡ para saber abrir y cerrar ventanas, balcones, persianas, contraventanas, cortinas, para saber entender la vivienda como un velero que es preciso conocer para convertir la traves¨ªa en lo m¨¢s agradable posible¡±, lamenta.¡°Seguramente \[el aire acondicionado\] tambi¨¦n ha hecho perder las ganas de disfrutar de una buena cena al fresco, aunque llegar¨¢ un d¨ªa que tanta energ¨ªa no la podremos pagar¡±, a?ade.