El voto o la vida
La subasta rupturista entre Esquerra y Junts per Catalunya, con cumbres dram¨¢ticas como la noche del 26 de octubre de 2017, responde al guion teatral secreto.
Es una escena teatral que permite todos los registros, desde los c¨®micos hasta los tr¨¢gicos. Pertenece a un guion secreto, escondido en alg¨²n tipo de inconsciente de los catalanes, que solo aflora en situaciones extremas, ante una exigencia de definici¨®n ideol¨®gica e incluso identitaria.
La cuesti¨®n sustancial es que el protagonista quiere demostrar que es capaz de hacer lo que sus interlocutores consideran imposible o improbable, debido a una falta de car¨¢cter o de osad¨ªa, real o pretendida. Hay, por tanto, un reto primero y luego una demostraci¨®n victoriosa y el correspondiente despla...
Es una escena teatral que permite todos los registros, desde los c¨®micos hasta los tr¨¢gicos. Pertenece a un guion secreto, escondido en alg¨²n tipo de inconsciente de los catalanes, que solo aflora en situaciones extremas, ante una exigencia de definici¨®n ideol¨®gica e incluso identitaria.
La cuesti¨®n sustancial es que el protagonista quiere demostrar que es capaz de hacer lo que sus interlocutores consideran imposible o improbable, debido a una falta de car¨¢cter o de osad¨ªa, real o pretendida. Hay, por tanto, un reto primero y luego una demostraci¨®n victoriosa y el correspondiente desplante, una palabra que explica, entre otras situaciones, la arrogante gesticulaci¨®n de los toreros para con el p¨²blico tras una larga y brillante faena o sobre todo cuando acaba de matar el toro.
El m¨¢s conocido y famoso de todos es el de Llu¨ªs Companys tras proclamar la rep¨²blica catalana el 6 de octubre de 1934, al girarse hacia sus acompa?antes y decirles: ¡°A ver si ahora dir¨¦is tambi¨¦n que no soy suficientemente catalanista¡±. La versi¨®n m¨¢s reciente de la exhibici¨®n de osad¨ªa independentista nos la ha dado Sandro Rosell en una entrevista con Jordi ?vole. Seguro que del mismo estilo se han repetido a montones, en privado sobre todo, pero tambi¨¦n en p¨²blico, y especialmente los ¨²ltimos a?os, cuando tantos y tantos reci¨¦n llegados han tenido que exhibir y demostrar la realidad de su nueva fe independentista.
La prueba de que Rosell es independentista se produce en el terreno declarativo de sus intenciones de votar a favor de la independencia en el caso, ahora sabemos que altamente improbable, de que se celebrara un refer¨¦ndum no meramente simb¨®lico, sino efectivo que diera lugar a la independencia de Catalu?a. El argumento m¨¢s fuerte de la demostraci¨®n de Rosell es que tomar¨ªa tal decisi¨®n a sabiendas, seg¨²n nos dice, de que un resultado favorable le obligar¨ªa a marcharse de Catalu?a.
La demostraci¨®n independentista de Rossell ha de levantar simpat¨ªas incluso entre los que no son independentistas, por dos razones fundamentales. Primera: porque de lo que dice el expresidente del Bar?a se deduce que el para¨ªso independentista prometido es un infierno del que hay que huir. Segunda: porque quiz¨¢s no es la independencia el problema, sino todos sus gestores, de forma que nada bueno se puede esperar de un nuevo Estado creado y construido por un tipo de gente que ha hecho los ¨²ltimos diez a?os tan abundantes exhibiciones de desbarajuste y de ineptitud.
Una variante de esta segunda lectura, muy plausible trat¨¢ndose de un gran burgu¨¦s, la introducen los programas, las ideas y las personalidades de estos gestores, decantados abiertamente hacia el izquierdismo, el anticapitalismo e incluso la autoritarismo m¨¢s antiliberal en algunos casos. A Rosell no pueden hacerle ninguna gracia los CDR, las barricadas de octubre ¡ªahora aparentemente olvidadas¡ª, la complacencia de Torra y su Gobierno con la violencia o el desprecio de las fuerzas de orden p¨²blico, incluso las catalanas.
La Catalu?a independiente imaginada por Rosell es una patria de la que hay que huir. Es la inversi¨®n del mito de Israel, la patria construida como refugio de los perseguidos. Vistos los antecedentes, aqu¨ª mandar¨ªan los peores. La riqueza ser¨ªa castigada. La propiedad quiz¨¢s estar¨ªa en peligro. Las carreras profesionales deber¨ªan someterse a los imperativos del poder hegem¨®nico. Los burgueses patriotas deber¨ªan salvar los muebles en el extranjero ¡ªsiempre han salvado los muebles en el extranjero¡ª y limitarse a pasar temporadas de vacaciones en la patria abandonada, siempre que no saliera perjudicado su patrimonio. Podr¨ªan, incluso, seguir contribuyendo a la causa, la sagrada causa catalana, con sus aportaciones a las empresas culturales o patri¨®ticas que les apeteciera, como han hecho toda la vida. Debidamente instalados en Suiza, en Londres o en Estados Unidos, tal vez podr¨ªan obtener el pasaporte catal¨¢n que satisficiera sus deseos identitarios sin necesidad de pasar las molestias de vivir en un pa¨ªs tan desagradable, una carga patri¨®tica que corresponder¨ªa cargar a las clases medias y bajas y, naturalmente, a los inmigrantes.
Rosell ha impresionado porque en su contradicci¨®n entre el voto y la vida se contiene la esencia del octubre independentista. La subasta rupturista entre Esquerra y Junts per Catalunya, con cumbres dram¨¢ticas como la noche del 26 de octubre de 2017, responde al guion teatral secreto. Nadie quer¨ªa quedar como un cobarde, nadie quiere quedar ahora como quien osa renunciar a la rep¨²blica imaginada. Solo los que viven de la continuaci¨®n de este Proc¨¦s sin rumbo ni objetivos, pueden recibir algunos beneficios, en algunos casos sustanciales: este es el caso de sus animadores medi¨¢ticos o de los funcionarios y altos cargos. El expresidente del Bar?a, y conspicuo representante de la plutocracia del deporte, se ha atrevido a expresar en p¨²blico lo que muchos catalanes piensan y solo dicen en privado, que es el divorcio entre su deseo independentista y el temor a la realidad de la independencia, entre la rep¨²blica imaginada y la realidad del gobierno destartalado que ahora tiene el poder.
Los fondos de la disonancia irresoluble es el voto identitario. Es decir, una idea de democracia que no corresponde a un sistema de representaci¨®n pol¨ªtica de los ciudadanos, y de gobierno con consenso entre los gobernados y los gobernantes, sino que quiere ser un m¨¦todo de definici¨®n grupal, bajo la coartada de una soberan¨ªa nacional primigenia, eterna e indiscutible. O en otras palabras, el voto de la tribu germ¨¢nica, no de la naci¨®n soberana de ciudadanos libres e iguales surgida de las revoluciones francesa y americana.