Olvidamos que la normalidad nos llev¨® al virus
La pandemia es consecuencia de nuestra depredaci¨®n del medio, de la deforestaci¨®n, de nuestra relaci¨®n con los seres vivos con los que convivimos en este planeta y de nuestra desatenci¨®n a la epidemiolog¨ªa
La vuelta a la normalidad entra?a el riesgo elevado de volver a sufrir el virus, pero hay un segundo riesgo todav¨ªa mayor: olvidar que la normalidad nos llev¨® al virus. El Gobierno espa?ol decidi¨® referirse a lo que llegar¨ªa tras acabar la tercera fase del confinamiento como ¡°nueva normalidad¡±. El Govern lo nombr¨® de otra manera para decir lo mismo: ¡±etapa de la represa¡±. En ambos casos, m¨¢s all¨¢ de las palabras, se trata de volver a lo que hac¨ªamos antes del confinamiento, reprender, volver a la normalidad (con distancia personal, mascarilla...). Volver a producir, volver a consumir. E...
La vuelta a la normalidad entra?a el riesgo elevado de volver a sufrir el virus, pero hay un segundo riesgo todav¨ªa mayor: olvidar que la normalidad nos llev¨® al virus. El Gobierno espa?ol decidi¨® referirse a lo que llegar¨ªa tras acabar la tercera fase del confinamiento como ¡°nueva normalidad¡±. El Govern lo nombr¨® de otra manera para decir lo mismo: ¡±etapa de la represa¡±. En ambos casos, m¨¢s all¨¢ de las palabras, se trata de volver a lo que hac¨ªamos antes del confinamiento, reprender, volver a la normalidad (con distancia personal, mascarilla...). Volver a producir, volver a consumir. Entramos en el confinamiento antes de la primavera y salimos en verano. Es tiempo de turismo. Se ha acelerado todo para llegar a este momento, la fase 3 en Catalu?a dur¨® un d¨ªa. Al iniciar el confinamiento se tuvieron que regular las actividades esenciales que no pod¨ªan pararse. Nuestra sociedad tuvo que pensar qu¨¦ era lo m¨¢s importante. Pas¨® a un primer plano mucho de aquello olvidado, desatendido, invisibilizado, precarizado y maltratado. Emergieron los trabajos de cuidados, de limpieza, en los mercados, los supermercados, el transporte, el periodismo...
Ahora que ha terminado el confinamiento lo que emerge es ¡°lo normal¡±, hay que reprender, volver a ¡°lo de siempre¡±. Se trata de reactivar la econom¨ªa, el comercio, el turismo, los desahucios... Cuando nuestra vida est¨¢ en riesgo nos acordamos de ella y de lo que es esencial para poder vivirla. Cuando ya no tememos por nuestra vida tendemos a convertir lo que hasta entonces era superfluo en esencial. Resulta comprensible, necesitamos ingresos para poder vivir, distracciones, y eso se asocia a actividades relacionadas con volver a la normalidad del trabajo, de los diferentes consumos y ocios.
Los hospitales se han vaciado de personas afectadas por la covid-19, el n¨²mero de contagios no tiene nada que ver con el de hace unas semanas. Lo que vemos a nuestro alrededor nos confunde. Estamos en el momento con m¨¢s casos y muertes a nivel mundial, con zonas de Arag¨®n que han vuelto a la fase 2, con nuevos casos que han llevado a confinamientos en Portugal, Alemania, China... El virus no ha desaparecido. Est¨¢ entre nosotros. Se ha reducido la transmisi¨®n por los efectos del confinamiento, pero la vuelta a la normalidad sin la plena asunci¨®n de que el virus sigue activo ya vemos los efectos que tiene.
Se comprende la necesidad de volver a todo aquello deseable de nuestra ¡°normalidad¡± que hace meses que no podemos vivir, pero no deber¨ªa significar olvido, confusi¨®n o falta de conciencia. Parece que hemos asumido el nuevo coronavirus como causa importante de nuestros males actuales. Se ha hablado incluso de la guerra contra el virus y esta met¨¢fora ha tenido muchas implicaciones. No se puede viajar como nos gustar¨ªa por culpa del nuevo coronavirus; nuestros trabajos, empresas y negocios est¨¢n en crisis por su culpa. Pensamos que si desaparece el virus, podremos volver a la normalidad. Olvidamos que la normalidad nos llev¨® al virus.
Habr¨ªa que dedicar m¨¢s atenci¨®n a pensar que el virus es m¨¢s consecuencia que causa del malestar humano. El virus es consecuencia de nuestra depredaci¨®n del medio, de la deforestaci¨®n, de nuestra relaci¨®n con los seres vivos con los que convivimos en este planeta. El virus es consecuencia de nuestra desatenci¨®n a la epidemiolog¨ªa, la eliminaci¨®n o reducci¨®n de los servicios encargados de estudiar los virus, de prepararse para las pandemias. Lo mismo podemos decir de recortados e infrafinanciados sistemas de salud de nuestros pa¨ªses. El virus no es un castigo divino, tampoco es un hecho natural imprevisible. Es inconcebible que pasemos por esta tr¨¢gica vivencia causante de tanta muerte y dolor sin poder aprender de ella. La llegada de la pandemia y el confinamiento ayud¨® a pensar en lo esencial, incluso a legislar sobre ello. Lo esencial era la vida, todo aquello que pod¨ªa hacer posible la vida desde los cuidados. El fin del confinamiento ha mostrado que es lo esencial. Lo esencial ahora es el capital.
Hay que analizar y pensar con determinaci¨®n y detalle la relaci¨®n vida y capital. Deber¨ªamos escuchar m¨¢s lo que estos d¨ªas nos est¨¢n diciendo desde la PAH, C¨¢ritas, o Ecologistas en Acci¨®n... Nuestro sistema econ¨®mico, pol¨ªtico, social, quiere que el capital haga posible la vida. Pero la vida es lo esencial. El capital est¨¢ acabando con las vidas del planeta, lo sabemos desde hace d¨¦cadas, y ahora la pregunta deber¨ªa ser qu¨¦ hacer para que sean posibles las vidas que necesitamos vivir.
Jordi Mir es profesor de Humanidades en la Universitat Pompeu Fabra.