La nariz de los alcaldes
A pesar de todo, el espacio convergente sobrevivi¨®. No solo por los n¨²meros en el Congreso y en el Parlament, sino sobre todo por su presencia en forma de alcald¨ªas y de concejales en el territorio
En los ¨²ltimos d¨ªas se est¨¢ asistiendo a la intensificaci¨®n del dinamismo y de la conflictividad interna en el complejo mundo postconvergente, en sus diferentes configuraciones: b¨¢sicamente, se est¨¢ discutiendo sobre la supervivencia del PDeCAT como actor aut¨®nomo del centroderecha nacionalista dirigido desde Barcelona, o bien su absorci¨®n en un proyecto m¨¢s nacionalpopulista y transversal pilotado desde Waterloo.
En el devenir tan ca¨®tico ¨Ca veces incomprensible para la mayor¨ªa, incluso la m¨¢s interesada e informada¨C de los herederos o los compa?eros de viaje de aquella f¨®rmula pol¨ªtic...
En los ¨²ltimos d¨ªas se est¨¢ asistiendo a la intensificaci¨®n del dinamismo y de la conflictividad interna en el complejo mundo postconvergente, en sus diferentes configuraciones: b¨¢sicamente, se est¨¢ discutiendo sobre la supervivencia del PDeCAT como actor aut¨®nomo del centroderecha nacionalista dirigido desde Barcelona, o bien su absorci¨®n en un proyecto m¨¢s nacionalpopulista y transversal pilotado desde Waterloo.
En el devenir tan ca¨®tico ¨Ca veces incomprensible para la mayor¨ªa, incluso la m¨¢s interesada e informada¨C de los herederos o los compa?eros de viaje de aquella f¨®rmula pol¨ªtica que bajo el liderazgo de Jordi Pujol gobern¨® el pa¨ªs durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, juegan un papel importante elementos de contexto (m¨¢s lejanos o m¨¢s cercanos en el tiempo) y elementos m¨¢s end¨®genos, ligados a la vida interna de aquel mundo. Si se mira retrospectivamente poniendo luces largas, en realidad la primera sacudida profunda se produjo hace m¨¢s de 15 a?os, cuando a¨²n como primera fuerza en el Parlament CiU no fue capaz de articular una mayor¨ªa de gobierno, viviendo su particular ¡°traves¨ªa del desierto¡±. El impacto de estar en la oposici¨®n fue dur¨ªsimo, percibido por los convergentes como una especie de inversi¨®n del orden natural de las cosas. Ello es importante para entender tanto en qu¨¦ contexto se consolid¨® el liderazgo de Mas y de su entorno m¨¢s cercano como las condiciones en que se formaron cuadros y dirigentes que han tenido relevancia en los ¨²ltimos a?os.
El espacio convergente que madura en los a?os de la oposici¨®n es m¨¢s soberanista (no olviden la experiencia de la Casa Gran) y a la vez claramente decantado hacia posiciones neoliberales. Tampoco es ajeno a c¨®mo se est¨¢n desarrollando ahora los hechos la manera en que en 2010 Artur Mas recuper¨® el Gobierno: en plena crisis econ¨®mica, con un relato claramente alineado con las tesis m¨¢s duras de la austeridad y con la estrategia de fichar a figuras no siempre encuadradas en el partido con tal de conformar lo que se llam¨® el ¡°Gobierno de los mejores¡±. Es sabido que la experiencia de aquel gabinete ¨Cque acab¨® pactando con el PP¨C fue complicada: los movimientos de respuesta a los recortes en servicios p¨²blicos y la eclosi¨®n del 15-M pusieron en seria dificultad a un Gobierno percibido como antipopular. Y aceleraron el viraje del nacionalismo conservador hacia la apuesta independentista como tabla de salvaci¨®n, como por otra parte el mismo Santi Vila reconocer¨ªa a?os despu¨¦s. Por otro lado, se trat¨® de un viraje protagonizado por unos cuadros, una militancia, e incluso un electorado receptivo: la conversi¨®n independentista se puede leer tambi¨¦n como la respuesta de unas clases medias desconcertadas por la crisis que recorren al vector nacional como forma de defensa. En la ¨²ltima d¨¦cada es un proceso que se ha producido a nivel planetario.
As¨ª se lleg¨® a la Diada de 2012 y al espejismo de las elecciones de noviembre en que yendo a por una mayor¨ªa absoluta, Mas perder¨ªa diez diputados. Si bien el espacio postpujolista estaba en la ola que se manifestaba, aquellas elecciones demostraron que no le ser¨ªa f¨¢cil mantenerse como hegem¨®nica. A¨²n menos cuando en los a?os siguientes los casos de corrupci¨®n empezar¨ªan a salir a la luz de forma manifiesta (con el cr¨¢ter de la confesi¨®n de Pujol) y por primera vez ¨Cen las europeas de 2014¨C ERC har¨ªa el sorpasso. Sin tener en cuenta como motor el miedo a una progresiva p¨¦rdida de centralidad no se entender¨ªan todos los pasos sucesivos: la ruptura con Uni¨®, la lista conjunta con ERC, la hoja de ruta, el paso a un lado de Mas (a finales de 2015 los sondeos pronosticaban una especie de holocausto electoral), la fundaci¨®n del PDeCAT, la carrera sin luces del octubre y la apuesta formalmente impugnativa de la candidatura de Puigdemont tanto en 2017 como en las europeas de 2019 en la f¨®rmula de Junts per Catalunya.
Porque bien mirado, y a pesar de todos los pesares, el espacio convergente sobrevivi¨®, y ni tan mal. No solo por los n¨²meros en el Congreso y en el Parlament, sino tambi¨¦n ¨Cy sobre todo¨C por su presencia en el territorio, en forma de alcald¨ªas y de concejales, especialmente fuera del ¨¢rea metropolitana de Barcelona, donde ¨Cde facto¨C se deciden las mayor¨ªas en la C¨¢mara catalana, ley electoral mediante. La herencia, y las oportunidades, son apetitosas y por ello ahora la lucha tan enconada para decidir el rumbo futuro. La respuesta la tienen sus alcaldes. Su nariz sabe olfatear si en la Catalu?a no metropolitana de la postpandemia tendr¨¢ m¨¢s peso el pragmatismo en la defensa de los intereses de las clases medias, o si estas est¨¢n instaladas en el mesianismo y en la ret¨®rica incendiaria. En realidad, esta es una informaci¨®n importante para toda la ciudadan¨ªa para saber lo que nos espera