La c¨®lera de ¡®El Cuqui¡¯: cinco horas de terror
Ingresa en prisi¨®n un hombre que, en una ma?ana, intent¨® asesinar a cuatro vecinos de Bellcaire d¡¯Urgell
Benjam¨ªn Fern¨¢ndez no quiere salir del calabozo. Ni siquiera para hablar con el abogado de oficio que va a asistirle en una causa compleja por cuatro duros. Han pasado pocas horas desde aquello, y todav¨ªa est¨¢ nervioso. Las palabras que salen de su boca son para los mossos d¡¯esquadra que le custodian en comisar¨ªa: ¡°?Hijos de puta!, ?hijos de puta!¡± No declara, tampoco le cuenta nada a su letrado. Parece que el asunto no vaya con ¨¦l.
El Cuqui, como conocen a Benjam¨ªn en el pueblo, hab¨ªa sido protagonista recurrente de roces con los vecinos de Bellcaire d¡¯Urgell, un pueblo de Lleida de me...
Benjam¨ªn Fern¨¢ndez no quiere salir del calabozo. Ni siquiera para hablar con el abogado de oficio que va a asistirle en una causa compleja por cuatro duros. Han pasado pocas horas desde aquello, y todav¨ªa est¨¢ nervioso. Las palabras que salen de su boca son para los mossos d¡¯esquadra que le custodian en comisar¨ªa: ¡°?Hijos de puta!, ?hijos de puta!¡± No declara, tampoco le cuenta nada a su letrado. Parece que el asunto no vaya con ¨¦l.
El Cuqui, como conocen a Benjam¨ªn en el pueblo, hab¨ªa sido protagonista recurrente de roces con los vecinos de Bellcaire d¡¯Urgell, un pueblo de Lleida de menos de 1.000 habitantes donde ¡°nunca pasa nada¡±, dice Pol, un vecino. O casi nunca. A los 47 a?os, El Cuqui vive en casa de sus padres ¡ªla madre tiene alzh¨¦imer, el padre est¨¢ enfermo¡ª y no tiene oficio conocido salvo el de pasar varias horas al d¨ªa de bar en bar. En uno de esos bares anodinos, en la carretera que parte y a la vez vertebra un pueblo de edificios de obra vista, salpicado de granjas de cerdos y de ¨¢rboles frutales, pronunci¨® el lunes una frase que inquiet¨® a quienes la escucharon: ¡°Ma?ana voy a hacer limpieza¡±.
Si la historia de este hombre fuera un poema hom¨¦rico, empezar¨ªa como la Il¨ªada: ¡°La c¨®lera canta, oh diosa, del temible Cuqui [por Aquiles]¡±. Porque fue un rapto de ira, no se sabe si de enajenaci¨®n ¡ªah¨ª el abogado tiene margen para buscar una eximente y rebajar su estancia en prisi¨®n¡ª lo que llev¨® a Benjam¨ªn a intentar acabar con la vida de cuatro personas en apenas cinco horas. Al menos a tres de las v¨ªctimas las conoc¨ªa y hab¨ªa mantenido desavenencias (laborales, econ¨®micas, sociales) con ellas.
La c¨®lera de El Cuqui empieza a manifestarse a las 3.00 del martes, cuando recorri¨® el pueblo con un aerosol en la mano pintando las paredes: ¡°Iv¨¢n E. cambia catana por arma de fuego¡± (en la fachada del ayuntamiento) o la m¨¢s po¨¦tica ¡°yo gritaba socorro, vosotros fuego¡± (en la del polideportivo). Fue un aperitivo de lo que estaba por llegar.
Su primera v¨ªctima, y la que ha acabado peor parada (se debate entre la vida y la muerte en el hospital) fue Ramon S., la ¨²nica a la que no conoc¨ªa o con la que no ten¨ªa, seg¨²n la investigaci¨®n, cuentas pendientes. Pasaron la noche juntos hasta que, por razones que se ignoran, el agresor le golpe¨® varias veces con un martillo en la cabeza y le dispar¨® con un arma de fuego hasta abandonarle, malherido, junto a una granja de cerdos en el camino de la Virgen de Sogues, a la salida del pueblo.
A Ramon tambi¨¦n le rob¨® el coche, con el que pudo llevarse a Rosa H. contra su voluntad. Rosa es la madre del propietario del bar Pizza da Giovanni, el m¨¢s antiguo y quiz¨¢ el m¨¢s querido de Bellcaire, punto de encuentro de los vecinos. Pasadas las 4.00, la mujer lleg¨® al local y se encontr¨® a El Cuqui manipulando el candado. Su hijo, harto de las salidas de tono del hombre, le hab¨ªa vetado el acceso al bar. Benjam¨ªn se veng¨® a trav¨¦s de su madre. La atac¨® ¡°de forma sorpresiva¡± con el martillo, la dej¨® inconsciente, la carg¨® en el coche y la llev¨® hasta un edificio que se qued¨® a medio construir por la crisis. All¨ª le at¨® las manos y la lanz¨® a una planta subterr¨¢nea que estaba inundada de agua, donde le lanz¨® piedras para que se ahogara. Se march¨® pensando que hab¨ªa muerto. Pero Rosa recuper¨® la conciencia, pidi¨® auxilio y un profesor del instituto local que paseaba a su perro la salv¨®. Sigue en el hospital, grave.
A las 5.00, El Cuqui recorre en el coche robado nueve kil¨®metros hasta Balaguer y prende fuego a los trasteros de un edificio en el que hab¨ªa vivido. Un vecino declarar¨¢ m¨¢s tarde que ya hab¨ªa amenazado con ¡°quemar el edificio entero¡±. La excursi¨®n a la capital de la Noguera es un inciso en su ma?ana col¨¦rica porque r¨¢pidamente vuelve a Bellcaire en busca de Jaume M.. Le atac¨® ¡°por la espalda y por sorpresa¡±, cuando el hombre, que tiene cerca de 70 a?os, estaba a punto de entrar en el almac¨¦n de su casa. Jaume declar¨® m¨¢s tarde que recibi¨® ¡°descargas el¨¦ctricas¡± y golpes ¡°con un objeto contundente y flexible¡±, pero pudo zafarse.
El pueblo a¨²n dorm¨ªa cuando el d¨ªa de furia de El Cuqui llegaba a su fin. Poco antes de las 8.00, cinco horas despu¨¦s de haber escrito su nombre en las paredes de Bellcaire, el agresor se fue a la caza de Iv¨¢n E. Otro enemigo. Cogi¨® el coche y se dirigi¨®, de nuevo, a Balaguer. Le encontr¨® en la calle Escoles, donde la agredi¨® con el martillo en la cabeza. Los compa?eros de trabajo de la v¨ªctima acudieron para auxiliarle y el agresor dispar¨® su rev¨®lver contra uno de ellos, aunque no le alcanz¨®. La polic¨ªa local lleg¨® al lugar de los hechos y detuvo a El Cuqui, que opuso resistencia. En la mano llevaba el rev¨®lver del calibre 22 y un martillo con restos de sangre. En el coche, los agentes encontraron garrafas de gasolina y munici¨®n.
La historia con Iv¨¢n viene de lejos, y aqu¨ª el ¨¢nimo de venganza es evidente. Hab¨ªan vivido en el mismo bloque de pisos y se hab¨ªan enfrentado porque Benjam¨ªn no pagaba la cuota de la comunidad de vecinos. En una ocasi¨®n le arroj¨® una silla a la terraza. Iv¨¢n logr¨® que un juez dictase una orden de alejamiento que El Cuqui, que le hab¨ªa amenazado de muerte, ya hab¨ªa incumplido.
Bellcaire se despert¨® sin saber lo que hab¨ªa ocurrido y pronto los grupos de Whatsapp de los vecinos se nutrieron de mensajes de audio con todo tipo de rumores y comentarios: ¡°Dicen que a la Rosita [due?a de la pizzer¨ªa] la cogieron dos tipos, aqu¨ª falta uno¡±; ¡°no me extra?ar¨ªa que hubiese sido El Cuqui, est¨¢ muy mal de la cabeza¡±; ¡°vaya historias... ?Bellcaire es Am¨¦rica, nen!¡±
Benjam¨ªn Fern¨¢ndez permanece, desde ayer, en prisi¨®n provisional por cuatro intentos de asesinato, incendio, lesiones y robo de veh¨ªculo.