Los guardianes del toque de queda
EL PA?S acompa?a a una patrulla de la Guardia Urbana de Barcelona en la primera noche en que la polic¨ªa sanciona al que no cumpla el confinamiento nocturno
La segunda noche despu¨¦s de que se instaurara el toque de queda se ha caracterizado por la ¡°tranquilidad¡± en todos los puntos de Catalu?a y especialmente en Barcelona. ...
La segunda noche despu¨¦s de que se instaurara el toque de queda se ha caracterizado por la ¡°tranquilidad¡± en todos los puntos de Catalu?a y especialmente en Barcelona. Los vecinos han dejado desiertas las calles y la imagen de la ciudad recuerda a la de la pasada primavera, cuando el confinamiento aletarg¨® el ritmo de la capital. La noche del lunes al martes los Mossos d¡¯Esquadra han denunciado a 115 personas en toda Catalu?a por permanecer en la v¨ªa p¨²blica despu¨¦s del toque de queda, a las diez de la noche. Adem¨¢s, se han levantado dos actas a locales por estar abiertos sin poder hacerlo. En la capital catalana, los agentes de la Guardia Urbana han interpuesto 15 denuncias por saltarse el toque de queda y han obligado, sin sancionarles, a 19 personas que estaban patinando o charlando en la v¨ªa p¨²blica, a regresar a sus casas.
Noche fr¨ªa en la comisar¨ªa del Eixample de la Guardia Urbana de Barcelona. Son las 22.00 cuando decenas de agentes de la unidad nocturna comienzan a acceder a las dependencias. Justo en ese momento comienza el toque de queda impuesto por la Generalitat para intentar reducir la curva de contagios por la covid. La noche del lunes al martes es la segunda desde que se impuso la restricci¨®n de movilidad nocturna pero ser¨¢ la primera en que los agentes denuncien a los infractores. Saben que ser¨¢ muy excepcional encontrar a alguien en unas calles que hace minutos que est¨¢n totalmente desiertas.
Por las arterias principales de la capital catalana circulan taxis buscando, infructuosamente, alg¨²n alma que solicite una carrera desde aceras, autobuses vac¨ªos y un pu?ado de trabajadores esenciales. ¡°La noche del domingo al lunes se caracteriz¨® por un confinamiento total. Hubo que avisar a unos pocos locales de restauraci¨®n del Eixample -que estaban abiertos haciendo comidas para llevar- que hab¨ªa que cerrar. Aun as¨ª, no hubo grandes problemas¡±, advierte el inspector Pedro Jim¨¦nez.
Jim¨¦nez patrullar¨¢ esta noche junto con la agente Sara Espinosa. Saben cu¨¢les son los puntos donde pueden encontrarse mayores problemas y los repasan de memoria: ¡°La plaza del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (MACBA) y la plaza Universitat porque es donde se concentran los patinadores, el parque Joan Mir¨® porque se queda gente dentro por la noche¡¡±.
Empieza la marcha y pronto -en la Gran V¨ªa, muy cerca de la plaza Universitat- topan con un joven que corre con su patinete por el carril bici. ¡°?Sabe que est¨¢ fuera de horario?¡±, le interceptan. El patinador se detiene y muestra un certificado laboral. Trabaja en uno de los locales de la empresa de bocadillos Subway. Tras el cierre ha tenido que limpiar la cocina. El trayecto est¨¢ permitido. Espinosa y Jim¨¦nez recomiendan al joven que se tape mejor la nariz con la mascarilla y se despiden con el marcial saludo policial y el t¨ªpico: ¡°Buenas noches, caballero¡±.
¡°La ciudadan¨ªa se est¨¢ portando bien. No hay un perfil determinado de personas que incumplan el horario pero lo normal es que sean la gente de 18 a 35 a?os aunque sin distinciones en cuanto a su estatus o poder adquisitivo¡±, destaca el inspector. Los agentes aseguran que tienen margen hasta llegar a la sanci¨®n y confiesan que, sobre todo, estas primeras noches lo importante es la ¡°pedagog¨ªa¡±.
La semana pasada, con menos restricciones, los agentes de la Guardia Urbana desalojaron concentraciones de m¨¢s de seis personas de varias plazas de la capital catalana. La noche del mi¨¦rcoles al jueves fueron un centenar los desalojados. El fin de semana fueron muchos m¨¢s. La noche del viernes al s¨¢bado fueron 1.200 desalojados, del s¨¢bado al domingo 1.665 y del domingo al lunes, la primera noche del toque de queda, fueron 356. Esta pasada noche fueron 19.
Las sanciones por consumir alcohol en la v¨ªa p¨²blica -el botell¨®n, aunque fuese de dos personas- se redujeron ayer a siete. La noche del viernes al s¨¢bado fueron 78 sanciones las impuestas por la Guardia Urbana, del s¨¢bado al domingo fueron 65 y del domingo al lunes 18.
Igual que pas¨® con el confinamiento de la pasada primavera, el toque de queda ha hecho mucho m¨¢s visibles a los centenares de sin techo que duermen en la ciudad. ¡°Intentamos que los servicios sociales les asignen un lugar. Si no es posible, les dejamos dormir en la v¨ªa p¨²blica y no les sancionamos porque suficiente desgracia tienen ya¡±, lamenta Jim¨¦nez.
El inspector y la agente Espinosa llegan patrullando hasta la plaza Francesc Maci¨¤. Una decena de agentes han instalado un control en la rotonda de salida de Barcelona. Paran una furgoneta en la que un trabajador de una de las empresas de motosharing peina la ciudad cambiando bater¨ªas a las motocicletas. Tiene permitido salir pese al toque de queda pero algo en el comportamiento del conductor hace sospechar a los agentes. Le someten al drogotest. Ha dado positivo en coca¨ªna y adem¨¢s tiene una bolsita con un poco de polvillo blanco entre sus pertenencias. Se le acaba de complicar la noche. El joven llama a su jefe que tiene que venir a por el veh¨ªculo y le llegar¨¢ una denuncia por la posesi¨®n de sustancias prohibidas y le han requisado la bolsita. El joven asume con resignaci¨®n todo lo que se le viene encima.
Tras varios minutos de control, el balance de interceptados sigue siendo escaso. ¡°Hemos parado a 15 usuarios, entre ellos un ciclista que encima nos ha dicho que ven¨ªa de un botell¨®n y ha acabado denunciado. El resto, salvo el conductor que hab¨ªa consumido drogas y otro que ha dado positivo, eran movimientos permitidos de gente que ven¨ªa del hospital o estaba trabajando¡±, advierte el inspector.
Un motorista es el ¨²ltimo en pasar el control. ¡°Soy vigilante de un OpenCor. Le aseguro que yo, por m¨ª, a esta hora estar¨ªa en mi casa pero pese a que hemos cerrado a la hora hemos acabado tarde¡±, advierte a Espinosa el conductor. Tras revisar su documentaci¨®n le permiten continuar. La noche comienza a ser fr¨ªa en una Barcelona totalmente desierta.