Maria Salvo: lucha y memoria por la comunidad
La activista, que muri¨® el pasado lunes, explic¨® que la comunidad custodia y cuida, no cura, pero salva. La experiencia carcelaria era una experiencia de comunidad
A mediados de 1999 asist¨ª a una filmaci¨®n en la que Maria Salvo explicaba delante de la c¨¢mara aspectos de las prisiones donde hab¨ªa habitado durante 16 a?os de cautiverio pol¨ªtico de la dictadura: Barcelona, Zaragoza, Madrid, Segovia... Se trataba de un reportaje que ten¨ªa que servir de apoyo documental a una exposici¨®n sobre la represi¨®n que sigui¨® a la ocupaci¨®n militar de Barcelona en 1939. A la pregunta de qu¨¦ era la prisi¨®n, respondi¨® en fr¨ªo: ¡°La prisi¨®n ¨¦ramos nosotras¡±. Su rostro aparec¨ªa encuadrado en un primer plan...
A mediados de 1999 asist¨ª a una filmaci¨®n en la que Maria Salvo explicaba delante de la c¨¢mara aspectos de las prisiones donde hab¨ªa habitado durante 16 a?os de cautiverio pol¨ªtico de la dictadura: Barcelona, Zaragoza, Madrid, Segovia... Se trataba de un reportaje que ten¨ªa que servir de apoyo documental a una exposici¨®n sobre la represi¨®n que sigui¨® a la ocupaci¨®n militar de Barcelona en 1939. A la pregunta de qu¨¦ era la prisi¨®n, respondi¨® en fr¨ªo: ¡°La prisi¨®n ¨¦ramos nosotras¡±. Su rostro aparec¨ªa encuadrado en un primer plano y la afirmaci¨®n pose¨ªa una fuerza serena y seca. La comunicaci¨®n era su don, como hab¨ªa demostrado ya desde 1938 como responsable del Comit¨¦ de Propaganda de las Juventudes Socialistas Unificadas de Catalu?a, donde hab¨ªa ingresado en 1935.
La respuesta de esta mujer fuerte, nacida en Sabadell en 1920, hija de un carpintero ebanista y de una sirvienta, era arrogante y tambi¨¦n parcial, como quiz¨¢s solo lo puede ser de quien a los 13 a?os tiene que dejar la escuela para hacer de portera de la casa donde vive y despu¨¦s de cosedora y planchadora, pero desvelaba el n¨²cleo de un discurso testimonial singular en un paisaje memorialista y period¨ªstico estabulado en el dolor cuando se habla de la resistencia al fascismo.
¡°Nosotras¡±. La comunidad. Salvo, que muri¨® el pasado lunes, explic¨® que la comunidad custodia y cuida, no cura, pero salva. La experiencia carcelaria, probada ya durante 10 meses en los campos de concentraci¨®n franceses cuando dej¨® Catalu?a en 1939 y alargada en Espa?a cuando fue sacada de all¨ª, justamente tambi¨¦n un noviembre, para ser entregada a la Guardia Civil, era una experiencia de comunidad y es lo que ella se dedic¨® a explicar. En su relato la represi¨®n no es central, ni tampoco lo son el dolor ni la v¨ªctima, el centro son los proyectos de vida personales y pol¨ªticos; el dolor es consecuencia de estos proyectos, que expresan una moralidad y un sistema de vida contrarios a los del fascismo. La comunidad de presas pol¨ªticas actu¨® estableciendo una econom¨ªa identitaria, es decir, un sistema de administraci¨®n de bienes y recursos morales que las hac¨ªa sentir vivas y portadoras de valores contrarios a los del franquismo, representado en la prisi¨®n por funcionarias, religiosas cat¨®licas, frailes o directores. Salvo lo explic¨® bien. ¡°En la prisi¨®n no habl¨¢bamos exactamente de la guerra. Nuestra guerra eran los enfrentamientos por las situaciones que viv¨ªamos en la prisi¨®n, por la falta de todo. Esta era nuestra lucha constante, por la falta de todo (...) esta era la ¨²nica manera de conservar nuestra condici¨®n de presas pol¨ªticas; nos sent¨ªamos satisfechas y orgullosas de serlo, y la confrontaci¨®n era contin¨²a con la direcci¨®n de la prisi¨®n, con las monjas, con las funcionarias, por todas aquellas injusticias que est¨¢bamos sufriendo, porque no nos pod¨ªamos duchar ni escribir a casa... Por todo esto est¨¢bamos en guerra cada d¨ªa, porque quer¨ªamos contestar todo su sistema opresivo no acept¨¢ndolas como vencedoras, sino tan solo como dominadoras?.
Cuando en 1997 organiz¨® con otras mujeres la asociaci¨®n Les Dones del 36 al amparo de una exigua subvenci¨®n municipal, el objetivo declarado fue organizarse para explicar su vivencia femenina de los a?os republicanos y de revoluci¨®n. Organizaron su peque?a comunidad y se esparcieron por escuelas, institutos, ateneos, universidades y colectivos muy variados. Salvo dejaba sus experiencias pol¨ªticas, comunitarias, solidarias¡ Explicando la vivencia, expon¨ªa su visi¨®n del mundo. Cuando accedi¨® a la presidencia de la Asociaci¨®n Catalana de Expresos Pol¨ªticos del Franquismo (ACEPF) organiz¨® uno de los actos memoriales m¨¢s relevantes que se han hecho en Catalu?a, el Acto del Liceu, donde ley¨® una declaraci¨®n; el texto acababa con estas palabras: ¡°Conocer y difundir la historia no es garant¨ªa de que los desastres no se repitan, pero contribuye a consolidar y profundizar la cultura democr¨¢tica, una ¨¦tica del esfuerzo colectivo, de la libertad y de la paz. Queremos que este sea nuestro legado y por esta raz¨®n proponemos a la administraci¨®n catalana la creaci¨®n del Memorial Democr¨¢tico. Un legado del conocimiento que haga los ciudadanos civilmente m¨¢s sabios y por lo tanto m¨¢s libres¡±. El Gobierno tripartito encabezado por Pasqual Maragall lo cre¨®, y los gobiernos posteriores lo hundieron en la desidia y en la secta.
Salvo, incansable, detenida en Madrid en 1941 por actividades clandestinas y condenada por un tribunal militar a 30 a?os de prisi¨®n hasta que fue desterrada a Santander, empez¨® a ¡°hacer memoria¡± en el cambio de siglo, en actividades compartidas en Les Dones del 36, en la ACEPF y en la asociaci¨®n que ha vindicado un memorial en evocaci¨®n de las mujeres de la prisi¨®n de Les Corts, que tristemente conoc¨ªa muy bien: fue la primera donde fue a parar y donde sufri¨® las torturas que le impedir¨ªan ser madre. Un memorial que el gobierno municipal de Ada Colau (fue a sus listas por las municipales del 2019) ha erigido con aprobaci¨®n de las entidades que lo reclamaban, la comunidad. Cuando empez¨® a hacer memoria y a recomponer y explicar sus experiencias de prisi¨®n, siempre iniciaba la narraci¨®n penitenciaria lejos del presidio, con referencias a la infancia o adolescencia (he comprobado que todos los presos y presas hacen lo mismo, como si hubiera un patr¨®n vital autom¨¢tico), o al menos en aquel lugar que consideraban que hab¨ªa empezado su biograf¨ªa civil, esta construcci¨®n cultural del pasado propio que usa la memoria como gram¨¢tica del recuerdo, enlazando im¨¢genes, frases, hechos, situaciones... o ahog¨¢ndolos. Era la totalidad de su vida, la que sent¨ªa afectada por la prisi¨®n, el antes y el despu¨¦s de la prisi¨®n. El ¡°antes¡± es distinto en todas las presas y presos. El ¡°despu¨¦s¡± perdura mientras viven.
Recuerdo aquella sesi¨®n en que pon¨ªa el ¡°nosotras¡±, la comunidad, en el centro del discurso sobre su pasado, que nunca dej¨®, como demostr¨® con su lucha clandestina desde las filas del PSUC. A?os m¨¢s tard¨¦ la escuch¨¦ en una entrevista radiof¨®nica; el periodista le pregunt¨® qu¨¦ cre¨ªa que tendr¨ªa que decir hoy la sociedad a sus ancianas compa?eras esparcidas por el pa¨ªs y por el exilio. ¡°No tendr¨ªa que decirles nada ¨Crespondi¨® Salvo¨C, tendr¨ªa que limitarse a escucharlas?. Maria habl¨®, hizo hablar, ha dejado un legado y su vida merece el reconocimiento. Su deceso nos hace m¨¢s pobres que ayer.