La tentaci¨®n de deslegitimar las elecciones
Algunos indicadores de la pandemia son mejores ahora que cuando se convocaron las elecciones. El cambio m¨¢s importante antes de la suspensi¨®n ha sido la irrupci¨®n de Salvador Illa como candidato
Est¨¢ Catalu?a condenada a vivir en una anomal¨ªa pol¨ªtica perpetua? Vamos a empezar la campa?a de unas elecciones que ni siquiera sabemos si se van a realizar y la vida pol¨ªtica catalana vuelve a pender de la decisi¨®n de un tribunal. No porque ese tribunal se inmiscuya en las decisiones del Gobierno catal¨¢n, como sostienen con vehemencia los dirigentes independentistas, sino porque las cosas se han hecho mal. Muy mal. Hay un cansancio enorme, tanto pand¨¦mico como pol¨ªtico, y muchos quieren pasar p¨¢gina de una vez a una legislatura convulsa que se ha convertido en un tiempo muerto. Pero si final...
Est¨¢ Catalu?a condenada a vivir en una anomal¨ªa pol¨ªtica perpetua? Vamos a empezar la campa?a de unas elecciones que ni siquiera sabemos si se van a realizar y la vida pol¨ªtica catalana vuelve a pender de la decisi¨®n de un tribunal. No porque ese tribunal se inmiscuya en las decisiones del Gobierno catal¨¢n, como sostienen con vehemencia los dirigentes independentistas, sino porque las cosas se han hecho mal. Muy mal. Hay un cansancio enorme, tanto pand¨¦mico como pol¨ªtico, y muchos quieren pasar p¨¢gina de una vez a una legislatura convulsa que se ha convertido en un tiempo muerto. Pero si finalmente se vota y la participaci¨®n baja, no es dif¨ªcil aventurar que si los resultados no son los que el independentismo desea, antes de que acabe el recuento habr¨¢ cuestionado la legitimidad de los resultados.
Pocos discuten que la que ahora concluye ha sido una legislatura perdida. Hace justo un a?o, un presidente sobrepasado la dio ya por agotada cuando apenas hab¨ªan transcurrido dos a?os: los socios de gobierno eran incapaces de entenderse. La ¨²nica salida era pasar por las urnas. Prometi¨® entonces convocar elecciones tan pronto como se aprobaran los Presupuestos, pero no lo hizo. Prefiri¨® esperar a que el Tribunal Supremo dictara una inhabilitaci¨®n que estaba cantada de antemano para poder presentarse como v¨ªctima en la nueva cita electoral. De ese error cuelgan todos los dem¨¢s. La coalici¨®n independentista prefiri¨® dejar que los plazos corrieran y propiciar as¨ª una convocatoria autom¨¢tica de las elecciones. La coyuntura le era entonces favorable. Las encuestas daban a ERC como ganadora y algunas apuntaban incluso una posible ampliaci¨®n de la mayor¨ªa independentista. La ¨²nica duda era si ERC sobrepasar¨ªa por fin a JxCat.
Cuando Pere Aragon¨¨s firm¨® el decreto de convocatoria la situaci¨®n de la pandemia era ya muy mala. Y la previsi¨®n era que empeorara despu¨¦s de Navidad, a pesar de lo cual no se plante¨® la posibilidad de proponer un aplazamiento. De hecho, algunos indicadores cruciales como la tasa de reproducci¨®n (RO) o el n¨²mero de muertos, estaban peor el d¨ªa que se convocaron las elecciones, el 21 de diciembre, que el 15 de enero, cuando Aragon¨¨s firm¨® el decreto de suspensi¨®n. El 21 de diciembre la RO era de 1,53, es decir, que por cada 100 personas infectadas se contagiaban otras 150, y ese d¨ªa se notificaron 40 muertes. El d¨ªa de la suspensi¨®n, la RO era de 1,35 y se notificaron 20 muertes. Es cierto que el n¨²mero de contagios era mucho m¨¢s alto en enero que en diciembre, y tambi¨¦n los ingresos hospitalarios. Pero eso era exactamente lo que hab¨ªan vaticinado los expertos y el propio Gobierno, lo que no le impidi¨® convocar las elecciones. Y ayer, la RO estaba por debajo de 1 (0,97).
Result¨® muy sorprendente que se suspendieran los comicios por el agravamiento de la pandemia sin restringir al mismo tiempo actividades con igual o mayor riesgo de contagio, como ir a comprar en las rebajas. Si se puede ir a trabajar, al teatro, al colegio o a comer a un restaurante, deber¨ªa poderse votar con seguridad. Y de hecho se puede. El equipo de Ismael Pe?a L¨®pez, responsable de la log¨ªstica electoral, est¨¢ haciendo un excelente trabajo para garantizar la seguridad de los votantes y los miembros de las mesas durante la jornada de votaciones. Si se puede garantizar la seguridad de una cajera en un supermercado, se ha de poder asegurar tambi¨¦n que los miembros de la mesa est¨¦n protegidos. Y en todo caso, hay d¨®nde inspirarse: Portugal celebra este domingo sus elecciones pese a encontrarse en confinamiento total.
Si el empeoramiento de la pandemia ya estaba previsto, ?qu¨¦ hab¨ªa cambiado entre la convocatoria de elecciones y su suspensi¨®n? La irrupci¨®n de Salvador Illa como candidato del PSC y la posibilidad de un vuelco electoral. Al poco de anunciarse la candidatura, varias encuestas daban ya un empate t¨¦cnico entre ERC y el PSC.
Cuando hay un cambio de tendencia en una fecha pr¨®xima a las elecciones, las encuestas suelen captar la ola, pero no su intensidad. La ¨²ltima, el sondeo preelectoral del CIS conocido esta semana, da a Illa como ganador y eso ha removido las aguas pol¨ªticas porque confirma que hay corriente de fondo. Los datos no son todav¨ªa concluyentes pero hay indicios claros de que el escenario pol¨ªtico puede cambiar. Y la ansiedad se ha adue?ado de la precampa?a, especialmente en el bloque independentista. El bar¨®metro del CIS, basado en 4.000 encuestas, indica que la suma de ERC, Junts y la CUP se quedar¨ªa nueve d¨¦cimas por debajo del 40% de los votos, diez puntos menos que lo que les atribu¨ªa el bar¨®metro de diciembre del CEO. Este sondeo, publicado apenas tres d¨ªas antes de la convocatoria electoral, daba al independentismo un 49% de los sufragios y la posibilidad de superar por primera vez el 50%.
La encuesta del CIS ha dado al traste con esa expectativa. La reacci¨®n de ERC ha sido sumarse de nuevo a la estrategia sobreactuada de Junts. Ambos han recurrido a la ret¨®rica victimista, con hip¨¦rboles y exageraciones evidentes, como que estamos ante un nuevo 155 encubierto o que los magistrados a los que les ha tocado dirimir de oficio sobre la suspensi¨®n de las elecciones forman parte de una conspiraci¨®n del Estado contra Catalu?a. Volvemos al discurso de trazo grueso. Y lo que es peor, a la tentaci¨®n de deslegitimar las elecciones. Pero no es seguro que esta vez esa estrategia funcione. La ciudadan¨ªa sufre las consecuencias de la incompetencia y la par¨¢lisis gubernamental. Est¨¢ muy cansada. El pa¨ªs no est¨¢ para fuegos de artificio.