Un Ejecutivo con las manos atadas
Pese a la virulencia del choque de ayer no cabe, ni mucho menos, descartar un acuerdo de ¨²ltima hora entre independentistas, pues hay demasiado poder ¡ªy cargos¡ª en juego
Solo los historiadores podr¨¢n explicar alg¨²n d¨ªa por qu¨¦ el gran factor de estabilidad de la pol¨ªtica catalana que fue durante d¨¦cadas Converg¨¨ncia Democr¨¤tica acab¨® mutando un d¨ªa en el caballo desbocado que es hoy Junts per Catalunya. Pero sin necesidad de acudir a los archivos, una creciente parte de la sociedad catalana, incluidos muchos independentistas, ya han llegado a la conclusi¨®n de que dif¨ªcilmente se apaciguar¨¢ el volc¨¢n del proc¨¦s mientras los herederos de Converg¨¨ncia contin¨²en en el c...
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Solo los historiadores podr¨¢n explicar alg¨²n d¨ªa por qu¨¦ el gran factor de estabilidad de la pol¨ªtica catalana que fue durante d¨¦cadas Converg¨¨ncia Democr¨¤tica acab¨® mutando un d¨ªa en el caballo desbocado que es hoy Junts per Catalunya. Pero sin necesidad de acudir a los archivos, una creciente parte de la sociedad catalana, incluidos muchos independentistas, ya han llegado a la conclusi¨®n de que dif¨ªcilmente se apaciguar¨¢ el volc¨¢n del proc¨¦s mientras los herederos de Converg¨¨ncia contin¨²en en el centro de todas las ecuaciones de gobierno pese a ser solo la tercera fuerza m¨¢s votada. De ah¨ª que Esquerra Republicana intente ahora un ejecutivo en minor¨ªa sin tener a Junts ni a Carles Puigdemont en la cocina. Ello permitir¨ªa a los republicanos lucir acci¨®n de gobierno en solitario y presentarse en Madrid como el ¨²nico interlocutor v¨¢lido en Barcelona. Hacerlo, creen, les dar¨ªa una p¨¢tina de partido de orden ante la parte del electorado independentista que observa, con creciente desespero, como la gobernabilidad se ha enredado en debates que no ofrecen respuestas ni a la recesi¨®n econ¨®mica ni al goteo de expedientes de regulaci¨®n de empleo mientras la independencia, ni est¨¢ ni se la espera.
Pero de las intenciones a las posibilidades reales hay un trecho, y m¨¢s en Catalu?a. El gran escollo para que ERC se salga con la suya es de l¨®gica matem¨¢tica. Un gobierno de Aragon¨¨s no va a ninguna parte con el apoyo de los 33 diputados de ERC de un total de 135. Ni siquiera sumando los comunes y la CUP a la ecuaci¨®n llegar¨ªan a tejer una mayor¨ªa s¨®lida, de manera que quedar¨ªan constantemente al albur de lo que les pida Junts, con un pie dentro y otro fuera, o el PSC, en la oposici¨®n pura y dura. Los socialistas de Salvador Illa han descartado cualquier aventura con ERC y est¨¢n enfrascados en prepararse para convertirse en alternativa una vez fracase la ¨²ltima operaci¨®n independentista. Lo mismo puede decirse de los comunes, que ven con gran recelo cualquier operaci¨®n que incluya a Junts. Solo un repentino volantazo de los comunes o de los socialistas podr¨ªa cambiar las cosas.
As¨ª pues, todas las miradas vuelven a posarse en Junts, un partido que no ha decidido si quiere ser gobierno o quiere repetir las elecciones. La parte m¨¢s activista del partido, que vive mirando a Waterloo, no casa con la institucional, consciente del tesoro que supone gestionar un presupuesto de casi 30.000 millones como el de la Generalitat. Pese a la virulencia del choque de ayer no cabe, ni mucho menos, descartar un acuerdo de ¨²ltima hora entre independentistas, pues hay demasiado poder ¡ªy cargos¡ª en juego. Tampoco cabe quitar ojo del calendario, que avanza irremediablemente hasta la fecha l¨ªmite del 26 de mayo para repetir elecciones. Mucho puede cambiar todav¨ªa despu¨¦s del sonoro portazo de ERC de ayer. En lo que no cabe esperar cambios es en que los dos partidos, si acaban pactando, vuelvan a las andadas confundiendo lo que es gobernar con ocupar el Gobierno.