La madurez de Colau
La alcaldesa ha asumido que entre el blanco y el negro hay muchos grises. Para transformar hay que gobernar y tambi¨¦n transaccionar sin traicionarse a uno mismo
Ada Colau llega a la mitad de su segundo mandato sin descartar presentarse a una tercera reelecci¨®n. En las formas, la alcaldesa ha eclipsado a la activista social, aunque en su gesti¨®n abunden esos principios que la han convertido en una primera edil peculiar. Son pasos hacia la madurez pol¨ªtica. El pacto con los socialistas y la generosidad sin contrapartidas de Manuel Valls fue un primer pelda?o para que Colau asumiera que entre el blanco y el negro hay muchos grises. Para transformar hay que gobernar y tambi¨¦n transaccionar sin traicionarse a uno mismo. La expulsi¨®n del PSC del Ejecutivo m...
Ada Colau llega a la mitad de su segundo mandato sin descartar presentarse a una tercera reelecci¨®n. En las formas, la alcaldesa ha eclipsado a la activista social, aunque en su gesti¨®n abunden esos principios que la han convertido en una primera edil peculiar. Son pasos hacia la madurez pol¨ªtica. El pacto con los socialistas y la generosidad sin contrapartidas de Manuel Valls fue un primer pelda?o para que Colau asumiera que entre el blanco y el negro hay muchos grises. Para transformar hay que gobernar y tambi¨¦n transaccionar sin traicionarse a uno mismo. La expulsi¨®n del PSC del Ejecutivo municipal el anterior mandato por su apoyo a la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 en Catalu?a fue un est¨¦ril ejercicio purista de Colau. La historia se ha encargado de mostrar ¡ªindependentistas incluidos¡ª que no incurre en anatema quien pacta con los socialistas. A d¨ªa de hoy el Gobierno municipal de Barcelona funciona razonablemente bien. Hay l¨®gicas discrepancias, pero nada que ver con lo que ha sucedido y amenaza con seguir ocurriendo en la casa de enfrente, la Generalitat, entre independentistas.
En estos dos a?os, una estrategia que ha seguido desarrollando el equipo de Colau ha sido construir una ciudad vivible. La limitaci¨®n de la circulaci¨®n de veh¨ªculos y la conquista de la sostenibilidad est¨¢n en la agenda de las principales capitales europeas, excepto Madrid. Son ejemplos de ello Anne Hidalgo en Par¨ªs, Sadiq Khan en Londres o Michael M¨¹ller en Berl¨ªn. En este terreno, plena homologaci¨®n europea.
Colau ha arrinconado la equivalencia entre propietario y enemigo. La alcaldesa ha aprendido que las complicidades requieren acuerdos amplios. Hay flecos sueltos, como en el urbanismo t¨¢ctico, aplicado en numerosas ciudades. Por econ¨®mico, defendible y reversible que sea, cuando parte de los expertos lo considera infantil, chapucero y multicolor es que ha faltado consenso o mano izquierda.
Urbanismo aparte, en periodos duros y ¨¦pocas de crisis ¡ªla reciente pandemia es un excelente paradigma de todo ello¡ª es cuando quien ostenta el poder debe mostrar sensibilidad hacia los m¨¢s vulnerables. Personas que pierden la vivienda, ciudadanos a quienes se cortan los suministros energ¨¦ticos, j¨®venes que no tienen acceso a una vivienda. Para ellos, las pol¨ªticas practicadas en Barcelona son importantes: inversi¨®n p¨²blica en vivienda (construcci¨®n de 2.300 pisos p¨²blicos); informaci¨®n y protecci¨®n sobre cortes de suministros (Puntos de Asesoramiento Energ¨¦tico); y acompa?amiento y b¨²squeda de soluci¨®n en los desahucios (Servicio de Informaci¨®n y Mediaci¨®n Municipal).
Colau ha comprobado lo severa que es la interpretaci¨®n de la legalidad cuando toca intereses de poderes existentes
La acci¨®n pol¨ªtica de Colau ha comportado una cascada de querellas y denuncias. Ser de izquierdas no est¨¢ de moda en las urnas o en los tribunales. El Gobierno municipal ha comprobado lo severa que es la interpretaci¨®n de la legalidad cuando toca intereses de poderes realmente existentes. Un ejemplo paradigm¨¢tico es la sentencia del Tribunal Supremo de 2019 para que Aig¨¹es de Barcelona fuera gestora del ciclo integral del agua en el ¨¢rea metropolitana hasta 2047, que fue un varapalo a la pretensi¨®n de municipalizaci¨®n.
La alcaldesa ha constatado que quien act¨²a pol¨ªticamente debe atenerse a las consecuencias. Agbar, preocupada por el posible dispendio p¨²blico, ha denunciado ante el Tribunal de Cuentas los encargos realizados por el Ayuntamiento a entidades sociales para hacer informes sobre la municipalizaci¨®n del agua. Las adjudicatarias de la Generalitat que ¡ªcon Agbar y sus filiales a la cabeza¡ª engrasaron entre 2008 y 2013 la maquinaria de la fundaci¨®n Catdem, de Converg¨¨ncia, con 7,1 millones de euros, encuentran intolerable que un ayuntamiento pague 875.000 euros a entidades que pueden amenazar sus intereses. En el frente penal, Colau ha chocado con Abogados Catalanes por la Constituci¨®n, que acusa a la alcaldesa de ¡°desviar fondos p¨²blicos¡± a colectivos con los que ella o sus concejales tuvieron v¨ªnculos antes de llegar al cargo. Un total de 1,2 millones de euros se ha llevado el Observatorio DESC, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) la Alianza contra la Pobreza Energ¨¦tica e Ingenieros sin Fronteras, entidades que tienen el com¨²n denominador de oponerse o evidenciar las arbitrariedades de fondos buitre o las grandes el¨¦ctricas.
El balance de estos dos a?os de Gobierno de Colau es una buena muestra del empe?o y las dificultades de una Administraci¨®n para revertir situaciones injustas. Es una lucha tan necesaria como incomprendida por parte del electorado que muchas veces valora la vistosidad del envoltorio por encima del deslucido contenido de la acci¨®n pol¨ªtica.