La consagraci¨®n del mal rollo
Las palabras utilizadas por Junqueras para explicar su encuentro con Puigdemont remiten a un mismo modelo: las cenas de Nochebuena con un acuerdo impl¨ªcito: no hablemos de pol¨ªtica porque nos vamos a pelear
Personal, agradable, emotivo, familiar todas las palabras utilizadas por Oriol Junqueras para explicar su encuentro con Carles Puigdemont remiten a un mismo modelo: las cenas familiares de Nochebuena en que reina un acuerdo impl¨ªcito: no hablemos de pol¨ªtica porque nos vamos a pelear y hoy no toca. Hubo tregua, pero la fiesta qued¨® descafeinada. Poca alegr¨ªa transmit¨ªa la foto de grupo, ¨²nica concesi¨®n que se hizo para que la prensa pudiera inmortalizar el encuentro. La imagen resultante es la consagraci¨®n del mal rollo, como si las pocas ganas de estar juntos se hubieran hecho carne. Lo que d...
Personal, agradable, emotivo, familiar todas las palabras utilizadas por Oriol Junqueras para explicar su encuentro con Carles Puigdemont remiten a un mismo modelo: las cenas familiares de Nochebuena en que reina un acuerdo impl¨ªcito: no hablemos de pol¨ªtica porque nos vamos a pelear y hoy no toca. Hubo tregua, pero la fiesta qued¨® descafeinada. Poca alegr¨ªa transmit¨ªa la foto de grupo, ¨²nica concesi¨®n que se hizo para que la prensa pudiera inmortalizar el encuentro. La imagen resultante es la consagraci¨®n del mal rollo, como si las pocas ganas de estar juntos se hubieran hecho carne. Lo que deb¨ªa ser un regalo a las bases del independentismo va camino de convertirse en el icono del desenga?o.
El miedo a afrontar las diferencias entre independentistas tiene un efecto perverso: para ocultar una fractura cada vez m¨¢s indisimulable no les queda otro recurso que entrar en la subasta: qui¨¦n sube m¨¢s el tono y el nivel de exigencia ante los adversarios. Un espiral de aceleraci¨®n de los discursos que encuentra su complemento en el PP que tiene todo el inter¨¦s en alimentarlo. Como m¨¢s estruendoso sea el griter¨ªo independentista mejor para Casado y compa?¨ªa: la estrategia de la confrontaci¨®n en la que est¨¢n instalados lo necesita.
Como m¨¢s estruendoso sea el griter¨ªo independentista, mejor para Casado y compa?¨ªaComo m¨¢s estruendoso sea el griter¨ªo independentista, mejor para Casado y compa?¨ªa
Todos los gestos de radicalizaci¨®n del independentismo son bonus para el PP, que no aspira a resolver un problema sino a agrandarlo para seguir cultivando las paranoias patrioteras de los votantes (y as¨ª engullir al electorado de Ciudadanos que paga su condici¨®n de partido monotem¨¢tico) Los ¨¦xitos fundados en una obsesi¨®n son siempre ef¨ªmeros porque acaban agotando al personal. Todos los partidos que han visto en la revuelta indignada contra los nacionalismos catal¨¢n o vasco su ¨²nica raz¨®n de ser han tenido una ca¨ªda tan fulminante como el despegue. La dial¨¦ctica que construye la pol¨ªtica tiene estas celadas. El que no tiene ni proyecto ni visi¨®n para saber a d¨®nde quiere llegar y se deja atrapar por los ¨¦xitos moment¨¢neos o aparentes tiene todos los n¨²meros para descarrilar. Y as¨ª est¨¢ agonizando Ciudadanos entre el delirio del monotema y la soberbia sin l¨ªmites de Rivera, que se deja arrastrar ahora por un PP que lo quiere s¨®lo como trofeo de caza, anuncio del fin de una quimera que lleg¨® a asustarle.
En la din¨¢mica de la confrontaci¨®n est¨¢ instalada Junts, pose¨ªda por una de las mayores estupideces de la pol¨ªtica: cuanto peor, mejor. En democracia, hay pocos atajos: lo que no se gana d¨ªa a d¨ªa dif¨ªcilmente se conquista de golpe. Y en su frustraci¨®n pretende arrastrar a Esquerra Republicana a la ruptura con el gobierno socialista. Resultado: a la hora de hacer una foto de familia como la de Bruselas la pol¨ªtica brilla por su ausencia. O mejor dicho se expresa a trav¨¦s de una imagen en que aparecen bustos inanimados.
En democracia, hay pocos atajos: lo que no se gana d¨ªa a d¨ªa dif¨ªcilmente se conquista de golpeEn democracia, hay pocos atajos: lo que no se gana d¨ªa a d¨ªa dif¨ªcilmente se conquista de golpe
No es f¨¢cil en lo humano la relaci¨®n entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. De hecho, la aparici¨®n de este cuando Artur Mas, acosado por la Cup, hizo mutis por el foro, frustr¨® la operaci¨®n Junqueras que aquella misma ma?ana estaba ya preparando la campa?a de un repetici¨®n electoral que deb¨ªa haber anticipado el sorpasso de Esquerra. Despu¨¦s, vinieron los desencuentros fatales, que culminaron en octubre de 2017: Carles Puigdemont se asust¨® cuando ya parec¨ªa decidido a convocar elecciones, sin que Junqueras hiciera nada para ayudarle a dar el paso sino m¨¢s bien todo lo contrario.
Y de ah¨ª el desenlace: uno se fue, el otro se qued¨® en casa, asumiendo el camino de la c¨¢rcel, sin que mediara siquiera una llamada telef¨®nica entre ambos. Ahora la imagen del que ha sufrido casi cuatro a?os de c¨¢rcel no es compa?¨ªa c¨®moda para quien opt¨® por salir corriendo. Y, sin embargo, los dos comparten un doble problema: ?Hasta cu¨¢ndo ejercer¨¢n el liderazgo en ¨²ltima instancia en sus respectivas casas? ?Es pensable que uno de los dos se imponga y rompa la bicefalia del independentismo?
Junqueras tiene autoridad moral acumulada y pronto se ver¨¢ si encuentra el justo tono ejerciendo de referencia sin menoscabo del nuevo liderazgo de Esquerra. Puigdemont es el ¨²nico punto de enganche, por lo menos aparentemente, de este barullo llamado Junts per Catalunya. En estas circunstancias se entiende que prefieran no hablar de pol¨ªtica. Pero si lo hicieran quiz¨¢s un soplo de realidad entrar¨ªa en ambas casas y podr¨ªan asumir vidas razonablemente separadas sin el freno del bloqueo mutuo y del recelo permanente, al tiempo que ambos ganar¨ªan polivalencia. Estrategias diferenciadas, acuerdos puntuales, es decir, pol¨ªtica.