El impacto de la realidad
El Sindicato Universitario del Trabajo, cat¨®lico y falangista, activ¨® parad¨®jicamente un cambio de mentalidad que desemboc¨® en la militancia antifranquista
Para ir del hall de la Barcelona School of Management al auditorio debe atravesarse un pasillo. All¨ª, a mano izquierda, hay una exposici¨®n de fotograf¨ªas de Colita de finales de los sesenta. Son retratos de algunos de los protagonistas de la gauche divine. Al sentarme en el auditorio, con esos rostros de modelos y cineastas en la memoria, hojeo el cuaderno de im¨¢genes del libro que en pocos minutos se va a presentar: Una juventud en tiempo de dictadura (Libros de la Catarata). El glamur se desvanece. Veo fotograf¨ªas de recepciones donde estudiantes estrechaban la mano inco...
Para ir del hall de la Barcelona School of Management al auditorio debe atravesarse un pasillo. All¨ª, a mano izquierda, hay una exposici¨®n de fotograf¨ªas de Colita de finales de los sesenta. Son retratos de algunos de los protagonistas de la gauche divine. Al sentarme en el auditorio, con esos rostros de modelos y cineastas en la memoria, hojeo el cuaderno de im¨¢genes del libro que en pocos minutos se va a presentar: Una juventud en tiempo de dictadura (Libros de la Catarata). El glamur se desvanece. Veo fotograf¨ªas de recepciones donde estudiantes estrechaban la mano incorrupta de Franco. Y las hay de grupo, donde j¨®venes con gafas, ahora con mono de trabajo, se mezclan o con mineros u obreros de la construcci¨®n o agricultoras que aprenden a leer o a escribir. Las primeras noches de Bocaccio casi coincidieron en el tiempo con las campa?as de educaci¨®n popular, pero eran civilizaciones opuestas. A algunos universitarios la bofetada del contacto con el trabajo duro y la miseria les cambi¨® la vida. Hasta hoy.
Como hicieron en Madrid hace mes y medio, supervivientes de esa experiencia se reencontraron el martes en el auditorio de la Universitat Pompeu Fabra. Lo que les un¨ªa era haber participado de la actividad del Sindicato Universitario del Trabajo. Ideado como un proyecto de movilizaci¨®n cat¨®lica y falangista, su aplicaci¨®n pr¨¢ctica, parad¨®jicamente, en muchos casos se convirti¨® en el activador de un cambio de mentalidad que desemboc¨® en la militancia antifranquista. Entre 1953 y 1968 unos 13.000 estudiantes estuvieron o en campos de trabajo distribuidos por todo el pa¨ªs ¡ªde eso habl¨® Jordi Borja¡ª o dedicaban el domingo a mejorar las condiciones de vida en los suburbios ¡ªese fue el caso de Pasqual Maragall, como explic¨® Isidre Molas¡ª o daban clases en aldeas donde los niveles de analfabetismo segu¨ªan disparados.
Hace a?os que la asociaci¨®n de antiguos sutistas contact¨® con el grupo de investigaci¨®n sobre el franquismo dirigido por Miguel ?ngel Ruiz Carnicer. As¨ª se aseguraban que su acopio de documentaci¨®n no quedar¨ªa cautivo de la nostalgia y al fin, a trav¨¦s del libro, se han dotado de una reconstrucci¨®n rigurosa de esa experiencia que, al mismo tiempo, ayuda a comprender la naturalizaci¨®n de la conciencia cr¨ªtica entre las clases medias espa?olas.
Algunos de los impulsores de este proyecto memorial estuvieron hablando el martes, atentos al estricto cron¨®metro de Antonio Ruiz Va. El acto lo cerraron experimentados espectadores del presente, como Joan Botella o un tal Xavier Vidal-Folch. Pero el coraz¨®n de la tarde lati¨® con las palabras cansadas pronunciadas por el viejo abogado Herman Pesqueira. Tarde calurosa de finales de los cincuenta. Descansa tras semanas de trabajo en la siega en Aldeseaca. Se le acerca un agricultor. ¡°?T¨² crees que trabajando un mes aqu¨ª aprender¨¢s lo que es la vida del campo? No lo sabr¨¢s. Porque cuando acaba la cosecha, cada d¨ªa, cada mes, cada a?o, saldr¨¦ al monte a buscar le?a para calentar a mi familia¡±. Fue una lecci¨®n de vida que no ha olvidado, un impacto de realidad que sigue agradeciendo, un legado ¨¦tico para no olvidar el pa¨ªs de donde venimos.