Asl¨¢n, el obrero muerto al que nadie conoce
La justicia investiga por homicidio imprudente a tres personas tras el accidente mortal de un trabajador ruso sin contrato del que nadie se hizo cargo
La ¨²ltima vez que Angela Margiev pis¨® Espa?a, su marido estaba vivo. Esta semana ha vuelto para testificar por su muerte. El juez que investiga el accidente laboral que acab¨® con la vida de Asl¨¢n Margiev a los 44 a?os no le ha permitido declarar por videoconferencia ¡°por falta de medios¡± del juzgado. De modo que Angela, que de medios tampoco va sobrada -cobra 200 euros como empleada de una tienda de ropa- ha tenido que volar desde la rep¨²blica rusa de Osetia del Norte, en un viaje con perspectivas muy distintas del...
La ¨²ltima vez que Angela Margiev pis¨® Espa?a, su marido estaba vivo. Esta semana ha vuelto para testificar por su muerte. El juez que investiga el accidente laboral que acab¨® con la vida de Asl¨¢n Margiev a los 44 a?os no le ha permitido declarar por videoconferencia ¡°por falta de medios¡± del juzgado. De modo que Angela, que de medios tampoco va sobrada -cobra 200 euros como empleada de una tienda de ropa- ha tenido que volar desde la rep¨²blica rusa de Osetia del Norte, en un viaje con perspectivas muy distintas del emprendieron juntos para cumplir su sue?o de prosperar en Barcelona.
¡°Arregl¨® nuestro piso con sus manos, cre¨® un hogar para nosotros. ?l era quien sosten¨ªa a la familia y cuidaba de nosotros. Ahora he perdido la esperanza¡±, cuenta Angela sentada junto al hijo de ambos, Marat, desde el despacho de sus abogados en el paseo de Gr¨¤cia, una avenida frecuentada por otros rusos, los que compran en las tiendas de lujo. Asl¨¢n, un operario del C¨¢ucaso, lleg¨® en un vuelo para turistas con experiencia profesional -se hab¨ªa especializado en carpinter¨ªa de aluminio- pero sin permiso de residencia ni de trabajo.
La ma?ana del 18 de noviembre de 2020, Asl¨¢n habl¨® por tel¨¦fono con Angela, que hab¨ªa viajado a Rusia para visitar a su padre. Llam¨® tambi¨¦n a Marat para pedirle que comprara macarrones en el supermercado, que ¨¦l se los preparar¨ªa al volver a casa. Ese d¨ªa ten¨ªa que seguir trabajando en la reparaci¨®n del techo de una nave log¨ªstica en Sant Andreu de la Barca, a 30 kil¨®metros de Barcelona. Un conocido, tambi¨¦n ruso, le hab¨ªa conseguido el trabajo, seguramente a cambio de una comisi¨®n del constructor, necesitado de mano de obra barata. Mientras trabajaba a ocho metros de altura y sin ninguna las medidas de seguridad que se exigen para los trabajos en altura, Asl¨¢n pis¨® un trozo de uralita que cedi¨® ante el peso y cay¨® al suelo. Muri¨® all¨ª mismo.
Cuando la polic¨ªa lleg¨® a la nave e inspeccion¨® el cad¨¢ver, nadie sab¨ªa nada de aquel hombre sin contrato. Pese a que llevaba tres semanas trabajando all¨ª, Asl¨¢n era, al parecer, un perfecto desconocido. Nadie le conoc¨ªa. Nadie le identific¨® como trabajador. Nadie vio lo ocurrido. Incluso el operario que estaba con ¨¦l en el techo -socio de la empresa de construcci¨®n- afirm¨® que ignoraba lo que hab¨ªa pasado.
Ante las ¡°contradicciones e incoherencias¡± de los testigos, seg¨²n el atestado policial al que ha accedido EL PA?S, los Mossos d¡¯Esquadra iniciaron una investigaci¨®n que, unas semanas despu¨¦s, culmin¨® con la detenci¨®n de tres personas: los dos socios de la empresa encargada de las obras -incluida la persona que estaba en el techo con ¨¦l- y el intermediario ruso. Asl¨¢n, por supuesto, no figuraba como trabajador de la peque?a empresa constructora. La hip¨®tesis de los investigadores es que la empresa utilizaba al intermediario para conseguir operarios en situaci¨®n irregular que se prestaban a trabajar de forma ocasional a precios muy bajos.
La noche del accidente, dos hombres se presentaron en la casa familiar, en Barcelona, para explicar al hijo (para mentirle) que su padre se hab¨ªa hecho da?o en una pierna y estaba en el hospital. Uno de ellos, el intermediario, se qued¨® all¨ª a pasar la noche. El otro ¡°cogi¨® un talador y unas herramientas y se march¨®¡±, cuenta Marat, que ante esa extra?a situaci¨®n se encerr¨® en su habitaci¨®n hasta el d¨ªa siguiente.
Asl¨¢n fue abandonado por las personas que le rodeaban y que le contrataron de forma irregular, pero tambi¨¦n por la administraci¨®n, denuncian los abogados de la familia, Roman Bazoev e Iv¨¢n Ram¨ªrez. Aseguran que, pese a que Marat era menor de edad (lo sigue siendo), ning¨²n organismo p¨²blico se hizo cargo de ¨¦l, y solo la intervenci¨®n de una familiar lejana del fallecido hizo que las cosas empezaran a rodar: acogi¨® temporalmente a Marat, inform¨® de lo ocurrido a ?ngela -que no pudo viajar a Espa?a por las restricciones derivadas del coronavirus-, contact¨® con los abogados y prepar¨® el regreso de las cenizas de Asl¨¢n a Rusia.
Un juzgado de Martorell mantiene abierta una investigaci¨®n por homicidio imprudente y un delito contra los derechos de los trabajadores. ?ngela afirma que desconoc¨ªa las condiciones en las que trabajaba su marido, pero explica que acud¨ªa a trabajar ¡°en ch¨¢ndal¡±, sin equipo de trabajo ni uniforme de ninguna empresa. Evita se?alar a personas concretas, pero cree que hay ¡°responsables¡± de lo que le pas¨® a su marido y pide ¡°que paguen por ello¡± porque ¡°no hicieron bien las cosas¡±. ¡°Es inadmisible que estuviese all¨ª arriba sin ninguna medida de seguridad. Por culpa de eso, nuestro proyecto de vida desapareci¨®¡±.
Los abogados de la familia mantienen todas las v¨ªas abiertas para que alguien se haga cargo y, al menos, asuma una indemnizaci¨®n. Creen que est¨¢ fuera de toda duda que Asl¨¢n trabajaba en la nave: su cad¨¢ver fue encontrado all¨ª pero, adem¨¢s, hay otros indicios: en el piso encontraron su carnet de conducir -creen que le conduc¨ªan hasta la nave- y el due?o de un bar cercano de Sant Andreu asegur¨® haber visto a Asl¨¢n, varios d¨ªas, pedir un bocadillo y una botella de agua.