Los piratas de la paleontolog¨ªa: la creciente amenaza de los buscadores de f¨®siles
Los Mossos alertan del ¡°expolio¡± de yacimientos y el da?o al patrimonio que supone la creciente afici¨®n a la arqueolog¨ªa
Chiqui L. ha seguido el consejo de la polic¨ªa y ha eliminado la mayor¨ªa de los v¨ªdeos que hab¨ªa publicado. Es (o era) un youtuber de la paleontolog¨ªa. Este hombre de 48 a?os, aficionado a los f¨®siles y minerales desde muy joven, decidi¨® contar p¨²blicamente sus aventuras. En las im¨¢genes se le ve extrayendo restos de yacimientos protegidos, explicando c¨®mo los objetos pueden limpiarse con lej¨ªa, exhibiendo con pasi¨®n los peque?os y antiqu¨ªsimos tesoros que encuentra en rincones remotos de la geograf¨ªa catalana: ¡°Pir...
Chiqui L. ha seguido el consejo de la polic¨ªa y ha eliminado la mayor¨ªa de los v¨ªdeos que hab¨ªa publicado. Es (o era) un youtuber de la paleontolog¨ªa. Este hombre de 48 a?os, aficionado a los f¨®siles y minerales desde muy joven, decidi¨® contar p¨²blicamente sus aventuras. En las im¨¢genes se le ve extrayendo restos de yacimientos protegidos, explicando c¨®mo los objetos pueden limpiarse con lej¨ªa, exhibiendo con pasi¨®n los peque?os y antiqu¨ªsimos tesoros que encuentra en rincones remotos de la geograf¨ªa catalana: ¡°Piritas y huellas de dinosaurio: el oro de los locos¡±.
Aplaudidos por otros locos del f¨®sil como ¨¦l y criticados por arque¨®logos y paleont¨®logos profesionales, los v¨ªdeos llegaron a o¨ªdos de los Mossos d¡¯Esquadra, que tras una investigaci¨®n que incluy¨® seguimientos a Chiqui, lograron la autorizaci¨®n de un juez para registrar su casa e investigarlo por un delito contra el patrimonio. En el jard¨ªn, en el garaje, en las vitrinas de la sala de estar y hasta en la buhardilla, los agentes encontraron el bot¨ªn de casi tres d¨¦cadas de actividad fuera de la ley.
Las leyes de patrimonio hist¨®rico ¡ªque est¨¢n, tambi¨¦n, un poco fosilizadas: la espa?ola data de 1985 y la catalana, de 1993¡ª protegen los yacimientos, consideran los f¨®siles bienes de dominio p¨²blico y proh¨ªben extraerlos sin autorizaci¨®n o venderlos. Los Mossos creen que Chiqui lo tiene dif¨ªcil para alegar, como hacen muchos otros cuando son descubiertos, que ignoraba esa normativa. Es un aficionado nivel experto: en su casa aparecieron ejemplares de Cidaris ¨Cuna revista especializada¨C y herramientas espec¨ªficas del oficio. Adem¨¢s, no es un novato. Atesoraba f¨®siles de Brasil, Bolivia o Marruecos que, a?os atr¨¢s, intent¨® exhibir en una sala del Ayuntamiento de Vacarisses (Barcelona): no logr¨® los permisos porque no pudo acreditar el origen de las piezas.
Una afici¨®n en auge
Por su voracidad y su constancia, incluso por su vasto conocimiento, el de Chiqui es un caso poco frecuente. Pero los Mossos advierten de que, cada vez m¨¢s, topan con personas que salen a buscar f¨®siles como quien sale a buscar setas. ¡°La gente tiene la sensaci¨®n de que lo que hay en el campo, o bajo la tierra, no es de nadie y puede cogerlo. No es as¨ª¡±, explica el sargento Josep Gonz¨¢lez, jefe de la Unidad Central de Patrimonio Hist¨®rico. Para muchos de ellos es una afici¨®n inocente, una pasi¨®n. Les mueve la aventura de salir al monte y buscar un tesoro escondido, el placer de encontrarlo¡ y la necesidad de compartirlo. ¡°Desde hace un par de a?os, vemos que hay personas que muestran en redes sociales sus habilidades, como si fueran Indiana Jones¡±, afirma Gonz¨¢lez.
Si tocan restos arqueol¨®gicos, los aficionados ¨Carmados con detectores de metales¨C saben que pueden estar meti¨¦ndose en un l¨ªo. Pero con la paleontolog¨ªa, la percepci¨®n del riesgo disminuye. ¡°Da la sensaci¨®n de que es algo que se ha hecho toda la vida y que no pasa nada¡±, cuenta Maite Mir¨®, jefa del servicio de Arqueolog¨ªa y Paleontolog¨ªa de la Generalitat. Mir¨® constata que han crecido las consultas a Cultura de aficionados que solicitan permisos para buscar y excavar. Pero recuerda que las autorizaciones se expiden solo a profesionales (bi¨®logos, ge¨®logos, historiadores, etc¨¦tera) con un proyecto cient¨ªfico detr¨¢s. Y advierte de que, quien va por libre, se expone a una infracci¨®n administrativa o, en los casos m¨¢s graves, a un delito.
Solo en Catalu?a hay m¨¢s de 12.000 yacimientos y puntos de inter¨¦s. Es pr¨¢cticamente imposible aplicar cualquier medida de vigilancia sobre unos espacios que, adem¨¢s, suelen ser extens¨ªsimos y muchas veces ni siquiera est¨¢n se?alizados, admite Mir¨®. As¨ª pudo Chiqui irrumpir, entre otros muchos, en Hostalets de Pierola, un importante yacimiento del Mioceno. Aunque los Mossos creen no vend¨ªa las piezas, sino que solo las coleccionaba, existe un mercado negro que tambi¨¦n preocupa a las autoridades.
En 2017, recuerda Gonz¨¢lez, los Mossos detuvieron a dos hombres en Amer (Girona) por expoliar yacimientos y exportar sus hallazgos (brazaletes, puntas de flecha, f¨®siles de dinosaurios y de invertebrados) a pa¨ªses como Estados Unidos y Jap¨®n. Parte del material lo falsificaban: vend¨ªan souvenirs con motivos africanos o mayas como si fueran del Neol¨ªtico. El a?o pasado, la polic¨ªa catalana intervino m¨¢s de 8.000 restos expoliados durante 25 a?os en Lleida, Barcelona y Huesca por un vecino de Igualada (Barcelona) conocido como ¡°el se?or de los cangrejos¡± por su afici¨®n a acumular f¨®siles de esta especie. El hombre ha aceptado esta misma semana ser condenado al pago de una multa.
Los Mossos recuerdan que la actividad de estos aficionados, por bienintencionada que sea, perjudica al patrimonio. Sin metodolog¨ªa cient¨ªfica, la extracci¨®n de restos puede suponer la p¨¦rdida de informaci¨®n del contexto en el que se encuentra el objeto y causar un perjuicio irreparable. ¡°No son profesionales y muchas veces acaban da?ando los restos, explica Jonatan Herrera, jefe del ¨¢rea central de investigaci¨®n de patrimonio de los Mossos. ¡°No dudo de que pueda ser una actividad bonita y recreativa -concluye Herrera- pero si permitimos el expolio es como si tenemos un libro de historia y dejamos que cada uno recorte una palabra¡±.