El ¡®Hamlet¡¯ de Oriol Broggi en el Aribau: ser o no ser un cine
La Perla 29 estrena el mi¨¦rcoles su nuevo montaje de la obra de Shakespeare que utiliza el espacio y la gran pantalla de la sala cinematogr¨¢fica barcelonesa
Entran Rosencrantz y Guildenstern, los discutibles amigos del pr¨ªncipe Hamlet, con sus maletas y la enorme pantalla muestra im¨¢genes de¡ ?La diligencia! El cruce de John Ford (el de las pel¨ªculas, no el isabelino) y Hamlet, de Monument Valley y Elsinore, del western y de esa frontera que no vuelve a cruzar viajero alguno (y que no es el Misisip¨ª), es una de las sorprendentes consecuencias de que el nuevo montaje de la obra de Shakespeare que acometen Oriol Broggi y La Perla 29 se haga no en un teatro sino en un cine. Un cine, el Aribau de Barcelona, reconvertido provisionalmente en teatro, aunque conservando mucho de su aspecto y de sus elementos originales. Hamlet Aribau, que se estrena el mi¨¦rcoles (hasta el 30 de enero) en el cine del grupo Bala?¨¢, utiliza la enorme pantalla y el sonido incorpor¨¢ndolos al espect¨¢culo, que ha supuesto a la vez construir pr¨¢cticamente un teatro, con gradas y escenario directamente encima de la platea.
La hibridaci¨®n entre Hamlet y el Aribau, cine que cumple 60 a?os, es todo un reto que fascina a Broggi, feliz con lo que se pueden aportar mutuamente ambos mundos y que disfruta con la experiencia como un ni?o con zapatos nuevos. Habr¨¢ que confiar en que no se coma la funci¨®n la omnipresente, sensacional pantalla, en la que se realizan proyecciones durante toda la representaci¨®n (de tres horas m¨¢s un descanso), incluidas escenas de pel¨ªculas cl¨¢sicas como la mencionada de Ford, Trono de sangre, de Kurosawa, El s¨¦ptimo sello, de Bergman y hasta el ic¨®nico salto en moto de Steve McQueen en La gran evasi¨®n (va a ser cosa de verse c¨®mo mete finalmente Broggi la escena del salto en moto de Steve McQueen: ?el regreso de Laertes?, ?la entrada de Fortinbr¨¢s?). Cuando en el segundo acto aparece Hamlet con un libro en la mano para decir aquello de ¡°palabras, palabras, palabras¡±, lleva tambi¨¦n un transistor y en la pantalla aparece David Bowie cantando Heroes (en la versi¨®n Live in Berl¨ªn, 2002). Sea como sea, la propuesta est¨¢ servida y agita y anima el panorama de la temporada con su riesgo y su esp¨ªritu de aventura.
Oriol Broggi recibe en el Aribau en traje de faena, ocup¨¢ndose ¨¦l mismo de detalles t¨¦cnicos y con manchas de grasa y pintura. Se cambia de camiseta en la platea se?alando c¨®mo han transformado la fisonom¨ªa del cine para levantar su teatro en el interior. Las 900 localidades del Aribau han quedado reducidas a unas 400. Al teatro se accede a trav¨¦s de una falsa pared que divide la platea y que es la espalda de la grada principal. Dentro, est¨¢n el escenario en varios niveles y butacas del cine que se han conservado a la vista, aunque el p¨²blico se dispondr¨¢ en las gradas en las sillas de pl¨¢stico caracter¨ªsticas de la sede de La Perla 29, el Teatre La Biblioteca (donde por cierto dentro de dos semanas se instalar¨¢ la compa?¨ªa La Ruta 40 con El llarg dinar de Nadal, de Thornton Wilder).
Broggi explica que la conjunci¨®n de disponer del Aribau y de un actor como Guillem Balart, al que ha dirigido en Assedegats ,de Wajdi Mouawat, donde su personaje de Murdoch, dice, ¡°era ya una especie de Hamlet¡±, han sido fundamentales a la hora de hacer la obra de Shakespeare. Es sabido que no te lanzas a montar un Hamlet si no tienes al actor para el r?le-titre. El reparto lo componen, con Balart, siete actores en total: M¨ªriam Alamany, Toni Gomila, Carles Mart¨ªnez/Ramon Vila, Marc Rius, Elena Tarrats i Sergi Torrecilla
¡°Llev¨¢bamos tiempo buscando un sitio con aire de abandono, tentados por el concepto de ruina¡±, se?ala el director, ¡°y Bala?a nos ofreci¨® el Aribau, que no es lo mismo, pero tiene ese a?adido de ser un cine -el m¨¢s grande de la ciudad-, que aporta muchos significados; a m¨ª me recuerda mi infancia porque me tra¨ªa mi padre, y aqu¨ª creci¨® mi imaginaci¨®n¡±.
A la vez, ¡°la pandemia nos ha puesto muchas ganas de volver a hacer Hamlet, 12 a?os despu¨¦s del que protagoniz¨® Julio Manrique y que supuso de alguna manera la consolidaci¨®n de La Perla 29¡å. Entonces, contin¨²a, ¡°encontramos un c¨®digo para montar la obra. Ahora, de nuevo con la iluminadora traducci¨®n catalana de Joan Sellent, volvemos a hacerla con la misma adaptaci¨®n e idea, aunque en otro espacio. Me gusta revisitar Hamlet; me gusta Shakespeare, pero siempre har¨ªa Hamlet. Lo que dice de la vida¡, no hay nada superior. Es la obra m¨¢s importante de la humanidad, el personaje m¨¢s importante del mundo¡±.
¡°Ahora tengo 50 a?os¡±, reflexiona ¡°y eso marca un cambio de mirada como marca, radicalmente, el que el actor protagonista sea m¨¢s joven (28 a?os) de lo que lo era Julio (35 a?os) cuando lo interpret¨®. Cambiar el lugar, el actor y la edad le da otra calidad al montaje. Julio era m¨¢s pasional y fuerte, dominaba el papel Guillem est¨¢ nervioso y eso le va a favor, est¨¢ como roto y hay cosas que no entiende, como el propio Hamlet¡±.
Por otro lado, ¡°la pandemia nos ha cambiado a nosotros, nos ha hecho volver a lo esencial, a lo imprescindible, acumulamos una relaci¨®n diferente con la vida y la muerte. Hamlet ahora te lo remueve absolutamente todo¡±.
Broggi afirma que ¡°el equipo est¨¢ entusiasmado con el reto del nuevo espacio, siempre que hemos salido de la Biblioteca ha sido un revulsivo que ha ido bien. Aqu¨ª ha habido que reinventar nuestra forma de trabajar y ha sido estimulante y divertido¡±.
De los fragmentos de pel¨ªcula en la pantalla (donde tambi¨¦n se proyectan tomas grabadas en directo por los propios actores y con c¨¢maras fijas, e im¨¢genes escenogr¨¢ficas como nubes, muros o escaleras), Broggi dice que no constituyen un homenaje al cine, ni pretende serlo el espect¨¢culo. ¡°Es un recurso que aprovechamos, pero inevitablemente est¨¢s en un cine y la mezcla con el teatro era muy sugestiva. Contamos Hamlet, sirviendo el texto, tratando de explicarlo bien, pero hay algo cinematogr¨¢fico porque lo hacemos en un cine. Utilizamos, por ejemplo, unas im¨¢genes de besos de Am¨¦lie en la escena de Ofelia (Tarrats) con Polonio (Gomila), su padre. O de Buster Keaton en la de los comediantes. Tambi¨¦n otras de Bruno Ganz en El cielo sobre Berl¨ªn, de Campanadas a medianoche, y hasta unas de Errol Flynn como espadach¨ªn (en la escena del duelo en la que Broggi mantiene la esgrima de sable). Hemos ido probando¡±.
?Qu¨¦ pasa en Hamlet? ¡°Pasa algo muy gordo y muy dif¨ªcil de explicar y que nunca explicas ni entiendes del todo¡±, responde Broggi. ¡°Hay algo muy maravilloso en c¨®mo se muestra la complejidad de una persona¡±. ?Est¨¢ loco Hamlet? ¡°No lo sabemos, no podemos llegar a saberlo. Tiene unas visiones, est¨¢ triste, enfadado con el mundo, y es algo fr¨ªo, distante. Pero a pesar de ello es simp¨¢tico, tiene amigos, aunque pone su problema por delante de todo¡±. El director subraya que su segundo Hamlet vuelve a ser un Hamlet sin aditivos, como lo defini¨® el cr¨ªtico Marcos Ord¨®?ez. ¡°La esencia de la historia, c¨®mo la contamos, no var¨ªa¡±.
El pr¨ªncipe, entre el enfado y la perplejidad
De las instrucciones que ha dado a los actores, Broggi destaca que les ha pedido ¡°decir el texto bien dicho, pero no obsesionarse con el significado, decirlo tal cual y dejar que la obra vaya sola; y no ser melanc¨®licos¡±. A Balart, le ha se?alado el ¡°aturdimiento¡± de Hamlet, cuya mirada est¨¢ ¡°entre el enfado y la perplejidad¡±.
Este Hamlet, segundo de Broggi y La Perla 29, es el quinto catal¨¢n desde la democracia, sin contar algunas aproximaciones de peque?o formato, tras los de Pere Planella (Enric Maj¨® como Hamlet), Llu¨ªs Homar (¨¦l mismo), Broggi (Manrique) y Pau Carri¨® (Pol L¨®pez). ¡°Hacemos Hamlet¡±, sintetiza Broggi con un gesto que parece abarcar todo a su alrededor, el teatro y el cine, ¡°y que pare el mundo¡±.
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