Solo los callejones hablan en la Barcelona del toque de queda
La capital catalana estrena restricciones que la devuelven, de noche, a calles silenciosas y actuaciones ¡°pedag¨®gicas¡± de la Guardia Urbana
Las voces frente a la catedral de Barcelona nunca se escucharon tanto. Las feria navide?a de Santa Luc¨ªa, que acaba de cerrar su 235? edici¨®n, est¨¢ siendo desmontada. Poco antes de medianoche, y a menos de una hora para que entre en vigor el nuevo toque de queda en la capital, la Avenida de la Catedral resiste el ritmo de vida de la Barcelona nocturna: operarios que conversan entre risas mientras desmantelan los puestos, paseantes que caminan apurados, la maleta de alg¨²n turista que se arrastra mi...
Las voces frente a la catedral de Barcelona nunca se escucharon tanto. Las feria navide?a de Santa Luc¨ªa, que acaba de cerrar su 235? edici¨®n, est¨¢ siendo desmontada. Poco antes de medianoche, y a menos de una hora para que entre en vigor el nuevo toque de queda en la capital, la Avenida de la Catedral resiste el ritmo de vida de la Barcelona nocturna: operarios que conversan entre risas mientras desmantelan los puestos, paseantes que caminan apurados, la maleta de alg¨²n turista que se arrastra mientras busca una direcci¨®n en la Via Laietana.
Media hora antes, en el casco antiguo de Sarri¨¤, Jordi cuida la puerta del bar Sotavent, como casi siempre, desde hace ocho a?os. ¡°No nos esper¨¢bamos que volviera otra vez¡±, afirma sobre el toque de queda y las nuevas restricciones decretadas por el Govern ante el repunte de contagios de covid en Catalu?a. El bar donde trabaja Jordi tiene un aforo reducido del 50% y ahora solo pueden entrar 70 personas. ¡°Entiendo que es dif¨ªcil¡±, mantiene, y recuerda que tambi¨¦n ha perdido un familiar por la pandemia. Pero matiza: ¡°Creo que deber¨ªamos aguantar [la apertura del ocio nocturno], aunque sea al 50%. Nosotros a¨²n podemos tirar, porque somos bar, pero no s¨¦ c¨®mo van a aguantar las discotecas¡±. A su lado, una joven fuma lo que le quedaba del ¨²ltimo cigarro.
Las nuevas restricciones tambi¨¦n han golpeado a salas como Razzmatazz, Apolo y Luz de Gas, que cancelaron este jueves toda su actividad programada ¡ªconciertos, eventos y sesiones de club¡ª a partir de la madrugada de este viernes y durante 15 d¨ªas. Razzmatazz expres¨® su ¡°rechazo hacia unas medidas que vuelven a castigar a la cultura estigmatizando una vez m¨¢s¡± al sector, que, asegura, ¡°tiene un grado de incidencia bajo en la pandemia¡±. Seg¨²n la Associaci¨® de Sales de Concerts de Catalunya (Asacc), las limitaciones de las actividades desincentivan la vacunaci¨®n y fomentan las ¡°fiestas ilegales¡± y los botellones.
Cuando se aproxima la medianoche, los trenes de camino al centro est¨¢n medio vac¨ªos. Algunos duermen, otros conversan. En una esquina del vag¨®n se puede ver a alguien concentrado en el m¨®vil, junto a una botella de ron a medio tomar y una cajetilla entreabierta. Desde la puerta de la estaci¨®n de Jaume I, en Via Laietana, adentrarse en el barrio del Born es penetrar en el ruido de unas calles vac¨ªas. ¡°Va t¨ªa, baila¡±, se escucha a trav¨¦s de la ventana en un callej¨®n del barrio, donde la fiesta se ha trasladado de nuevo a las casas. En el paseo del Born, un poco m¨¢s animado pasada la medianoche, hay quienes toman cerveza en las sillas, y todav¨ªa se escucha la m¨²sica de los bares que aguantan hasta el ¨²ltimo minuto.
Los turistas resisten
La una de la madrugada abre una brecha en el paseo mar¨ªtimo de la Barceloneta. En las zonas aleda?as a las discotecas, casi todas cerradas, se concentran peque?os grupos de j¨®venes que se resisten a abandonar la noche. Apenas un minuto despu¨¦s de entrar en vigor la hora se?alada, agentes de la Guardia Urbana se acercan a los turistas, y entre otras cosas, les preguntan por la mascarilla. ¡°Somos muy pedag¨®gicos a esta hora de la noche¡±, afirma uno de los agentes; que agrega: ¡°Hay muchos turistas que ni saben de qu¨¦ va esto¡±. Uno de ellos, que finalmente marcha, explica mezclando ingl¨¦s y castellano que no estaba al tanto de la situaci¨®n.
Jorge Guevara, de 64 a?os, ha sido taxista casi toda su vida. Primero en Argentina, de donde viene, y luego en Barcelona, donde vive desde hace cuatro a?os. Guevara sale con el taxi casi siempre de noche y madrugada, y ya le ha tocado trabajar bajo restricciones similares. ¡°Siempre encuentras gente¡±, afirma, en alusi¨®n a las horas que siguen al toque de queda. Cerca de las dos de la madrugada, todav¨ªa se ven coches por el paseo de Gr¨¤cia y la avenida Diagonal. Algunas personas caminan entre calles. Solo en la V¨ªa Augusta se empiezan a ver intervenciones. La Guardia Urbana retiene a un coche, luego a una moto. M¨¢s arriba, cerca de Tres Torres, en el distrito de Sarri¨¤-Sant Gervasi, dos polic¨ªas intervienen a dos j¨®venes que estaban sentados en un banco.
La noche se cierra, y algunas voces siguen llegando desde las ventanas, entre callejuelas. A las dos de la madrugada, sin embargo, las voces se congregan en la catedral, donde los operarios siguen desmontando los puestos del mercado de Navidad.