El reconocimiento pendiente
En el fondo, lo que est¨¢ diciendo Pere Aragon¨¨s es que el problema catal¨¢n es una cuesti¨®n de reconocimiento. No se quiso entender en su momento y cada vez resulta m¨¢s complicado
Con el tono contenido que le caracteriza, casi nunca una palabra de m¨¢s, el presidente Pere Aragon¨¨s se present¨® en Madrid en un intento de recordar que la cuesti¨®n catalana sigue ah¨ª, por mucho que en la capital se d¨¦ por olvidada, y de incentivar las v¨ªas de di¨¢logo. Lo hizo en el Club Siglo XXI, una reliquia de los inicios de la Transici¨®n, cuando fue uno de los primeros lugares abiertos al di¨¢logo y la conversaci¨®n en el tr¨¢nsito de la dictadura a la democracia. Parece que es el primero de tres intentos programados. Y desde luego el voluntarismo de Aragon¨¨s tiene una nada envidiable cuesta...
Con el tono contenido que le caracteriza, casi nunca una palabra de m¨¢s, el presidente Pere Aragon¨¨s se present¨® en Madrid en un intento de recordar que la cuesti¨®n catalana sigue ah¨ª, por mucho que en la capital se d¨¦ por olvidada, y de incentivar las v¨ªas de di¨¢logo. Lo hizo en el Club Siglo XXI, una reliquia de los inicios de la Transici¨®n, cuando fue uno de los primeros lugares abiertos al di¨¢logo y la conversaci¨®n en el tr¨¢nsito de la dictadura a la democracia. Parece que es el primero de tres intentos programados. Y desde luego el voluntarismo de Aragon¨¨s tiene una nada envidiable cuesta por delante. Un auditorio escasamente representativo tanto desde el punto de vista pol¨ªtico como del social y una limitada repercusi¨®n en la prensa madrile?a lo testifican. Es m¨¢s, el encargado de frenar cualquier fantas¨ªa ha sido el catal¨¢n Salvador Illa, que desde Madrid ha dado la respuesta: no habr¨¢ refer¨¦ndum.
Todo parece indicar que en una arriesgada confusi¨®n entre los deseos y las realidades las ¨¦lites madrile?as dan por amortizado el conflicto catal¨¢n. Y quiz¨¢s esta impresi¨®n viene contaminando tambi¨¦n al presidente S¨¢nchez, que apela a la pandemia, convertida en recurso para todo, para justificar el aplazamiento de la convocatoria de la mesa de di¨¢logo, pendiente de reunirse conforme al pacto establecido por el Gobierno espa?ol y la parte republicana del Gobierno catal¨¢n (sus socios de Junts han preferido colocarse en la hip¨®tesis del fracaso antes de empezar a negociar, en un extraordinario ejercicio de lealtad institucional).
En una confusi¨®n entre deseos y realidades, las ¨¦lites madrile?as dan por amortizado el conflicto
Aragon¨¨s apel¨® a encontrar ¡°f¨®rmulas imaginativas y creativas¡± (un modo de sublimar el envite) para que los catalanes se pronuncien sobre la independencia, instando al Gobierno ¡°a que se arriesgue a ganar en las urnas, pero tambi¨¦n a perder¡±. Y advirtiendo de que ¡°no habr¨¢ una segunda oportunidad¡±. Muchos pensaran que es un ejercicio de consumo interno dirigido al Gobierno catal¨¢n y al bloque independentista, que se mueve entre los que piden un refer¨¦ndum pactado (con Esquerra al frente) y los que, contra toda evidencia, lo dan ya por hecho y reclaman la implementaci¨®n del mandato del 1 de octubre. Pero as¨ª se elude la cuesti¨®n principal: ?C¨®mo restablecer una relaci¨®n pol¨ªtica que permita salir del clima de confrontaci¨®n que se viene arrastrando desde que el Estado opt¨® por la v¨ªa represiva para frenar el proceso?
A nadie se le escapa que para convocar un refer¨¦ndum que cuestione las estructuras del Estado no basta con un simple acto voluntarista. Se requiere que las dos partes piensen que cualquier otra opci¨®n ser¨ªa peor. Y no es el caso. Cuando en abril de 2014 tres grupos catalanes plantearon en el Congreso de los Diputados la posibilidad de celebrar un refer¨¦ndum, recuerdo que llam¨¦ a Alfredo P¨¦rez Rubalcaba: ¡°?Por qu¨¦ no la acept¨¢is? ?No sois conscientes de que ahora mismo lo ganar¨ªais por goleada y tendr¨ªais el tema resuelto por unas cuantas d¨¦cadas?¡±. ¡°Posiblemente, tienes raz¨®n¡±, me dijo, ¡°pero ser¨ªa sentar un precedente¡±. Es el tab¨² del refer¨¦ndum. Y ah¨ª viene la parte d¨¦bil del discurso de Pere Aragon¨¦s: ¡°No habr¨¢ segunda oportunidad¡±. Quiere ser una amenaza pero en el fondo es una constataci¨®n de impotencia, porque ahora mismo no hay en el horizonte una v¨ªa unilateral alternativa para la independencia que pueda presionar.
Con lo cual lo que se requiere es encontrar f¨®rmulas entre las dos partes para que la mesa de di¨¢logo sirva como expresi¨®n del reconocimiento del conflicto y, a partir de ah¨ª, alcanzar acuerdos asumibles que permitan salir de la resaca. No nos podemos quedar en la din¨¢mica represi¨®n/embate, que s¨®lo puede agrandar las fracturas y las distancias.
No nos podemos quedar en la din¨¢mica represi¨®n / embate, que solo puede agrandar las fracturas
El PSC se acaba de incorporar al Pacto Nacional por la Lengua en Catalu?a, con lo que desmitifica de facto dos t¨®picos de cierta cultura pol¨ªtica espa?ola: que el castellano est¨¦ en peligro en Catalu?a y que la protecci¨®n del catal¨¢n, la lengua que s¨ª est¨¢ amenazada, sea en detrimento del espa?ol. Como explicaba la dem¨®grafa Anna Cabr¨¦, sin las migraciones del siglo XX y XXI Catalu?a tendr¨ªa hoy una poblaci¨®n en torno a los dos millones y medio de habitantes, somos siete millones y medio. Echen cuentas. La realidad es as¨ª. Y es sobre ella sobre la que se construyen los verdaderos proyectos pol¨ªticos. La raz¨®n democr¨¢tica sugerir¨ªa empezar por reconocerla y buscar territorios de acuerdo. Pero unos no quieren y otros no pueden forzarlos. Lo cual s¨®lo sirve para incentivar a los que buscan que la situaci¨®n se haga insostenible. En el fondo, lo que est¨¢ diciendo Aragon¨¨s es que el problema catal¨¢n es una cuesti¨®n de reconocimiento. No se quiso entender en su momento y cada vez resulta m¨¢s complicado.