Ir de chula
¡°Ir de chula¡± implica una provocaci¨®n libre y consciente, un desaf¨ªo y desobedecer a la RAE, perder el miedo y celebrarlo, con gafas de sol enorme, ch¨¢ndal o vestidazo, bambas o taconazos. As¨ª que ¡®cuida¨ªto¡¯
Si tecleamos ¡°chuler¨ªa¡± en el diccionario de Google nos aparecen dos acepciones: ¡°1. Aire o gracia en las palabras o ademanes¡± y ¡°2. ESPA?A Presunci¨®n e insolencia al hablar o al actuar. ¡°Se comporta con mucha chuler¨ªa, y por el m¨¢s peque?o motivo se enzarza en una pelea¡±. No sin antes especificarnos que esta palabra es un nombre femenino y que algunos conceptos similares son ¡°majeza¡±, ¡°valentoner¨ªa¡±, ¡°guapeza¡±, ¡°chulada¡± o ¡°bravuconada¡±. En un diccionario m¨¢s riguroso como el de la Real Academia Espa?ola encontramos cuatro acepciones tambi¨¦n femeninas: ¡°1. f. Cierto aire o gracia en las palab...
Si tecleamos ¡°chuler¨ªa¡± en el diccionario de Google nos aparecen dos acepciones: ¡°1. Aire o gracia en las palabras o ademanes¡± y ¡°2. ESPA?A Presunci¨®n e insolencia al hablar o al actuar. ¡°Se comporta con mucha chuler¨ªa, y por el m¨¢s peque?o motivo se enzarza en una pelea¡±. No sin antes especificarnos que esta palabra es un nombre femenino y que algunos conceptos similares son ¡°majeza¡±, ¡°valentoner¨ªa¡±, ¡°guapeza¡±, ¡°chulada¡± o ¡°bravuconada¡±. En un diccionario m¨¢s riguroso como el de la Real Academia Espa?ola encontramos cuatro acepciones tambi¨¦n femeninas: ¡°1. f. Cierto aire o gracia en las palabras o ademanes¡±, ¡°2. f. Jactancia o arrogancia¡±, ¡°3. f. Dicho o hecho jactancioso¡± y ¡°4. f. Conjunto o reuni¨®n de chulos¡±. Sin embargo, la RAE nos recuerda que ¡°chuler¨ªa¡± proviene de la palabra ¡°chulo¡± y reduce ¡°chula¡± al fruto del candelabro, una especie de cactus que se caracteriza por su savia, l¨ªquida y blanca y lechosa, que es irritante para la piel y puede, incluso, llegar a ser venenosa. A la chuler¨ªa se la critica o se le tiene miedo, o con suerte se simplifica hasta parecernos graciosa.
Un significado posee un componente subjetivo que ning¨²n diccionario acoge y que depende del valor mental o emocional que le atribuye cada individuo, pensante y sintiente, capaz de resignificar m¨¢s all¨¢ de la definici¨®n. Insultos como ¡°zorra¡± o ¡°bollera¡±, entre muchos otros, se han constituido, hoy, en ep¨ªtetos de desafiante y orgulloso empoderamiento sexual. Esta reapropiaci¨®n de connotaciones peyorativas es uno de los mecanismos m¨¢s populares que el feminismo ha activado contra la misoginia, pero es curioso como el pensar y el sentir, aquello que nos declara como sujetos, aquello que posibilita la declaraci¨®n de la subjetividad, cuando se refieren al ¨¢mbito de lo femenino, ya sea por sinton¨ªa o por contraposici¨®n, se reducen, limitadamente y superficialmente, a lo sexual. El descalificativo ¡°mandona¡± o ¡°chismosa¡±, por ejemplo, imposibles de hipersexualizar, preservan sus conexiones con los estereotipos sexistas de toda la vida. Una vez m¨¢s, el pensamiento y el sentimiento, los nuestros, o incluso nuestra capacidad de liderazgo y nuestra afici¨®n por la prensa del coraz¨®n, prisioneros de una visi¨®n machista y, por lo tanto, aburrida y amargada.
¡°Una t¨ªa chul¨ªsima¡± es, tambi¨¦n, otro ep¨ªteto feminista que ha sido popularizado en nuestra contemporaneidad m¨¢s inmediata para constatar el poder¨ªo de alguien, mujer o af¨ªn. En boca de artistas como Samantha Hudson o en boca de nuestras amigas, este halago deviene reivindicaci¨®n. Lindo, bonito, gracioso. Eso es algo ¡°chulo¡±, algo lindo, algo bonito, algo gracioso. Pero la reivindicaci¨®n, a diferencia del halago, implica una reclamaci¨®n que, en este caso, corresponder¨ªa a un acto de justicia: la proclamaci¨®n, propia y ajena, para con una misma y para con otra, de atributos lindos, bonitos, graciosos, independientes de, pero no incompatibles con, nuestro car¨¢cter sexual. Contra la rivalizaci¨®n entre las mujeres que promueve el machismo desde su representativa fraternidad, el lenguaje, a veces, toma forma de esl¨®ganes que, por qu¨¦ no, por s¨²per chulos, pueden ser ¨²tiles para situarnos, nosotras, al margen de la cosificaci¨®n y la competitividad. La chuler¨ªa ya no es algo que solo pertenezca, si es que ha pertenecido alguna vez, al chulo de clase o al chulo de la fiesta o al chulo piscinas o a cualquier pringao haciendo el rid¨ªculo rodeado de t¨ªas aparentemente tontas y sumisas.
Una, pens¨¢ndose y sinti¨¦ndose una chula, ya no adjetiv¨¢ndose o siendo adjetivada, ya no describi¨¦ndose o siendo descrita, sino performativizando, personificando y representando, significando, adopta, inmediatamente, una actitud pol¨ªtica, feminista y de clase. Obviamente, crear significado siempre implica un compromiso con una idea justa y bella, as¨ª que ni existen pijas chulas, ni pijas chul¨ªsimas, ni existe ya, nunca m¨¢s, atribuir la presunci¨®n e insolencia al hablar o al actuar a alguien que, simplemente, es imb¨¦cil. El poder de autodeterminaci¨®n es, en si mismo, un poder de imaginaci¨®n e insurgencia, y como tal es imposible que suceda comport¨¢ndose con arreglo a la propia condici¨®n social. ¡°Ir de chula¡± implica un desaf¨ªo, desobedecer a la RAE y al sistema del decoro mal entendido, como todo lo que se atribuye exclusivamente y falsamente a los bien educados y pudientes. ¡°Ir de chula¡± implica una provocaci¨®n libre y consciente, un pasearse y exhibirse que denota el desacomplejado orgullo de ser y no ser. ¡°Ir de chula¡± implica perder el miedo y celebrarlo, con gafas de sol enorme, ch¨¢ndal o vestidazo, bambas o taconazos. As¨ª que cuida¨ªto.
Juana Dolores Romero Casanova es escritora y actriz