Las cosas en su sitio
En el balc¨®n hist¨®rico de la plaza de Sant Jaume est¨¢ la pancarta que suscriben la gran mayor¨ªa de los catalanes decentes, al igual que el resto de espa?oles y europeos
¡°Catalu?a con Ucrania. Por la paz, la libertad y los derechos humanos¡±. Eso dice la pancarta que cuelga del balc¨®n del Palau de la Generalitat desde hace unos d¨ªas. Ha sustituido a otra, que llevaba inscrita una extra?a obviedad: ¡°Libertad de expresi¨®n y de opini¨®n. Art¨ªculo 19 de la declaraci¨®n de los derechos humanos¡±. Solo los amigos del canal de televisi¨®n Rusia Today y de la agencia Sputnik debieran lamentarlo, por el doble motivo de que se trata de medios de comunicaci¨®n rusos que apoyan la agresi¨®n criminal de Putin contra Ucrania y pretenden presentarse a la vez como v¨ªct...
¡°Catalu?a con Ucrania. Por la paz, la libertad y los derechos humanos¡±. Eso dice la pancarta que cuelga del balc¨®n del Palau de la Generalitat desde hace unos d¨ªas. Ha sustituido a otra, que llevaba inscrita una extra?a obviedad: ¡°Libertad de expresi¨®n y de opini¨®n. Art¨ªculo 19 de la declaraci¨®n de los derechos humanos¡±. Solo los amigos del canal de televisi¨®n Rusia Today y de la agencia Sputnik debieran lamentarlo, por el doble motivo de que se trata de medios de comunicaci¨®n rusos que apoyan la agresi¨®n criminal de Putin contra Ucrania y pretenden presentarse a la vez como v¨ªctimas de la democracia constitucional espa?ola; aunque a buen seguro encontrar¨¢n quien les aplauda, especialmente en las filas de cierta izquierda, donde es de rigor la b¨²squeda de simetr¨ªas para rechazar al alim¨®n la invasi¨®n de Ucrania y la ampliaci¨®n de la OTAN, a la que hacen responsable de la virulenta decisi¨®n militar del Kremlin, y como consecuencia oponerse a la entrega de armas al resistente ej¨¦rcito ucraniano.
Todos ellos prefer¨ªan, sin duda, la anterior pancarta, felizmente descolgada en cumplimiento de una orden judicial. En ella se demandaba la ¡°libertad para los presos y exilados pol¨ªticos¡±, una consigna falaz, considerada como una intervenci¨®n partidista en la campa?a electoral, incompatible con la imparcialidad exigible a las instituciones p¨²blicas.
Todas las pancartas ser¨ªan v¨¢lidas, sin duda, pero no para Espa?a sino para Rusia, donde no hay libertad de expresi¨®n, los presos pol¨ªticos se acumulan en las c¨¢rceles y comisar¨ªas y aumenta el flujo de quienes huyen despavoridos hacia el exilio. No puede ser m¨¢s severa la dislocaci¨®n de ideas y valores morales que acompa?a a esta parte tan desorientada de la izquierda. ?A qui¨¦n se le ocurre proponer el di¨¢logo entre el agresor y el agredido, el violador y la violada, el invasor y el invadido en el momento mismo en que se est¨¢ cometiendo el crimen?
Por primera vez en a?os las cosas empiezan a estar en su sitio. En el balc¨®n hist¨®rico de la plaza de Sant Jaume est¨¢ la pancarta que suscriben la gran mayor¨ªa de los catalanes decentes, al igual que el resto de espa?oles y europeos. Las palabras impecables del presidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, sus discursos y sus art¨ªculos, son los que convienen a la tr¨¢gica circunstancia que atraviesa Ucrania, en sinton¨ªa con el consenso reci¨¦n recuperado en Espa?a sobre la pol¨ªtica europea e internacional.
Es solo un primer paso, y no basta. Las cosas empezar¨¢n a estar de verdad en su sitio, cuando Catalu?a, al parecer siempre en vanguardia de los movimiento sociales, se movilice de forma masiva en contra de la guerra de Putin y en favor de ayudar al gobierno leg¨ªtimo de Kiev en manifestaciones como las que llenaron calles y plazas el 15 de febrero de 2003 entonces contra la guerra de Bush.