Tiempo de redise?o pol¨ªtico
Este tiempo de resaca, que se alarga entre desidias y frustraciones, puede servir para hacer aflorar las diferencias ideol¨®gicas que la causa nacional hab¨ªa escondido
La mesa de di¨¢logo es una prueba para todos. Y algunos ya se han mojado antes de que entre en funciones. El PP, por supuesto, que desde el primer d¨ªa ha rechazado cualquier v¨ªa pol¨ªtica para el conflicto catal¨¢n. Fue Rajoy el que, en un flagrante ejercicio de elisi¨®n de responsabilidades, despu¨¦s de cinco a?os de dilaciones, decidi¨® subrogar el problema catal¨¢n a la justicia, fomentando la confusi¨®n sobre la divisi¨®n de poderes. Con la complici...
La mesa de di¨¢logo es una prueba para todos. Y algunos ya se han mojado antes de que entre en funciones. El PP, por supuesto, que desde el primer d¨ªa ha rechazado cualquier v¨ªa pol¨ªtica para el conflicto catal¨¢n. Fue Rajoy el que, en un flagrante ejercicio de elisi¨®n de responsabilidades, despu¨¦s de cinco a?os de dilaciones, decidi¨® subrogar el problema catal¨¢n a la justicia, fomentando la confusi¨®n sobre la divisi¨®n de poderes. Con la complicidad del PSOE, todo hay que decirlo, traslad¨® a lo penal un problema que era patrimonio de la pol¨ªtica y no ten¨ªa que haber salido de ella.
Ahora es Junts per Catalunya la que elude groseramente cualquier compromiso: ¡°No haremos de socorristas del PSOE. M¨¢s que una mesa de di¨¢logo es un grupo de Whatsapp, quedan que quedan para volver a quedar¡±, ha dicho Jordi Turull. Y cita el pr¨®ximo 1 de octubre como ¡°un punto de inflexi¨®n¡± para alcanzar la independencia. Obviamente, sin concreci¨®n alguna porque no hay plan ni estrategia m¨¢s all¨¢ de la autoafirmaci¨®n ret¨®rica. Es m¨¢s f¨¢cil seguir alimentando una fabulaci¨®n, que todo el mundo sabe que ahora mismo no est¨¢ en el orden del d¨ªa, que hacer pol¨ªtica para optimizar la fase actual del pa¨ªs despu¨¦s del intento fallido de octubre de 2017. Las impostadas palabras de Turull no deben impedir entrar en los detalles. Y estos han abundado en el congreso de Junts. Por ejemplo, con la propuesta de abrir la v¨ªa de supresi¨®n de los impuestos de sucesiones y de patrimonio, en la l¨ªnea de la campeona madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso.
Por lo visto, este tiempo de resaca, que se alarga entre desidias y frustraciones, puede servir para hacer aflorar las diferencias ideol¨®gicas que la causa nacional hab¨ªa escondido. Y Junts, defenestrado Jordi S¨¤nchez, parece volver al redil neoconservador, mirando sin especial inquietud un potencial regreso del PP al poder. Al fin y a cabo, no se puede ignorar que en la primera fase de su mandato Artur Mas se convirti¨® en ariete de la estrategia neoliberal de la derecha que lo aup¨® a la presidencia de la Generalitat.
A medida que la gran promesa se aleja emergen las discrepancias ideol¨®gicas, como es natural en un magma de compleja composici¨®n social como el independentismo. Y los intereses corporativos vuelven al primer plano. La l¨ªnea de demarcaci¨®n derecha-izquierda reaparece.
La mesa de negociaci¨®n deber¨ªa ser una oportunidad para afrontar en mejores condiciones el periodo que se avecina en un pa¨ªs que, a parte de sus endemoniados problemas caseros, vive, como todos, tiempos de extrema tensi¨®n. Pedro S¨¢nchez no puede seguir creyendo ¡ªal modo Rajoy¡ª que basta con retener el bal¨®n para ganar la partida y el independentismo debe asumir que con el programa de m¨¢ximos sobre la mesa ¡ªhoy imposible, m¨ªrese por d¨®nde se mire¡ª s¨®lo est¨¢ comprando su delicuescencia. Los impasses cansan y alejan a la ciudadan¨ªa. Y las diferencias ideol¨®gicas reaparecen, augurando un redise?o del mapa pol¨ªtico.
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