Una ley para las personas sin hogar
La criminalizaci¨®n de las personas sin hogar no es la forma de terminar con esta problem¨¢tica social
Las calles, plazas, avenidas o parques forman parte del espacio p¨²blico, espacios de los que podemos disfrutar todos los miembros de la comunidad, pero que se convierten en un componente esencial en la vida de las personas sin hogar. La tendencia creciente a regular el espacio p¨²blico responde a la falsa creencia de que las personas sin hogar alteran el orden p¨²blico y generan comportamientos antisociales contra los que debe lucharse.
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Las calles, plazas, avenidas o parques forman parte del espacio p¨²blico, espacios de los que podemos disfrutar todos los miembros de la comunidad, pero que se convierten en un componente esencial en la vida de las personas sin hogar. La tendencia creciente a regular el espacio p¨²blico responde a la falsa creencia de que las personas sin hogar alteran el orden p¨²blico y generan comportamientos antisociales contra los que debe lucharse.
A nivel estatal, la Ley de Seguridad Ciudadana sanciona algo que no implica ninguna acci¨®n: deslucir el espacio p¨²blico. Sanciona la pobreza, que deteriora mental y f¨ªsicamente a las personas que viven en la calle, a partir de la apreciaci¨®n subjetiva del agente de polic¨ªa que inicia el procedimiento sancionador.
A nivel local, las ordenanzas municipales de muchas localidades catalanas sancionan a las personas en situaci¨®n de calle por el simple hecho de desarrollar su vida en el espacio p¨²blico al que se ven obligadas a recurrir por falta de medios. Criminalizan la pobreza con la prohibici¨®n de dormir en la calle, sancionan a las personas que ejercen la mendicidad o penalizan el uso de las fuentes p¨²blicas para lavarse. En resumen, sancionan las actividades que las personas sin hogar no tienen m¨¢s remedio que practicar para mantener unas condiciones m¨ªnimas de dignidad, decencia y humanidad.
La penalizaci¨®n selectiva que se hace de las conductas y actividades que realizan las personas sin hogar por el simple hecho de no disponer de un espacio privado en el que vivir es inaceptable. Un ejemplo son las innumerables quejas que unos vecinos presentaban ante la Guardia Urbana de Barcelona solicitando que expulsaran a la persona sin hogar que dorm¨ªa en el banco delante de su casa. Como si la fortuna de nacer en un entorno social y econ¨®micamente favorable otorgara la titularidad de mayores derechos que los que tienen las personas m¨¢s vulneradas.
Sin embargo, estamos en un momento esperanzador. El d¨ªa 25 de enero de 2022 se entr¨® por registro en el Parlament de Catalunya la proposici¨®n de ley de medidas transitorias y urgentes para hacer frente y erradicar el sinhogarismo, proposici¨®n que recoge la prohibici¨®n de sancionar la mendicidad (a menos que suponga el ejercicio de violencia, intimidaci¨®n, coacci¨®n...), comer, beber o dormir en la calle, hasta que no se adecuen y garanticen espacios destinados a las personas sin hogar.
La criminalizaci¨®n de las personas sin hogar no es la forma de terminar con esta problem¨¢tica social. Los esfuerzos deben dirigirse a promover y garantizar la igualdad de acceso a los derechos por parte de las personas sin hogar y, en este proceso, un primer hito es la aprobaci¨®n de la proposici¨®n de ley de medidas transitorias y urgentes para hacer frente y erradicar el sinhogarismo. Luego vendr¨¢ lo que es un elemento esencial: hacer realidad esta ley, dot¨¢ndola de los medios para que nadie se vea obligado a desarrollar actividades tan ¨ªntimas como dormir, lavarse, comer o vestirse en un espacio p¨²blico.
Salvador Busquets es director de C¨¢ritas Diocesana de Barcelona.
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