Vacaciones y ¨¦xito social
A la hora de elegir a d¨®nde pasar estos d¨ªas, parece que muchos escogen el destino en funci¨®n de poder decir que han estado all¨ª
La eternidad no est¨¢ al alcance de nada ni de nadie. Por eso las playas y las doctrinas no son est¨¢ticas. Y las vacaciones llega un buen d¨ªa que terminan. De este modo captamos el paso del tiempo, nos hacemos una idea potable de qu¨¦ significa evolucionar ¡ªo retroceder¡ª y todo ello va muy bien para atar en corto los delirios de grandeza. Un ser dotado de inteligencia, si se le concediera la eternidad, acabar¨ªa empapado de soberbia, ajetreado por el aburrimiento. Es bueno que las vacaciones se acaben.
Estos d¨ªas he encontrado amigos, conocidos y colegas de trabajo que reci¨¦n volv¨ªan de su...
La eternidad no est¨¢ al alcance de nada ni de nadie. Por eso las playas y las doctrinas no son est¨¢ticas. Y las vacaciones llega un buen d¨ªa que terminan. De este modo captamos el paso del tiempo, nos hacemos una idea potable de qu¨¦ significa evolucionar ¡ªo retroceder¡ª y todo ello va muy bien para atar en corto los delirios de grandeza. Un ser dotado de inteligencia, si se le concediera la eternidad, acabar¨ªa empapado de soberbia, ajetreado por el aburrimiento. Es bueno que las vacaciones se acaben.
Estos d¨ªas he encontrado amigos, conocidos y colegas de trabajo que reci¨¦n volv¨ªan de sus vacaciones. No pod¨ªa ser de otra manera, las primeras conversaciones han sido sobre viajes y hoteles, lugares raros y gangas. Como cada a?o, se ha instaurado una jerarqu¨ªa en funci¨®n de los destinos, duraci¨®n, dispendio y term¨®metro del exotismo. Quienes han estado en un camping de Palam¨®s ya pueden cantar las excelencias del establecimiento, ya pueden apelar a la limpieza, la tranquilidad y la calidad de las comidas que, si hay otro que regresa de Namibia o de Camboya, ¨¦ste ser¨¢ el centro de todas las miradas.
As¨ª como los deportes practicados, el oficio o la marca de m¨®vil, el tipo de vacaciones clasifica a los conciudadanos y los sit¨²a en la escala del ¨¦xito social. No importa que los del camping de Palam¨®s hayan desconectado mucho m¨¢s a gusto y tengan la cuenta corriente menos castigada que los que se han endeudado para hacer safaris, rutas peligrosas en el quinto pino o estancias de rico en los lugares m¨¢s glamurosos del planeta. Escuch¨¢ndolos, me da que pensar que algunos deciden los destinos en funci¨®n de poder decir que han estado ah¨ª, sin que les importe que los sitios elegidos sean realmente instructivos o verdaderos oasis del descanso. A veces parece que cuanto m¨¢s lejos y m¨¢s extra?o, mejor.
Pero existe un aspecto que nos nivela a todos, a los de los campings, a los aventureros y a los potentados. A la hora de poner en com¨²n el relato de las vacaciones nos descolgamos de opiniones que, miradas de cerca, son hilarantes. Los res¨²menes son peligrosos. Hablamos de los lugares a penas vislumbrados como si las vacaciones duraran una eternidad. Uno me dice que ?en Estados Unidos son muy simp¨¢ticos?, despu¨¦s de vegetar dos semanas en un rinc¨®n de un pa¨ªs de 330 millones de personas. El otro me explica que ?en China son bastante sucios?. Y el tercero confiesa que no esperaba ?una ?frica tan desarrollada?, despu¨¦s de haberse encerrado diecis¨¦is d¨ªas en un resort.
Nadie se escapa del juicio omnipotente, pero el del camping de Palam¨®s quiz¨¢ sea el ¨²nico que se acerque a una medida justa del lugar. No redonda, m¨¢s nos habla de lo que ha visto y tocado con la prevenci¨®n de quien se sabe el ¨²ltimo en la escala del ¨¦xito vacacional. Nos dice que el agua del mar hab¨ªa d¨ªas que era agradable y d¨ªas que no, que pasaba lo mismo con la comida y con el clima, la gente, el n¨²mero de picadas de mosquito ¡ªy el inevitable encuentro con otros catalanes de vacaciones.
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