Geopol¨ªtica del f¨²tbol
El deporte lo ha impregnado todo. Las mentes, por supuesto, identificadas con los colores del equipo propio con pasi¨®n tribal y sin concesiones
El f¨²tbol hace tiempo que ya no es solo f¨²tbol, como quer¨ªa Vujadin Boskov. Ni siquiera un fen¨®meno colectivo que se pueda politizar, como cont¨® Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n con ir¨®nica poes¨ªa. Es mucho m¨¢s. Pol¨ªtica dura y cruel, en estado puro. Geopol¨ªtica incluso. No es un bal¨®n lo que rueda sino el poder m¨¢s descarnado e incansable, siempre en pos de m¨¢s poder y m¨¢s dinero para seguir acumulando m¨¢s dinero y m¨¢s poder.
El peligro de las met¨¢foras es que siempre hay quien las entiende literalmente. La pol¨ªtica como actividad futbol¨ªstica surgi¨® en Catalu?a de una cr¨¦dula lectura literali...
El f¨²tbol hace tiempo que ya no es solo f¨²tbol, como quer¨ªa Vujadin Boskov. Ni siquiera un fen¨®meno colectivo que se pueda politizar, como cont¨® Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n con ir¨®nica poes¨ªa. Es mucho m¨¢s. Pol¨ªtica dura y cruel, en estado puro. Geopol¨ªtica incluso. No es un bal¨®n lo que rueda sino el poder m¨¢s descarnado e incansable, siempre en pos de m¨¢s poder y m¨¢s dinero para seguir acumulando m¨¢s dinero y m¨¢s poder.
El peligro de las met¨¢foras es que siempre hay quien las entiende literalmente. La pol¨ªtica como actividad futbol¨ªstica surgi¨® en Catalu?a de una cr¨¦dula lectura literalista, como la que hace el fundamentalismo isl¨¢mico del Cor¨¢n o los juristas conservadores de la Constituci¨®n de los Estados Unidos. Tambi¨¦n en estos usos los catalanes nos hemos distinguido. La entera d¨¦cada perdida se entiende mejor desde la pol¨ªtica concebida como si fuera un partido o un campeonato. La deuda geopol¨ªtica del f¨²tbol mundial con Catalu?a quiz¨¢s va m¨¢s all¨¢ de lo que haya podido imaginar el m¨¢s apasionado y politizado de los numerosos cul¨¦s independentistas.
El deporte lo ha impregnado todo. Las mentes, por supuesto, identificadas con los colores del equipo propio con pasi¨®n tribal y sin concesiones. Tal como ha se?alado John Carlin, para afear el apoyo de Pablo Iglesias a Cristina Kirchner, ¡±los pol¨ªticos, est¨¦n en el Gobierno o en la oposici¨®n, parecen volverse m¨¢s fororos cada d¨ªa que pasa¡± (Vivimos la ¨¦poca de ¡®mi verdad¡¯, La Vanguardia, 21-XII-2022). La pragm¨¢tica y brutal mentalidad de gol, la victimizaci¨®n y las quejas contra el ¨¢rbitro, el desprecio y el insulto al adversario, pr¨¢cticas tan bien acomodadas a la polarizaci¨®n de las redes sociales, han regido la actualidad informativa y las expresiones period¨ªsticas de la pol¨ªtica futbolizada. El periodismo pol¨ªtico se ha nutrido directamente del periodismo deportivo. Pioneros ha habido del independentismo formados en los combates electorales para la Junta del Bar?a. Jugadores y entrenadores se han convertido en voces autorizadas del independentismo. Poco se entiende del poder econ¨®mico y pol¨ªtico en Catalu?a en los ¨²ltimos treinta a?os sin las sinergias entre el Govern, TV3, la Mas¨ªa y las tenedoras de derechos y productoras de espect¨¢culos deportivos.
La met¨¢fora m¨¢s conocida y tambi¨¦n cierta es el palco del Bernabeu. Pero era una exhibici¨®n interesada para desviar la atenci¨®n, puesto que el Bar?a ha mantenido durante d¨¦cadas un palco invisible, y aparentemente incluso menos politizado hasta la explosi¨®n del independentismo, en el que tambi¨¦n se han trenzado abundantes contratos y pactos deportivos y extradeportivos, televisivos y pol¨ªticos. Todo un ejemplo y modelo de utilidad universal, astutamente aprendido desde Pequ¨ªn hasta Qatar, no tan solo como lavado de cara para su execrable expediente en derechos humanos. Ah¨ª no ha fallado la internacionalizaci¨®n. Los grandes proyectos geopol¨ªticos de China o de las monarqu¨ªas ¨¢rabes pasan ahora por el f¨²tbol, lejos de aquella idea famosa y admirable de Albert Camus, que dijo haber aprendido corriendo tras el bal¨®n todo lo que sab¨ªa sobre moral.
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