Clubes de lectura como refugio de lectores empedernidos: ¡°Normalmente no tienes con quien hablar de ello¡±
Bibliotecas, librer¨ªas y bares de Barcelona vertebran clubes de lectura consolidados como redes de apoyo durante a?os
Como muchos ni?os nacidos en los a?os sesenta, el primer contacto de Emilio Antonio con la lectura fue con un c¨®mic como El Capit¨¢n Trueno, pero no se impregn¨® del h¨¢bito lector hasta los veintitantos, ya trabajando como pescador en la costa catalana. ¡°El clan del oso cavernario fue el primer libro que me enganch¨®¡±, recuerda este jubilado de 59 a?os nacido en El Camp de la bota, un extinto poblado chabolista a las afueras de Barcelona. Despu¨¦s de d¨¦cadas leyendo en solitario mientras faenaba en barco o esperaba en el puerto, hace trece a?os que puede compartir sus vivencias literarias con el club de lectura de la biblioteca de La Mina.
La novela hist¨®rica es uno de sus g¨¦neros preferidos: ¡°Esas historias hacen entender de d¨®nde venimos. Son actuales¡±. El oso cavernario inicia una saga de Jean Marie Auel ambientada en la prehistoria. La mano de F¨¢tima de Ildefonso Falcones , ambientada en la reconquista, es otro de sus t¨ªtulos fetiches, descubierto gracias al club. ¡°Las bibliotecarias seleccionan un poco de todo y moderan la conversaci¨®n. Cada uno trae algo de merienda. Incluso a veces viene el autor. Hay mucha divagaci¨®n: a veces mezclamos hablar de la trama con nuestra vida¡±.
Antonio acude al menos una vez a la semana a la biblioteca de su barrio desde que se fund¨®: ¡°Estuve cuando pusieron la primera piedra en 2009¡±. Ahora devora unos 15 t¨ªtulos al a?o: ¡°Al ritmo que leo no podr¨ªa comprarme un par de libros cada mes. Es un lujo poder elegir entre cientos y cientos. Si hoy me viera mi profesor de lengua, se sorprender¨ªa¡±. No pudo cursar estudios superiores. Mar¨ªa Jos¨¦ Bravo, auxiliar de la biblioteca destaca que ¨¦l es uno de ¡°los 15 fieles¡± -mayoritariamente mujeres- que acuden al club desde entonces: ¡°Es un gran ¨¦xito que esta actividad siga 13 a?os despu¨¦s¡±. La red de bibliotecas municipales de la provincia de Barcelona cuenta con casi 800 grupos como este, con unos 10.000 participantes en 2022 seg¨²n datos de la Diputaci¨®n.
En el centro de Barcelona, Laie tambi¨¦n acoge desde hace una d¨¦cada un club orquestado por Conxita Guix¨¤, cofundadora de esta librer¨ªa hace 43 a?os. Recuerda que cuando comenz¨® en el sector ¡°apenas se hac¨ªan eventos, salvo algunas presentaciones¡±. Ahora, en su onceava edici¨®n, han pasado de ser un peque?o grupo de apenas veinte participantes a tener que distribuir a casi setenta personas en tres grupos. Guix¨¤ confecciona las nueve lecturas anuales bas¨¢ndose en que sean obras de autores cl¨¢sicos ¡°igual de buenas, pero no tan conocidas¡± como la compilaci¨®n de relatos de Joyce, Los Dublineses, o la primera novela de Dostoievski, Pobres Gentes.
Tras el ¡°par¨¦ntesis duro¡± de la pandemia, Guix¨¤ celebra que han podido retomar eventos que reflejan ¡°los lazos de amistad y compa?erismo¡± del club, como las paellas de primavera o las rutas literarias por La Escala, el pueblo de Girona donde naci¨® V¨ªctor Catal¨¤, pseud¨®nimo de la novelista Caterina Albert. ¡°Discutimos much¨ªsimo, pero somos un oasis tranquilo en una sociedad polarizada. Deber¨ªamos ser considerados un servicio de salud p¨²blica¡±.
¡°Lo raro es ver a un hombre¡±, comenta una asistente del club. En la ¨²ltima reuni¨®n, todo el grupo eran mujeres y la mayor¨ªa jubiladas. Gl¨°ria Farr¨¦s, profesora de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra y coordinadora de las sesiones, apunta a que este tipo de tertulias est¨¢n ligadas ¡°a una tradici¨®n femenina muy intimista¡±. El ¨²ltimo Bar¨®metro de la lectura se?ala que hay un 10% m¨¢s de lectoras femeninas, una diferencia que se acent¨²a entre los 25 y 34 a?os.
Casi 40 mujeres de esa franja de edad forman la comunidad del Club Bovary, que empez¨® en el sal¨®n de la editora Laura Arcagni con sus amigas en 2016 y ha tenido que mudarse para acoger a m¨¢s lectoras. Blanca Balcells lo descubri¨® hace cinco a?os cuando lleg¨® a Barcelona para trabajar como analista web: ¡°Me sali¨® en un Instagram una foto preciosa con varios libros apilados y les escrib¨ª. Toda la vida hab¨ªa querido algo as¨ª, para personas muy lectoras como yo, pero que normalmente no tienen con quien hablar de ello¡±. El bar La Camila de Gr¨¤cia acoge cada mes y medio a Balcells y otra veintena de habituales desde hace un a?o. Mar¨ªa L¨®pez y Clara Torres, baristas profesionales y due?as del local, les cobran un precio simb¨®lico mientras les sirven caf¨¦ de especialidad y aperitivos cl¨¢sicos como su tortilla de patatas. Algunas asistentes son del mundo editorial, pero tambi¨¦n hay m¨¦dicas, abogadas o dise?adoras.
¡°Es un espacio de reflexi¨®n que normalmente no tendr¨ªas si solo coincides con gente de tu trabajo¡±, comenta Balcells. ¡°Me siento muy a gusto porque tenemos un tono relajado entre amigas, no hay la presi¨®n de parecer inteligente¡±. Sus encuentros tambi¨¦n est¨¢n marcados por la espontaneidad: ¡°Las sesiones no se preparan ni hay una moderadora. Nunca sabemos c¨®mo va a salir¡±. Apegos feroces de Vivian Gornick les dio pie a una larga discusi¨®n sobre la maternidad: ¡°Estaban las que est¨¢n pensando ser madres, las que lo acaban de ser, las que lo son desde hace tiempo¡ Al final, parece que te has le¨ªdo otro libro¡±. La isla de las mujeres del mar de Lisa See o Una educaci¨®n de Tara Westover son otras de las historias que m¨¢s les han fascinado.
Por encima de todo, Balcells destaca la red de apoyo que supone en su d¨ªa a d¨ªa estos encuentros mensuales, desde recomendar una tintorer¨ªa a organizar cenas. ¡°Nos ayudamos mucho unas a otras y nos conocemos a trav¨¦s de los libros. Al final, nos convertimos en un grupo de amigas que compartimos cosas del d¨ªa a d¨ªa y muchas intimidades. Es como ir a terapia¡±. A su entorno le extra?aba que participara en un club de lectura cuando comenz¨® a ir: ¡°Me dec¨ªan ¡®qu¨¦ cosas m¨¢s raras haces en tu tiempo libre¡¯. Pero poco a poco veo m¨¢s proyectos como este en la ciudad¡±.
Trescientos gabinetes de lectores organizados en La Central desde 2008
La cadena de librer¨ªas La Central, con tres locales en Barcelona y dos en Madrid, calcula que han pasado entre 6.000 y 8.000 inscritos en sus gabinetes de lectura desde que se pusieron en marcha hace 15 a?os. Estos clubes coordinados por los propios libreros suelen tener de once a veinte participantes y organizan una veintena cada a?o. Algunos est¨¢n centrados en autores concretos como Virginia Woolf y otros enfatizan tem¨¢ticas como la literatura testimonial o la salud mental. Una portavoz de la franquicia destaca que la lectura, impulsada en la pandemia, ¡°se ha revalorizado¡±. ¡°Muchas de las obras del fondo de la librer¨ªa han vuelto a llamar la atenci¨®n del p¨²blico¡±, especialmente los cl¨¢sicos. Adem¨¢s, ¡°las herramientas de streaming¡± han facilitado el encuentro social.
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