Esquerra: ser parte del problema o de la soluci¨®n
La formaci¨®n debe decidir si opta por investir a Illa o si apuesta por nuevas elecciones e ir en solitario en plena crisis interna o aliarse debilitada a Junts
Pocas veces se da una situaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil para una fuerza pol¨ªtica como la que encara ahora Esquerra Republicana. Tener que afrontar una dur¨ªsima crisis interna y decidir al mismo tiempo el futuro inmediato de Catalu?a, que est¨¢ en una encrucijada. Una responsabilidad inmensa para unos dirigentes aturdidos y cuestionados, algunos de los cuales ya han dicho que se marchan. Esta ser¨¢ su ¨²ltima y delicada decisi¨®n. Pero la histo...
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Pocas veces se da una situaci¨®n m¨¢s dif¨ªcil para una fuerza pol¨ªtica como la que encara ahora Esquerra Republicana. Tener que afrontar una dur¨ªsima crisis interna y decidir al mismo tiempo el futuro inmediato de Catalu?a, que est¨¢ en una encrucijada. Una responsabilidad inmensa para unos dirigentes aturdidos y cuestionados, algunos de los cuales ya han dicho que se marchan. Esta ser¨¢ su ¨²ltima y delicada decisi¨®n. Pero la historia de ERC est¨¢ plagada de subidas fulgurantes y ca¨ªdas estrepitosas. De la misma forma que se ha hundido se ha recuperado. Entre 2006 y 2010 pas¨® de 21 a 10 esca?os pero en 2012 volvi¨® a tener 21, y empez¨® a subir, hasta alcanzar los 33 de 2019 que le dieron la ansiada presidencia de la Generalitat. Ahora ha vuelto a los 20.
Junqueras ha querido convertir a Esquerra en la fuerza hegem¨®nica de los dos ejes que dividen la pol¨ªtica catalana, el identitario y el ideol¨®gico. Le ha disputado al postpujolismo la hegemon¨ªa del bloque soberanista, cosa que consigui¨®, por la m¨ªnima, en las pasadas elecciones. Y ha querido desplazar al socialismo para erigirse como una fuerza de izquierdas con implantaci¨®n tanto en las ¨¢reas metropolitanas y urbanas como en la Catalu?a del interior. Esa estrategia est¨¢ en crisis aguda, y ahora tiene que decidir por d¨®nde tirar, sabiendo que a¨²n puede caer m¨¢s.
Si sus dirigentes son responsables, decidir¨¢n en primer lugar en funci¨®n del inter¨¦s del pa¨ªs porque lo contrario ser¨ªa desmentir de golpe todo el esfuerzo que han hecho para mostrarse como una fuerza aut¨®noma, responsable y de gobierno. Y porque si le va bien al pa¨ªs, tendr¨¢n m¨¢s posibilidades de recuperarse. El problema es que no tiene mucho tiempo. En realidad, ERC solo tiene dos opciones: apoyar a Salvador Illa para presidente, o precipitar una repetici¨®n electoral. Aunque Carles Puigdemont insiste en presentarse a la investidura, dando por descontado el apoyo de Esquerra, en realidad no tiene nada que hacer si los socialistas no le apoyan al menos con una abstenci¨®n, y ya han dicho que no lo van a hacer. Ser¨ªa mucho m¨¢s que renunciar a la presidencia de la Generalitat. El castigo de su electorado, si se le ocurriera hacer presidente a Puigdemont, podr¨ªa ser apote¨®sico, en Catalu?a y m¨¢s all¨¢.
Por otra parte, Esquerra tiene ya alguna experiencia sobre los cantos de sirena y las t¨¢cticas envolventes que Junts practica con el discurso de la unidad como anzuelo. Junts ha sido muy unitario cuando esa unidad reforzaba su propio poder dentro del bloque soberanista, pero no ha dudado en boicotear y socavarla cuando ha beneficiado a Esquerra, como ha ocurrido en esta legislatura, incluso abandonando el Gobierno sin un motivo convincente. Puigdemont se postula para presidente aun sabiendo que no tiene opciones porque esa es la mejor forma que tiene de atar en corto a Esquerra: colocarla en un dilema imposible, hacer que le tiemblen las piernas y que no se atreva a votar la investidura de Illa. De ese modo, ¨¦l tendr¨ªa una nueva oportunidad, ir¨ªan a unas nuevas elecciones que, con la amnist¨ªa ya aprobada, como la abuelita de Caperucita, ser¨ªa para com¨¦rsela mejor. En una eventual repetici¨®n electoral, Esquerra tendr¨ªa que decidir si iba sola, en una situaci¨®n de extrema debilidad, o en una eventual candidatura unitaria presidida por Puigdemont. Y vuelta a empezar.
Esquerra hab¨ªa pasado ya p¨¢gina. Ahora tiene que decidir si quiere formar parte del problema o de la soluci¨®n.
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