Inconsecuentes y olvidadizos
Los desmemoriados est¨¢n mayoritariamente en Junts, todav¨ªa subidos al monte gracias a sus siete diputados milagrosos con los que mantienen la ilusi¨®n de la centralidad perdida
En la primera fase fueron fr¨ªvolos e irresponsables. Como ni?os con sus legos y no responsables pol¨ªticos con el gobierno de su pa¨ªs en las manos. A partir del oto?o fat¨ªdico de 2017, hace siete a?os, fueron inconsecuentes primero y olvidadizos despu¨¦s. Nada sacaron de sus est¨¦riles hojas de ruta, convertidas luego en advertencias, m¨¢s tarde amenazas y finalmente declaraciones solemnes y cargadas de promesas hist¨®ricas, como rep¨²blica, estado, soberan¨ªa e independencia, a excepci¨®n de la huida del m¨¢ximo responsable del disparate.
Terminado el estropicio, tocaba el olvido. Como si nada ...
En la primera fase fueron fr¨ªvolos e irresponsables. Como ni?os con sus legos y no responsables pol¨ªticos con el gobierno de su pa¨ªs en las manos. A partir del oto?o fat¨ªdico de 2017, hace siete a?os, fueron inconsecuentes primero y olvidadizos despu¨¦s. Nada sacaron de sus est¨¦riles hojas de ruta, convertidas luego en advertencias, m¨¢s tarde amenazas y finalmente declaraciones solemnes y cargadas de promesas hist¨®ricas, como rep¨²blica, estado, soberan¨ªa e independencia, a excepci¨®n de la huida del m¨¢ximo responsable del disparate.
Terminado el estropicio, tocaba el olvido. Como si nada hubiera pasado de lo que alguien pudiera pedir responsabilidades. Como si los que las han pedido, concretamente judiciales, fueran los aut¨¦nticos responsables del desastre. Como si los que se las han perdonado, a costa de no poco desgaste pol¨ªtico, fueran sus deudores, a los que nada hay que agradecer y, al contrario, hay que cargar con reproches por no haber sido tan fr¨ªvolos e irresponsables como ellos. Como si quienes han reconciliado a la sociedad dividida fueran los oportunistas inventores de la divisi¨®n. Como si el fracaso no fuera propio sino de quienes les aconsejaban que corrigieran su inviable camino. Incapaces de aprender de la experiencia, ahora siguen acumulando vicios pol¨ªticos sin superar ni uno solo.
Desenfundan el despectivo y astroso calificativo de ¡°espa?olista¡± para un gobierno tan catalanista al menos como los de Jos¨¦ Montilla, Pasqual Maragall y Jordi Pujol, espa?ol del a?o que declar¨® entra?able la idea de Espa?a. Son olvidadizos pero tambi¨¦n selectivos. Solo olvidan lo que les conviene, estigma inequ¨ªvoco de los rencorosos, como si ninguno de sus numerosos fracasos y sus inexistentes ¨¦xitos fuera con ellos. Libros y art¨ªculos de los m¨¢s notables ide¨®logos de la independencia ilustran la teor¨ªa ahora inhibida: hab¨ªa muerto el catalanismo, ideolog¨ªa regionalista y burguesa incapaz de superar la est¨¦ril fase pactista y moderada, y se trataba de sustituirlo por el soberanismo rupturista, independentista y republicano. Era una pantalla pasada. Ya no val¨ªan medias tintas, como las practicadas por Pujol e incluso Artur Mas: o independencia o espa?olismo, un dilema que al anticatalanismo tambi¨¦n le parec¨ªa y le sigue pareciendo tan exacto como oportuno.
Los olvidadizos est¨¢n mayoritariamente en Junts, todav¨ªa subidos al monte gracias a sus siete diputados milagrosos con los que mantienen la ilusi¨®n de la centralidad perdida. Se enfrentan a un gobierno en el que hay alg¨²n consejero salido de sus filas y de Esquerra, presidido por un tarradellista, y dispuesto a bregar por un pacto fiscal singular, por la lengua catalana y por las pol¨ªticas y servicios p¨²blicos que fortalezcan el autogobierno. ?Ah! Pero es el m¨¢s espa?olista de la historia, recriminaci¨®n que proyecta, como en un espejo, sus cuatro vicios capitales: su frivolidad, su irresponsabilidad, su inconsecuencia y su desmemoria. Y tambi¨¦n su incapacidad para regresar a donde deb¨ªan y donde se les espera, que es el espacio central de la pol¨ªtica catalana, el catalanismo.
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