La ofensiva contra el chabolismo topa con la escasez de alojamientos de emergencia
En Barcelona 1.245 personas duermen a diario en la calle, mientras que hay 2.860 en camas de entidades sociales
Ester Guix tiene 46 a?os y, hasta el martes, llevaba un a?o y medio viviendo en una chabola del campamento de la Vallen?ana Baixa situado a la orilla del Bes¨°s y justo al lado de la depuradora de Montcada i Reixac. Guix era la ¡°propietaria¡± de una de las 15 barracas en las que viv¨ªan 25 personas hasta que el martes el Ayuntamiento, echando mano de ¨®rdenes judiciales, desaloj¨® el campamento y una excavadora der...
Ester Guix tiene 46 a?os y, hasta el martes, llevaba un a?o y medio viviendo en una chabola del campamento de la Vallen?ana Baixa situado a la orilla del Bes¨°s y justo al lado de la depuradora de Montcada i Reixac. Guix era la ¡°propietaria¡± de una de las 15 barracas en las que viv¨ªan 25 personas hasta que el martes el Ayuntamiento, echando mano de ¨®rdenes judiciales, desaloj¨® el campamento y una excavadora derrib¨® las infraviviendas. ¡°Desde que tiraron las chabolas ha llovido much¨ªsimo. Pude recuperar una tienda de campa?a y estoy durmiendo un poco m¨¢s arriba de la zona donde estaba el campamento. De hecho, estoy intentando construir otra chabola¡±, admite Guix a EL PA?S. El Ayuntamiento de Montcada i Reixac ofreci¨® a los 25 chabolistas una noche de hostal en las instalaciones del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB). Ninguno se acogi¨® a la oferta municipal.
El Consistorio justifica el operativo advirtiendo que la zona donde estaba el campamento es inundable. Fuentes municipales aseguran que el desalojo se realiz¨® por motivos de seguridad y denuncian que Montcada i Reixac se encuentra ¡°sola y sin recursos¡± ante el problema de la llamada ¡°favela¡± del Bes¨°s. La misma fuente mantiene que el Consistorio ¡°har¨¢ todo lo posible¡± para que estos asentamientos no se expandan y justifica que no tienen recursos sociales para atender a personas como Ester Guix, que siguen existiendo una vez que las chabolas se han convertido en escombro. El caso de Montcada i Reixac ¡ªcon un Ayuntamiento gobernado por el PSC en coalici¨®n con el PP y el grupo municipalista Vivimir¡ª no es excepcional. El pasado mes de abril, Badalona ¡ªcon mayor¨ªa absoluta del PP¡ª cerr¨® el albergue para personas sin hogar de Can Bof¨ª Vell. Estas ofensivas para atajar el sinhogarismo chocan, a su vez, con la escasez en la oferta de alojamientos de emergencias, por lo que los vulnerables son cada vez m¨¢s vulnerables.
Albert Sales es investigador del Institut Metr¨°poli y coordinador del informe Diagnosis 2024. La situaci¨®n del sinhogarismo en Barcelona. Este documento se actualiza cada dos a?os y, seg¨²n este, la situaci¨®n cada vez es m¨¢s preocupante. La red de atenci¨®n a personas sin hogar (Xapsll, las siglas en catal¨¢n de Xarxa d¡¯Atenci¨® a Persone sense Llar) contabiliz¨® en 2008 a 658 personas durmiendo en las calles de Barcelona. Este a?o se han batido todos los r¨¦cords y son 1.245. A esas personas deben sumarse las que duermen a diario en camas de entidades e instituciones, que este a?o han sido 2.860 frente a las 1.190 que hab¨ªa cada d¨ªa en 2008. La ¨²nica cifra que se ha mantenido m¨¢s o menos estable es la de personas durmiendo en chabolas dentro de la capital catalana. En 2008 eran 265 y este a?o son 260 (en 2018 se lleg¨® al m¨¢ximo de 444).
¡°En Barcelona consideramos asentamientos los construidos con chabolas y los que est¨¢n dentro de naves. El alquiler de habitaciones es cada vez m¨¢s caro y expulsa a muchas personas a la calle. Eso contrasta con que cada vez hay menos asentamientos en la capital catalana. Cada vez hay menos solares y menos naves en Barcelona y las personas se han ido a solares del ¨¢rea metropolitana, han ocupado pisos, locales¡¡±, argumenta Sales. El investigador denuncia que las pol¨ªticas municipales son antag¨®nicas: ¡°Por un lado, est¨¢n los servicios sociales que acompa?an a estas personas pero, por otro, los ayuntamientos est¨¢n preocupados por las quejas relacionadas con la inseguridad, la convivencia... A los vecinos les molesta ver la pobreza a las puertas de casa. Las autoridades tambi¨¦n temen que suceda alguna cat¨¢strofe (inundaciones, incendios¡) que se pueda atribuir a la administraci¨®n¡±. La principal dificultad es que ¡°las pol¨ªticas sociales y de vivienda se llevan dando la espalda¡± d¨¦cadas.
¡°Hay personas que est¨¢n permanentemente excluidas debido, en muchas ocasiones, al proceso migratorio y la irregularidad cr¨®nica. Cuando intervienen los servicios sociales se debe alojar temporalmente a esas personas pero tras ese paso no hay salida. Esas personas no se recuperan, no acaban durmiendo en una habitaci¨®n alquilada porque hoy es imposible pagar un alquiler incluso con un ingreso m¨ªnimo vital¡±, lamenta. Casos como la destrucci¨®n de un campamento en Montcada solo sirven para ¡°expulsar el problema a otro lado¡±, ya que no hay un abordaje integral. ¡°Adem¨¢s, fuera de Barcelona no hay cifras muy fiables de sinhogarismo, por lo que no sabemos el alcance del problema¡±, denuncia.
El Departamento de Derechos Sociales e Inclusi¨®n de la Generalitat destina 15 millones de euros para financiar 40 proyectos destinados a combatir el sinhogarismo. Seg¨²n la Generalitat en toda Catalu?a viven 4.624 personas al aire libre y otras 1.020 en chabolas.
Elena Sala es la directora La Violeta, un equipamiento para mujeres sin hogar del centro de acogida Ass¨ªs. Sala constata a diario que el sinhogarismo no hace m¨¢s que crecer en Europa. ¡°La vivienda se ha convertido en un lujo excluyente y exclusivo. La insuficiencia de trabajo, las pol¨ªticas que no permiten el empleo a inmigrantes¡ provoca exclusi¨®n¡±, denuncia. ¡°El sinhogarismo no es un colectivo prioritario para las autoridades porque no votan. Hay municipios que apuestan por la expulsi¨®n de estos colectivos neg¨¢ndoles el padr¨®n, derribando asentamientos¡ Necesitamos pol¨ªticas estatales valientes para atajar el problema¡±, concluye Sala.
La comisionada de Acci¨®n Social del Ayuntamiento de Barcelona, Sonia Fuertes, denuncia que la distribuci¨®n de los recursos no es equitativa en Catalu?a: ¡°Hay municipios que aseguran que no tienen sinhogarismo pero no es correcto. No empadronan o no tienen duchas, camas, equipos¡ y las personas acaban viniendo a Barcelona porque no les queda otra¡±. Barcelona tiene 2.860 camas para personas sin hogar y 2.900 plazas en alojamientos temporales de urgencia (pensiones) cuya acogida es ahora de un m¨¢ximo de medio a?o para luego explorar otras ubicaciones. ¡°El gran impulso lo debe dar ahora la Generalitat. No es posible que Badalona haya cerrado su centro de acogida o en L¡¯Hospitalet haya solo 27 camas, sin hablar de municipios donde no s¨¦ cu¨¢ntas hay como Cornell¨¤, Matar¨®, Sabadell¡¡±, lamenta.
Ester Guix lleva varios d¨ªas rebuscando entre los escombros de las chabolas derribadas el martes en Montcada i Reixac. ¡°Yo creo que muchos nos desplazaremos juntos a otro sitio donde continuar sobreviviendo¡±, mantiene Guix.
Los zulos de Badalona siguen habitados
El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, ordenó precintar el 23 de octubre un almacén y un local comercial donde se habían construido 18 zulos ilegales. La mayoría, 16, fueron alquiladas. Tienen 15 metros cuadrados cada una, con cocina y baño pero sin ventilación ni ventanas. La mayoría de inquilinos son inmigrantes y pagan 450 euros al mes. Después de una inspección por parte de los técnicos del departamento de urbanismo del Ayuntamiento, el lugar quedó clausurado y el alcalde amenazó con multas millonarias al propietario. El local, situado en el barrio de Coll i Pujol, se encontraba el jueves precintado y con un cartel en la puerta de entrada al edificio anuncia: “Local no apto para el uso de vivienda”. Sin embargo, sigue habitado.
Diego Correa, habita uno de estos zulos. “Aquí sigue viviendo gente, familias con niños pequeños. Los que se pueden permitir una habitación se han marchado, aunque muchos de ellos han dejado sus cosas aquí”, informa. El Ayuntamiento aún no les ha podido echar, pero Correa sabe que el Consistorio está esperando las últimas órdenes del juez para poder expulsarlos: “Esta mañana, antes de ir al trabajo he pasado por el Ayuntamiento y me han dicho que entre el martes y el miércoles vendrán a darnos el primer aviso”.
Correa, que se enteró de que se alquilaban estas habitaciones por un amigo -que a la vez también se había enterado por otro conocido- confirma que el propietario ha desaparecido y que no saben nada de él: “No se ha interesado por nosotros, no nos ha ofrecido ninguna alternativa”. Este inquilino paga 700 euros mensuales y sabe que no puede permitirse algo más caro. “El problema seguirá existiendo cuando nos echen. No tenemos a donde ir y el Ayuntamiento solo nos ofrece uno o dos días en un albergue”, lamenta.