Puigdemontia, ni rep¨²blica ni gobierno
Tergiversar las instituciones existentes para crear otras nuevas que duran cuatro d¨ªas es una irresponsabilidad m¨¢s entre las muchas del independentismo fr¨ªvolo que hemos conocido
Todo era puro humo. Impostura. Comedia. Fue huida, no exilio. No hubo gobierno exilado en Bruselas ni Generalitat paralela como algunos imaginaron, sino artefactos suced¨¢neos amparados en expresiones rimbombantes. Solo faltaban los ¨²ltimos metros para culminar la marcha inexorable al Estado en forma de Rep¨²blica, una vez se daba por bueno que los catalanes ya hab¨ªan sido consultados y hab¨ªan decidido. Eso dec¨ªan el ...
Todo era puro humo. Impostura. Comedia. Fue huida, no exilio. No hubo gobierno exilado en Bruselas ni Generalitat paralela como algunos imaginaron, sino artefactos suced¨¢neos amparados en expresiones rimbombantes. Solo faltaban los ¨²ltimos metros para culminar la marcha inexorable al Estado en forma de Rep¨²blica, una vez se daba por bueno que los catalanes ya hab¨ªan sido consultados y hab¨ªan decidido. Eso dec¨ªan el influencer en jefe y sus partidarios.
Para esto se cre¨® el Consell de la Rep¨²blica, la falsa instituci¨®n abandonada ahora por Carles Puigdemont, el fundador y fact¨®tum, despu¨¦s de su fallido retorn y de recuperar la presidencia de Junts. Sin rep¨²blica, con el Consell arruinado y en pleno ajuste de personal y de cuentas con su vicepresidente Toni Com¨ªn, poco hay que esperar de esta ocurrencia para vestir el falso exilio, el mientras tanto y el futuro prometido de tantas ambiciones puigdemontistas.
Si alguien quiere informaci¨®n de este nuevo tropiezo lo tiene crudo. El Consell se ha ausentado sin despedirse. Ignoro si han recibido alguna comunicaci¨®n los 103.459 afiliados al organismo, poseedores de un documento de identidad expedido por la Rep¨²blica de Puigdemontia. Para el com¨²n de los catalanes es imposible obtener noticia alguna de este falso gobierno en el exilio puesto que su p¨¢gina web ya no tiene quien la ponga al d¨ªa. Bajo la r¨²brica Not¨ªcies gira sin fin la ruedecita, met¨¢fora perfecta de la eterna espera a que est¨¢ sometida aquella independencia proclamada y nunca aplicada.
Dimitido Puigdemont y el entero Consell, el tinglado est¨¢ ahora en manos de una comisi¨®n gestora que elegir¨¢ no se sabe c¨®mo ni cu¨¢ndo un nuevo presidente y unos nuevos consejeros. Todo en la m¨¢s absoluta oscuridad. Ni las webs m¨¢s nacionalistas son capaces de dar cumplida cuenta de lo que est¨¢ sucediendo, probablemente porque no est¨¢ sucediendo nada despu¨¦s de que Puigdemont tratara al organismo que invent¨® y presid¨ªa como un objeto desechable, como tantos otros objetos de consumo.
Toda esta peripecia, cada vez menos gloriosa, quiso ser una imitaci¨®n, pero ha resultado una caricatura de significado exactamente opuesto al modelo a imitar. Las instituciones son fundamentales para la democracia y para la estabilidad pol¨ªtica. Tergiversar las existentes para crear otras nuevas que duran cuatro d¨ªas es una irresponsabilidad m¨¢s entre las muchas irresponsabilidades del independentismo fr¨ªvolo que hemos conocido.
Exilado fue Tarradellas. Con sobrios recursos mantuvo viva la instituci¨®n. Supo negociar con dignidad y clarividencia estrat¨¦gicas. Su regreso marc¨® un hito para la democracia y para el autogobierno. Situ¨® muy alto el list¨®n de la autoridad y del prestigio de la Generalitat. Sus torpes imitadores han hecho cuanto estaba en su mano para destrozar su legado, pero finalmente nadie podr¨¢ decir que han triunfado, ni siquiera los entusiastas fans de la derecha hisp¨¢nica y castiza que necesita a Puigdemont tanto como Puigdemont los necesita a ellos para seguir alimentando la falsa noticia de esa Espa?a que se va a romper cada d¨ªa cuando sale el sol.