Viladrau ¡®noir¡¯: d¨ªa de novela policiaca con tiros en el pueblo donde nunca pasa nada
La peque?a localidad del Montseny, c¨¦lebre por el agua, las casta?as y el veraneo, vivi¨® su jornada m¨¢s intensa con la operaci¨®n policial antidroga del lunes
De lo inhabitual de la jornada que vivi¨® Viladrau el lunes da fe lo que cuenta uno de los testigos: ¡°Pasaba caminando tranquilamente por delante del Hostal de la Gl¨°ria, ser¨ªan las 10 de la ma?ana, cuando me encontr¨¦ tres personas que ven¨ªan corriendo hacia m¨ª con chalecos amarillos. Me dije ¡®vaya, no sab¨ªa que hubiera una prueba de atletismo hoy¡¯. Pero entonces observ¨¦ que la que iba en medio, una chica, llevaba una pistola en la mano¡±. Kiko Torra comprendi¨® que aquello no era normal. ¡°Me pregunt...
De lo inhabitual de la jornada que vivi¨® Viladrau el lunes da fe lo que cuenta uno de los testigos: ¡°Pasaba caminando tranquilamente por delante del Hostal de la Gl¨°ria, ser¨ªan las 10 de la ma?ana, cuando me encontr¨¦ tres personas que ven¨ªan corriendo hacia m¨ª con chalecos amarillos. Me dije ¡®vaya, no sab¨ªa que hubiera una prueba de atletismo hoy¡¯. Pero entonces observ¨¦ que la que iba en medio, una chica, llevaba una pistola en la mano¡±. Kiko Torra comprendi¨® que aquello no era normal. ¡°Me preguntaron muy agitados si hab¨ªa visto pasar a un individuo corriendo. Yo no pod¨ªa dejar de mirar la pistola. Les dije que no, y siguieron corriendo hacia el Pla. Entonces vi que en los chalecos pon¨ªa ¡®Polic¨ªa¡±.
Torra fue uno de los que se vieron inmersos inesperadamente en una situaci¨®n digna de una novela policiaca o de un filme de acci¨®n y que convirti¨® la tranquila localidad del Montseny en un escenario de Fargo, French Connection o Crims. Despu¨¦s de seis meses de investigaciones y vigilancia, con agentes encubiertos infiltrados en el pueblo y todo, la brigada central de estupefacientes (Udyco, Unidad de droga y crimen organizado) de la polic¨ªa nacional, secci¨®n de Girona, lanz¨® el lunes por la ma?ana una fulgurante operaci¨®n para detener a un grupo de peligrosos narcotraficantes que hab¨ªan sentado sus reales en el pueblo. La operaci¨®n, cuyo nombre no ha trascendido pero que pide a gritos haberse denominado ¡°Operaci¨®n Agua de Viladrau¡±, ¡°Operaci¨®n Casta?a¡± u ¡°Operaci¨®n Brujas¡± (por tres de las cosas que identifican m¨¢s a la localidad) se sald¨® con la incautaci¨®n de 800 kilos de hach¨ªs, la detenci¨®n de tres delincuentes y el susto morrocotudo de la poblaci¨®n, dado que se produjo la fuga de uno de los criminales (ahora ya capturado), su persecuci¨®n por parte de la polic¨ªa a trav¨¦s del pueblo, y un tiroteo.
¡°Iba a Correos y me encontr¨¦ en la subida del viejo cine un coche que ven¨ªa a una velocidad incre¨ªble, vamos que ni en el Rally de Catalunya. Pens¨¦ ¡®?pero qu¨¦ hace este bestia!¡¯. Hubo un sonido como si reventara algo, se le debi¨® clavar el motor y el coche se qued¨® parado frente al garaje de los Ferrater. Un tipo sali¨® por la ventanilla, y se march¨® corriendo hacia la fuente de la Jacinta y la Mas¨ªa del Montseny. Entonces vi los agujeros de bala en el autom¨®vil, en el parabrisas, el cap¨® y la puerta. Fue un shock. Me dio taquicardia¡±. Lo explica Carina Portet, una de las viladrauenses que dan vida cada v¨ªspera de Todos los Santos a las brujas del siglo XVII de la localidad en el famoso Ball de Bruixes (Carina no iba ataviada de bruja, de ser as¨ª quiz¨¢ el susto se lo hubiera pegado el narco). ¡°Paso todo muy r¨¢pido. Del motor del coche sal¨ªa l¨ªquido. Lleg¨® entonces un Mitsubishi blanco con polic¨ªas con chalecos. Y ya empezaron a llegar todos¡±. En los testimonios de los que vivieron los sucesos hay imprecisiones y contradicciones, pero lo que est¨¢ claro es que para todos ha supuesto una impresi¨®n fort¨ªsima. ¡°La polic¨ªa nos dijo que nos qued¨¢ramos en casa¡±, apunta sirviendo un delicioso fricand¨® (las cr¨®nicas policiales salen mejor con el est¨®mago lleno) Arola Basset, de la Mas¨ªa del Montseny, que pese a la cercan¨ªa solo se enter¨® al principio de los ruidos del coche y pens¨® que era alg¨²n joven pasado de vueltas. ¡°Ha habido un poco de psicosis en el pueblo, sobre todo por el escapado inicialmente¡±, dice la alcaldesa Margarida Feliu. ¡°Llamadas que expresaban inquietud porque la abuela no contestaba al tel¨¦fono, y cosas as¨ª. Suspendimos una actividad de los ni?os en el bosque. Hemos tenido que tranquilizar a la gente¡±.
Kiko Torra, una vez dejados atr¨¢s los polic¨ªas que persegu¨ªan al narco escapado, decidi¨® continuar su camino y seguir hacia el taller mec¨¢nico de Jordi Clopes donde deb¨ªa recoger su viejo Suzuki Santana que pasaba una revisi¨®n. No sab¨ªa Kiko que, pensando que se alejaba del l¨ªo, en realidad se adentraba en la zona cero de la operaci¨®n policial. ¡°Pas¨¦ por la plaza, todo el mundo estaba revolucionado, rumores por doquier, Emil y Neto tomaban algo en el Forn y llam¨® la hija del primero, Laura, que le dijo que estaba en la Font de la Oreneta y hab¨ªa un tipo muy raro por ah¨ª, en ch¨¢ndal. Nervios; narcos, la mafia marsellesa: poca broma. Ve¨ªas polic¨ªas corriendo. Me fui hacia el taller pensando que pon¨ªa distancia¡±. Resulta que justo al lado del taller, en la gran nave de la vieja f¨¢brica al final del passeig de les Guilleries, lejos del n¨²cleo urbano, estaba el cubil donde los delincuentes se dedicaban a sus cosas de narcos.
La operaci¨®n comenz¨® aqu¨ª, donde hoy todo est¨¢ tranquilo y puede verse el coche, un Nissan Juke gris plata, precintado por la polic¨ªa. Poco m¨¢s hay que recuerde los sucesos. En un ejercicio de True crime, recorro el per¨ªmetro tarareando You Want It Darker y buscando infructuosamente casquillos de bala, e inspiraci¨®n.
Hay que imaginarse la escena (la operaci¨®n sigue abierta y se ha decretado secreto de sumario) que se desarroll¨® el lunes: la polic¨ªa entrando en el almac¨¦n (uno de los que se alquilan en la nave, el de la derecha) y encontrando una camioneta llena de droga y varios coches de alta gama, la detenci¨®n sin miramientos del traficante que se encontraba en el local, la fuga desesperada del otro en el Nissan tratando de arrollar a los agentes, los disparos, la huida camino de tierra hacia arriba y la persecuci¨®n. Al escenario lleg¨® el lunes Kiko, desplaz¨¢ndose en sentido inverso al desarrollo de los sucesos. ¡°Hab¨ªa coches de polic¨ªa, una furgoneta blanca en la que met¨ªan a un tipo esposado, 15 o 20 agentes¡±. Al parecer los traficantes camuflaban el hach¨ªs en neum¨¢ticos para su distribuci¨®n (se encontraron varios en el Nissan accidentado). Algunas fuentes del pueblo se?alan que unos agentes que ten¨ªan bajo vigilancia la nave esperaban a que llegaran los efectivos de intervenci¨®n r¨¢pida, los superpolicias, cuando la situaci¨®n se precipit¨®. ¡°Lo mejor es que nos los hemos sacado de encima, aunque no se sabe, son mafias muy fuertes¡±, reflexiona Jordi, el mec¨¢nico experto en Suzukis que vivi¨® la operaci¨®n desde su taller, a pocos metros y oy¨® los tiros. Nadie all¨ª ten¨ªa ni idea de la vecindad de los narcos ¡ªque actuaban muy discretamente¡ª, aunque la polic¨ªa les avis¨® al empezar el asalto y les hicieron confinarse.
¡°La operaci¨®n ha estado muy bien ejecutada, excepto por la fuga¡±, reflexiona Roger, uno de los dos guardias municipales de Viladrau, con Pol, que han apoyado ¡°en la medida de nuestras posibilidades¡± la acci¨®n. ¡°Nos han hecho sentirnos part¨ªcipes, aunque nos dieron una informaci¨®n muy limitada, por motivos de seguridad. No estamos acostumbrados aqu¨ª a cosas tan graves, por suerte. Es lo m¨¢s fuerte que ha pasado en Viladrau, una operaci¨®n contra el crimen organizado, y abriendo fuego¡¡±. Para encontrar algo as¨ª en la historia del pueblo hay que remontarse hasta Serrallonga, Joan Sala i Ferrer (1594-1634, ejecutado en la horca), el c¨¦lebre bandolero originario precisamente de Viladrau y otra de las se?as de identidad del id¨ªlico lugar, que tambi¨¦n ha visto matar varias brujas siglos atr¨¢s. Plantaciones de marihuana han sido descubiertas en varios sitios del municipio y yo mismo encontr¨¦ un d¨ªa una inmensa instalaci¨®n de cultivo y procesamiento de hierba en Can Cu¨¦tara, el antiguo chalet en el que hab¨ªa vivido mi familia (ya nos hab¨ªamos ido), y que entonces estaba abandonado. Se recuerda tambi¨¦n en el pueblo el bullicio que provoc¨® hace a?os la detenci¨®n de un violador, al que hubo que refugiar en el Ayuntamiento de la ira popular. En el cap¨ªtulo de delitos menores, un tipo que intentaba cazar conejos desde el coche con arco y flechas (yo mismo), el te?ido clandestino de piscinas con anilinas de colores por parte de un comando de bromistas, cuando Santi Cardenal le desmont¨® la pistola al Chirri, el polic¨ªa municipal, y la costumbre de los Arnau en los a?os setentas de llevar todas sus Bultacos Sherpas con la misma matr¨ªcula¡
¡°Seg¨²n la informaci¨®n que me han dado, hay tres detenidos; al que se escap¨® lo han cogido ya, en Marbella¡±, explica la alcaldesa. ¡°Ha sido una operaci¨®n importante, eran profesionales, franceses, una red europea, internacional. Tra¨ªan el hach¨ªs, que llegaba a Catalu?a desde el sur por barco, y de aqu¨ª, desde lo que la polic¨ªa denomina una guarder¨ªa de droga, lo distribu¨ªan en coches y furgonetas hacia el norte¡±. Margarida Feliu revela que la polic¨ªa la manten¨ªa informada desde el principio, desde que se mont¨® el dispositivo de vigilancia. ¡°Ha sido un trabajo policial excelente, he de decir que nunca hemos estado tan seguros como estos meses en que, he de recalcar, todo estaba controlado¡±. Es curioso pensar que te pod¨ªas haber encontrado en la cola del Proxim o en la pasteler¨ªa Font a los polic¨ªas infiltrados a lo Al Pacino, o que se habr¨¢n enterado de nuestros pecadillos, la captura de larvas de salamandra en la charca de Can Batllic, la ITV caducada o los excesos (de volumen) en las raves en el pla de l¡¯Os. ¡°No sab¨ªamos el d¨ªa exacto en que intervendr¨ªan, pero ya est¨¢, ya ha pasado. Es normal que a la gente le haya impresionado, sobre todo por la fuga y persecuci¨®n, con agentes pistola en mano por la plaza, calles cortadas. Pero podemos estar muy tranquilos¡±. La alcaldesa explica que el fugado no huy¨® al bosque. ¡°Son gente muy profesional, probablemente llam¨® a alguien para que lo viniera a buscar y al poco ya hab¨ªa abandonado el pueblo¡±. Y a?ade: ¡°Quiero felicitar a toda la gente de Viladrau por su comportamiento, a Jessica, del centro de d¨ªa, que se vio en medio del l¨ªo y ayud¨® mucho, a Roger y Pol, y por supuesto a la polic¨ªa. Todo ha ido bien¡±. La alcaldesa cree que la operaci¨®n, que tiene el lado positivo de poner a Viladrau en el mapa (esperemos que para cosas mejores), mantendr¨¢ alejadas del pueblo a las mafias y a la delincuencia, ¡°al menos por una buena temporada¡±.
Feliu, que ha hecho alg¨²n bando muy notable en otras ocasiones, no cree que sea el momento para hacer uno sobre el suceso. ¡°Es un tema muy serio que no nos podemos tomar a broma¡±, advierte. La redactora de EL PA?S especializada en informaci¨®n policial y de sucesos Rebeca Carranco, muy curtida, confirma la relevancia de los hechos. ¡°Es un caso importante, no es habitual que se produzca una situaci¨®n tan extrema y la polic¨ªa dispare a un coche; no es una nader¨ªa, desde luego¡±.
El caso coincide curiosamente con el hecho de que se est¨¢ haciendo una casa en Viladrau una de las mayores especialistas de nuestro pa¨ªs en novela negra, la editora Anik Lapointe, que se sentir¨¢ a sus anchas. ¡°?Ficciones de g¨¦nero policial que guarden parecido? En French Connection tienes el alijo guardado en el coche y el tipo de Marsella. Y en El reino de los ciegos, de Louise Penny, se mezcla el peque?o pueblo de Three Pines con un gran alijo de fentanilo desaparecido¡±.
Kiko Torra regres¨® a su casa el lunes con su Suzuki reparado, pero no sin antes pasar otro sobresalto. A la vista del Nissan inmovilizado se le ocurri¨® hacerle una foto con el m¨®vil y un polic¨ªa ¡°muy enfadado¡± le hizo suprimirla y le pidi¨® identificarse. Kiko no llevaba DNI ni papeles y fue amonestado severamente por ello. ¡°Acab¨¦ regresando a casa y encerr¨¢ndome todo el d¨ªa, ?caray con el pueblo en el que nunca pasa nada!¡±.