Un jardinero de marihuana, v¨ªctima de trata: ¡°Un a?o regando las plantas, haciendo la comida, sin salir¡±
La Audiencia de Barcelona castiga con 15 a?os y medio de c¨¢rcel a un ¡®cabeza de serpiente¡¯ de un grupo criminal que enviaba droga por paqueter¨ªa a Glasgow y explotaba a cultivadores
La situaci¨®n dej¨® de piedra a los investigadores. Uno de los jardineros amontonado en la plantaci¨®n que acaban de desmantelar no sab¨ªa ni siquiera que la gente, en la calle, llevaba desde hac¨ªa meses mascarilla, a causa de la covid. Llevaba m¨¢s de un a?o encerrado en ese habit¨¢culo, con colchones en el suelo, unos contra otros, ollas esparcidas por mesas, botellas con l¨ªquido amarillo, cartones a modo de cama con n¨®rdicos tirados encima. Pseudoestancias s...
La situaci¨®n dej¨® de piedra a los investigadores. Uno de los jardineros amontonado en la plantaci¨®n que acaban de desmantelar no sab¨ªa ni siquiera que la gente, en la calle, llevaba desde hac¨ªa meses mascarilla, a causa de la covid. Llevaba m¨¢s de un a?o encerrado en ese habit¨¢culo, con colchones en el suelo, unos contra otros, ollas esparcidas por mesas, botellas con l¨ªquido amarillo, cartones a modo de cama con n¨®rdicos tirados encima. Pseudoestancias sin ventanas, con ropa tendida en cuerdas y repletas de suciedad. Tres a?os despu¨¦s de aquella operaci¨®n policial de los Mossos d¡¯Esquadra, una sentencia pionera de la Audiencia de Barcelona ha condenado a 15 a?os y medio de prisi¨®n al cabeza de serpiente, Wanqi H., por trata de personas con finalidad de explotaci¨®n delictiva, adem¨¢s de inmigraci¨®n clandestina, tr¨¢fico de drogas, grupo criminal y falsedad documental. Expertos policiales aseguran que es una de las primeras veces que se aplica un delito de trata para jardineros explotados en plantaciones.
La investigaci¨®n arranc¨® con la denuncia de una mujer, que conoc¨ªa bien a Wanqi H. Ella misma recurri¨® al conocido cabeza de serpiente, como se conoce a los traficantes de personas en China. Viaj¨® con ocho personas m¨¢s y su madre pag¨® los 180.000 yuanes (23.000 euros). Parti¨® de Hong Kong, cree que recal¨® en Grecia y, una vez en Barcelona, el hombre le ofreci¨® trabajar para ¨¦l, captando a otras personas por 600 euros, o bien prostituy¨¦ndose, o bien en plantaciones de marihuana. Originaria de la regi¨®n de Fujian, asegur¨® que en su pueblo, ¡°todo el mundo sale ayudado por Wanqi H.¡±. Acudi¨® a la polic¨ªa en 2019 por primera vez, se le dio el estatus de testigo protegido, y al final acudi¨® en tres ocasiones para ir ampliando su testimonio, fundamental para desmontar el grupo criminal.
Poco despu¨¦s, compareci¨® ante los Mossos su hermano, pero con una condici¨®n diferente: la de v¨ªctima. El hombre explic¨® que tambi¨¦n contact¨® con Wanqi H. para salir de China. ¡°En mi pueblo, es el ¨²nico que puede traer a gente, es una mafia y tiene el monopolio¡±, declar¨®. Viaj¨® hasta Europa, conel ardid de un visado comercial de 10 d¨ªas, para asistir a una supuesta feria en Lituania, para la empresa Fuzhou Yangsan Food Co LTD. Ni la feria, ni la empresa exist¨ªan. Por su traslado, en el que coincidi¨® con ¡°10 o 13 personas m¨¢s¡±, contrajo una deuda de 85.000 yuanes (11.000 euros). Primero durmi¨® dos noches en Pek¨ªn, con escala intermedia, no supo decir d¨®nde porque no conoc¨ªa nada de Europa, hasta que lleg¨® al aeropuerto de El Prat, en Barcelona. All¨ª le recogi¨® Wanqi H., que asegur¨® que le retir¨® el pasaporte, el billete de avi¨®n, y le llev¨® directamente a una ¡°f¨¢brica de marihuana¡±. ¡°Pero yo no quer¨ªa¡±, insisti¨®, ni le informaron de que deber¨ªa trabajar de jardinero.
La condici¨®n de Wanqi H., antes de ver a su hermana en Barcelona, era emplearse primero en la plantaci¨®n de marihuana, a la que le condujo. La v¨ªctima permaneci¨® ¡°tres o cuatro horas ah¨ª¡±, quej¨¢ndose. Wanqi H. trat¨® de convencerle ofreci¨¦ndole 2.000 euros por el trabajo, pero ¨¦l sigui¨® neg¨¢ndose, mientras ve¨ªa a otras personas regar las plantas. Nadie le dirigi¨® una palabra en todo ese tiempo, hasta que finalmente Wanqi H. le sac¨® de all¨ª y pudo contactar con su hermana, que avis¨® a su vez a su mujer, que desde origen pag¨® la deuda contra¨ªda a la esposa de Wanqi H. en China. La v¨ªctima, sin embargo, no recuper¨® su pasaporte hasta mucho tiempo despu¨¦s, con varias p¨¢ginas arrancadas, completamente inservible, seg¨²n explic¨®. En su declaraci¨®n, insisti¨® en que nunca quiso saber nada de la marihuana, que en su pa¨ªs est¨¢ prohibida, con penas severas de prisi¨®n.
La sentencia recoge el testimonio de tres testigos protegidos m¨¢s, considerados v¨ªctimas por la Fiscal¨ªa, por las que nunca pudo ser condenado el sospechoso porque no se presentaron al proceso penal. La primera explic¨® en una breve declaraci¨®n ante los mossos, asistida por una ONG, que permaneci¨® ¡°m¨¢s de un a?o¡± sin salir de una nave industrial donde se fabricaba marihuana, en Abrera (Barcelona). El principio es casi siempre el mismo: su ¡°precaria situaci¨®n econ¨®mica¡± le llev¨® a contactar con personas que le ayudaron a entrar ilegalmente en Espa?a, y con los que contrajo una deuda de 14.000 euros. Aterriz¨® en Madrid, donde le quitaron toda la documentaci¨®n, y le dijeron que iba a trabajar en una plantaci¨®n de t¨¦. Pero en realidad acab¨® en una plantaci¨®n de marihuana, donde vivi¨® un a?o, ¡°regando las plantas, haciendo la comida, y recibiendo ¨²nicamente la visita de los miembros del entramado¡±. Sali¨® cuando los Mossos echaron la puerta debajo de la nave, en mayo de 2021.
Un relato similar a otra de las personas, que explic¨® que contrajo una deuda de 10.000 euros, despu¨¦s de contactar con un cabeza de serpiente para viajar a Espa?a. Le dieron un visado de turista, y se fue a Santa Coloma de Gramenet a pedir trabajo. Un hombre le ofreci¨® trabajar cuidando plantas, con alojamiento y comida incluida, por 2.500 euros al mes. Siempre le dieron a entender que eran plantaciones de t¨¦, hasta que se vio encerrado en una f¨¢brica de marihuana en Centelles. Permaneci¨® ¡°seis meses en condiciones insalubres y deficientes¡± hasta que apareci¨® la polic¨ªa. Pr¨¢cticamente calcado a lo que cont¨® un tercer jardinero, que pensaba que trabajar¨ªa a cambio de 50 euros al d¨ªa en un negocio legal, y se vio apresado en una plantaci¨®n indoor en Sant Andreu de la Barca.
La sentencia condena a Wanqi H. a ocho a?os de c¨¢rcel por el primero de los cuatro testimonios, el ¨²nico que declar¨® en el proceso judicial. Pero el subinspector de los Mossos, jefe de la unidad central de tr¨¢fico de seres humanos, Llu¨ªs Moreno, insiste que podr¨ªa haber sido 24 a?os m¨¢s de c¨¢rcel en total si el resto de jardineros hubiesen seguido en el proceso judicial. ¡°Quienes lo hacen son aut¨¦nticos h¨¦roes y hero¨ªnas empoderadas¡±, reflexiona, en general, sobre las v¨ªctimas de trata. Admite que son personas ¡°muy presionadas e intimidadas, en una comunidad cerrada¡±. La denuncia supone un riesgo para ellas, para sus familias en origen, donde no les pueden proteger, adem¨¢s de la muerte social, porque muchas veces sus propios compatriotas le dan la espalda. En este caso, celebra que al menos conste en la sentencia el testimonio de las tres posibles v¨ªctimas m¨¢s.
El l¨ªder de la organizaci¨®n, Wanqi H., ha sido condenado adem¨¢s por traficar con marihuana, por falsedad documental, por grupo criminal, por inmigraci¨®n clandestina y por defraudaci¨®n de fluido el¨¦ctrico en las cuatro naves industriales que desmantelaron los Mossos d¡¯Esquadra. Su investigaci¨®n constat¨® que el grupo enviaba la marihuana, por servicio de paqueter¨ªa, a Glasgow.
Wanqi H. est¨¢ en prisi¨®n, y su defensa ha recurrido la sentencia, que todav¨ªa no es firme. Los Mossos no tienen ni idea de d¨®nde pueden estar ahora las otras tres presuntas v¨ªctimas de la red. ¡°Desaparecieron¡±, explica el subinspector Moreno. Durante un tiempo, pusieron un aviso en los sistemas internos, por si alguien las localizaba en alguna otra plantaci¨®n. Pero hasta el momento, no han sabido nada de ellas. ¡°Si he de apostar, creo que est¨¢n en manos de otra organizaci¨®n, intentando pagar la deuda contra¨ªda¡±, lamenta el investigador.
Otra macroperaci¨®n contra la marihuana y con posibles v¨ªctimas de trata
Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional han llevado a cabo este miércoles una nueva macroperación contra el tráfico de marihuana. Unos 700 agentes han irrumpido en una treintena de casas y locales, la mayoría concentradas en una urbanización de Can Nicolau, cerca de Castellbisbal (Barcelona). El difícil acceso, por una única calle, y el control de la organización criminal de la urbanización, con cámaras y vigilancia, ha obligado a intervenir a los GEI, las unidades de élite. Se trata de un gran despliegue más en la lucha perenne contra el tráfico de marihuana, que preocupa seriamente a la policía, pero con una nueva derivada: la trata de personas con fines de explotación delictiva. La Policía Nacional investiga si en las plantaciones puede haber también personas que trabajan explotadas, que hayan sido trasladadas desde origen, mediante un engaño, sin saber qué iban a hacer en España ni en qué condiciones.