Una humillaci¨®n que nos alcanza
Lo que se escenific¨® en la bronca de Trump a Zelenski es una excusa para romper con Ucrania, dejarla en la estacada y culparla a ella de no querer la paz y negociarla directamente con Putin
Acabamos de asistir a un episodio inaudito, esperp¨¦ntico. Ocurri¨® muy lejos de aqu¨ª, en Washington, en la Casa Blanca, pero nos afecta de lleno. Y no para bien, porque es una avanzadilla del nuevo orden que pretende implantar Donald Trump a nivel planetario y nosotros, los europeos, estamos en su punto de mira. La reuni¨®n d...
Acabamos de asistir a un episodio inaudito, esperp¨¦ntico. Ocurri¨® muy lejos de aqu¨ª, en Washington, en la Casa Blanca, pero nos afecta de lleno. Y no para bien, porque es una avanzadilla del nuevo orden que pretende implantar Donald Trump a nivel planetario y nosotros, los europeos, estamos en su punto de mira. La reuni¨®n de Estado que deb¨ªa mantener con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se convirti¨® en una encerrona que va mucho m¨¢s all¨¢ de escenificar una bronca. Ya era an¨®malo que los dos mandatarios tuvieran una conversaci¨®n ante los periodistas antes de entrar en la reuni¨®n propiamente dicha. Eso es nuevo. Normalmente, en estas previas para la prensa gr¨¢fica, los dirigentes de las naciones se saludan, sonr¨ªen para los fot¨®grafos, y pasan a la reuni¨®n. Trump no. Forman parte del espect¨¢culo transmitido en directo en el que ha convertido su presidencia.
En este caso, como ya ocurri¨® con el presidente franc¨¦s y el primer ministro brit¨¢nico, sorprende la puesta en escena: sentados muy juntos, casi invadiendo el espacio vital del invitado, Trump se proyecta como un oso amenazador sobre su interlocutor. Con Emmanuel Macron ya tuvo momentos de tensi¨®n contenida, ambos se tocaron las rodillas en un gesto de impaciencia contenida, pero no fue a m¨¢s. Con Zelenski, en cambio, desde el primer momento fue la representaci¨®n de una reprimenda, tanto en el contenido, amenazador y despectivo, como en el tono de voz y el lenguaje corporal. Zelenski se encontr¨® acorralado, apenas le dejaron hablar. Fue una exhibici¨®n, ante todo el mundo, de una humillaci¨®n prepotente y soberbia. ?Con qu¨¦ prop¨®sito?
Me temo que el verdadero objetivo no era desacreditar, sojuzgar y amenazar a Zelenski, que tambi¨¦n. Lo demuestra que la reuni¨®n prevista no se celebr¨®, el tratado no se firm¨® y Trump le emplaz¨® a volver cuando ¡°est¨¦ preparado para aceptar la paz¡±, es decir, claudicar ante Mosc¨². Tenemos razones para pensar que el trato sobre minerales y tierras raras que exig¨ªa Trump era solo la m¨¢scara, por eso no quiere conceder la contrapartida de las garant¨ªas de seguridad. Lo que se escenific¨® en esa bronca es una excusa para romper con Ucrania, dejarla en la estacada y culparla a ella de no querer la paz y negociarla directamente con Putin. Trump sabe que sin la ayuda militar de EE UU y los sat¨¦lites de Elon Musk es muy dif¨ªcil que Ucrania pueda resistir, por mucho que Europa mantenga su voluntad de apoyo.
Trump ha hecho suya la estrategia de Putin: derribar a Zelenski, y forzar un acuerdo que permita a Rusia instaurar un nuevo r¨¦gimen af¨ªn al Kremlin. Y si no lo logra por este procedimiento, por la v¨ªa de la derrota militar. El verdadero plan es el acuerdo con Putin. La alianza de dos potencias expansionistas que practican la pol¨ªtica de la fuerza y los hechos consumados para dominar sus respectivas zonas de influencia. S¨®lo as¨ª se explica el trato que Trump dio ayer a Zelenski y el que le est¨¢ dispensando a la Uni¨®n Europea. La batalla es con Europa, por lo que significa de modelo ideol¨®gico y porque es la principal antagonista de las ansias imperiales de Washington y Mosc¨², y veremos si tambi¨¦n de Pek¨ªn. As¨ª que no era solo teatro lo que ayer vimos. Era la escenificaci¨®n de un cambio de rasante de la historia en la que, como europeos, tenemos mucho que perder.